viernes, 21 de diciembre de 2007

LA MANO IZQUIERDA DE DIOS (EDWARD DMYTRYK -1955)



Comulgo, nunca mejor dicho, con la idea de que existe el religioso como género propio y diferenciado del resto. Películas como Las sandalias del pescador, Los diez mandamientos ó La historia mas grande jamás contada se encuadrarían mejor en la categoría de films religiosos antes que en el género Drama (subgénero: Religión, eso si).

No obstante, discrepo en catalogar La mano izquierda de Dios como película religiosa. Es absolutamente cierto que el mensaje último y profundo de la cinta es aquella máxima de que Dios escribe derecho aun con los renglones torcidos. Pero este mensaje también puede asumirse desde conceptos no tanto religiosos como humanos. La generosidad y el amor al prójimo pueden ser entendidos desde planos religiosos pero también desde perspectivas mas terrenales. Para mi, La mano izquierda de Dios es una película de aventuras con mensaje, donde encontramos a un Bogart aparentemente distinto al que estamos acostumbrados a ver pero que, fijándose bien, mantiene su habitual equilibrio entre malicia y humanidad y donde echamos algo de menos esa sensualidad de Gene Tierney aunque disfrutemos de su belleza de siempre.

La película es una buena muestra de un cine que, independientemente de donde lo encuadremos, derrocha profesionalidad por los cuatros costados. E.G.Marshall y muy especialmente Agnes Moorehead contribuyen con su buen trabajo a que la película acabe dejando un sabor de boca muy gratificante.

LOS DALTON CONTRA LUCKY LUKE (PHILIPPE HAIM - 2003)




En algunas películas deberían figurar las mismas advertencias que en el tabaco: “ Ver esta película puede resultar nocivo para la salud”, fundamentalmente para la salud mental, ya bastante castigada la pobre por los acontecimientos cotidianos, por el día a día de perniciosos telediarios, por las ensaladas de tomate y salsa rosa, por los sobresaltados corazones, ¡Ay, corazón! Y por tanta epidemia de adictivos virus televisivos absolutamente agresivos para nuestra salud.

Porque, miren ustedes, a servidor le encantan las comedias y las películas de risa, especialmente ese tipo de humor surrealista a lo Hermanos Marx ó a los Monty Phyton. Encuentro entretenidos, sin mas pretensiones, a Mr. Bean ó a Benny Hill y me aparto todo lo posible del histrionismo de Jim Carrey. Unos mejoran sensiblemente mi salud y de los otros suelo vacunarme. Pero Los Dalton han venido y nadie sabe como ha sido y me ha pillado desabrigado sin una sola aspirina en casa. Y claro mi salud mental se ha resentido y aquí estoy contemplando las rayas de mi termómetro y confundiéndolas con trajes de presidio, e imaginando que la bolsa del agua caliente es el sombrerito mágico de marras.

Claro que, de mala que es, consigue lo que pretende, que nos riamos, no de la peli sino de las jilipolleces y perdónenme ustedes la expresión pero es que no encuentro otra que refleje de manera mas fidedigna lo que es la película. No es mala. No. Es peor. Y lo que la hace peor es el doblaje con referencias a Antes muerta que sencilla u otros “souvenirs” hispánicos.

Para aquellos, entre los que me cuento, que viajábamos a la par que disfrutábamos a lomos de las historias de comics como El Capitán Trueno, Tintin, Lucky Luke y otras magníficas aventuras, este tipo de lamentables películas suponen un alto riesgo para nuestra integridad como seres vivos que nos hemos ido formando entre hermosos sueños y realidades lacerantes. Para quienes amábamos y amamos los comics, bodrios como éste están absolutamente prohibidos.

¿Para que hablar de actores, de director, de música? Como se dice en la película: “Esto es un cagarro”.





CONSTANTINO EL GRANDE (LIONELLO DE FELICE) - 1960


A diferencia de Anibal, que me pareció una frivolité histórica con personajes que parecían sacados de El mago de Oz, Constantino el Grande, sin ser una película deslumbrante, representa con mucha dignidad ese cine de romanos un tanto perdido en las profundidades de nuestra memoria.

Probablemente la biografía del emperador Constantino no se ajustará plenamente a los hechos que Lionello de Felice nos narra pero no me cabe ninguna duda de que se han recogido los eventos fundamentales, en especial su singular relación con la comunidad cristiana. Asimismo, las intrigas romanas han sido perfectamente retratadas con manipulación de la voluntad senatorial incluida, y el retrato parece encajar con esa idea que todos tenemos de los letales juegos que provocaba la ambición en la culta Roma.

Podemos encuadrar la película dentro del género de aventuras pero también dentro del cine familiar, del religioso (con matices) y por supuestísimo en el de romanos. Y esa mezcla de géneros da como resultado una película entretenida aunque un tanto larga, y que ha conseguido encajar bastante bien el paso de los años.

Lionello de Felice no fue un director excesivamente prolífico y sus incursiones en el cine histórico fueron pocas. Su obra mas conocida es precisamente Constantino el Grande, también llamada Constantino y la Cruz ó Constantino, con este signo vencerás. Otras películas suyas son Il tri ladre con Totó ó Cento Anni d´amore con el mismísimo Vittorio de Sica. También participó en una especie de “remake” sobre Espartaco y su “vendetta”. En esta que nos ocupa su trabajo junto a un Cornel Wilde con mucho oficio es reseñable.

Resumiendo, que es gerundio, la película se ve con agrado y encontramos en ella precisamente lo que buscamos, entretenimiento y unas gotitas de cultura histórica que nunca vienen mal.







jueves, 20 de diciembre de 2007

EL TROTAMUNDOS (EDGAR G. ULMER - 1955)




Este blog de comentarios cinéfilos únicamente pretende ser lo que es, un cuaderno impresionista, donde apenas encontrarán anécdotas y detalles curiosos de las películas (aunque me guste navegar por la Web en su busca) y donde, sin necesidad de indagar demasiado, pueden encontrar ese rastro que el cine y los años vividos han ido dejando en mi, esas sensaciones, a veces inexplicables, que un film te deja y otro no, ese colorido impresionista que alegra ó entristece mis profundidades después de una proyección.

Y aunque es muy difícil sustraerse a los nombres (directores, actores, actrices, etc.), estos tampoco condicionan mis impresiones. Billie Wilder, por ejemplo, me parece un genio, pero tiene sus “ de arena” y lo mismo cabría decir de Lubitsch ó de Ford, y de todos. La impresión es como ese instante mágico que se produce ó no, que viene ó no, sin que nadie sepa como ha sido. Una imagen, una secuencia, una partitura musical, unos diálogos, el color del paisaje...”¿Chi lo sa?” consiguen que, al acabar de ver la obra en cuestión, tardemos
un segundo más en removernos del sillón ó de la butaca. Y no es cuestión de presupuesto. No. Es más aquello de la imaginación al poder, antes del 68 ó después, da lo mismo, porque se trata de una máxima intemporal.

El “number one “ de la serie B muy probablemente sea Edgar G. Ulmer y “Detour” su obra más conocida. Pero quiero comentar aquí “El trotamundos” y sobre todo declarar públicamente que después de verla, uno se cuestiona acerca de la íntima naturaleza del cine serie B. ¿Es sólo cuestión de dinero? ¿Es u
na forma distinta pero voluntaria de hacer cine? ¿Puede una película serie B encabezar la lista de mejores películas que en el mundo han sido?. No se confundan. No estoy diciendo que El Trotamundos esté en ese ranking. No. No llego a tanto. Ulmer en esto de la magia no es Merlin el encantador. Pero les digo algo. Es un film distinto. Mucho mejor que la media.

Se le puede encuadrar dentro del género western pero “con calzador” porque el film no tiene ninguna carga de la brigada ligera, ni el general Custer, ni pieles rojas, ni Billie el Niño ni Los Dalton ni nada de eso. Lo que tiene es una carga sicológica y por encima de todo un componente de humanidad, de deseos humanos lícitos e ilícitos, de monotonías y aventuras soñadas, de bondad y maldad entremezcladas, como sosegándose mutuamente, de ira y arrepentimiento y de bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia. Mexico como entorno me resulta totalmente apropiado y Arthur Kennedy como trotamundos, totalmente creíble y sobre todo ofreciendo una actuación digna de reconocimiento.

Pero, por encima de todo, me impactaron esas diferencias con lo convencional. Aquí los “teóricos” bandidos no mueren y ya está. Aq
uí son humanos, tienen miedo, inseguridades y por encima de todo, fe y esperanza. Esa esperanza que es el bien más preciado cuando no se posee nada. Su delito fue tomar aquello que se les prometió y nunca se les entregó. Para ellos es el reino de los cielos... Para nosotros la impresión de haber visto una excelente película.


viernes, 14 de diciembre de 2007

SAHARA (ZOLTAN KORDA - 1943 )



La importancia del cine como medio difusor de todo tipo de ideas es algo innegable. Probablemente la historia del siglo XX se hubiera escrito de forma muy distinta si los hermanos Lumière no hubiesen inventado el cinematógrafo. Esto es evidente en el caso de la mayor conflagración de la historia de la humanidad: La segunda guerra mundial, sobre cuya campaña africana trata este film de Zoltan Korda con un carácter propagandístico evidente dirigido por una parte a un público ávido de victorias aliadas y por otra a los espectadores de un país, Italia, cuya campaña de liberación se estaba ventilando por aquellas fechas.

El tratamiento dado al pueblo alemán, representado por sus soldados es totalmente distinto, al culpabilizarlo, entre muchas comillas, de comulgar con las ideas nacional-socialistas de Adolf Hitler. Al contrario de los italianos a los que un dictador como Mussolini ha colocado, a la fuerza, en el “mal camino” los alemanes son algo así como diablos con el entendimiento perdido y sin perdón posible. Y yo, haciendo lecturas como ésta me pregunto que hubiese sucedido, cinematográficamente hablando, si el resultado de la conflagración hubiese sido otro. ¿Cual hubiese sido la versión “oficial” de los acontecimientos?... Gracias a Dios esta pregunta nunca tendrá respuesta.

En el terreno puramente cinematográfico hay muchos elementos destacables y positivos en la obra de Korda. Por una parte, la fotografía, más que notable, en paisajes difíciles de filmar como los desérticos, por otra el guión que a pesar de su tono general propagandista y enaltecedor de todo lo aliado y degradador de lo nazi (fíjense sino en la ruindad de los alemanes en los “alto el fuego” solicitados con bandera blanca) contiene elementos absolutamente originales ó al menos todo lo original que pueda ser negociar en pleno desierto y en plena guerra, con ese líquido más valioso que el oro ó el dinero: el agua, y en tercer lugar, una más que interesante actuación de Humphrey Bogart, de las que encajan con la imagen de duro sensible y un poco a vueltas de todo que nos hemos ido forjando de él.

En resumen una película que hay que ver y sobre todo situar en su contexto histórico para darnos cuenta de la gran importancia que en el desarrollo de nuestra sociedad ha tenido y sigue teniendo el séptimo arte.



jueves, 6 de diciembre de 2007

SECRETO TRAS LA PUERTA (FRITZ LANG - 1948)


La perfección también tiene sus días aciagos. Esta afirmación queda demostrada con Secreto tras la puerta, película con más penas que glorias y que se salva de una hipotética quema por ser una obra de Fritz Lang y por una fotografía de Stanley Cortez francamente buena y apropiada al climax de suspense que transpira la obra.

Por lo que he leído en la crítica de Denis Schwartz que se recoge en Rotten Tomatoes, incluso al mismísimo Lang le pareció una película pobre. Y claro, no quiero llevarle la contraria, aunque considere que las pobrezas de Lang serían riquezas para cualquier otro. En cualquier caso, tiene su razón y la obra se queda como a medio camino de cualquier sitio.

A caballo entre el suspense y la psicología no alcanza ni de lejos a Rebeca de Hitchcock, evidente punto de referencia ni a otras obras del maestro como Sospecha ó La sombra de una duda. Incluso la incursión en el cine de traumas infantiles se salda con un aprobado por los pelos. ¿Habrá influencias de Recuerda en todo esto?. Sin duda la música ayuda y crea ambiente, como es obligado en este género. Todo lo contrario de los actores que, con la excepción de Joan Bennett, andan en una especie de indolencia acartonada y mediocre.


No creo que el tema diera para mucho más. Es un tipo de cine que, por original que sea, constituye una repetición de algo deja vu. Como digo, Lang le saca algo de partido pero ni Lang, que ha hecho muchos milagros, pudo hacer éste...




sábado, 1 de diciembre de 2007

LA NOCHE DEL CAZADOR (CHARLES LAUGHTON - 1955)






Hace algunos meses califiqué a Laughton como, posiblemente, el mejor actor del mundo.Y aunque el homo igual que la dona es movile por naturaleza, confieso que sigo manteniendo con firmeza mi pasada afirmación. 

Claro que, la cosa no se hace extensiva a otras facetas. Y después de ver, La noche del cazador, donde Laughton se atreve a ponerse detrás de las cámaras, debo decir que, posiblemente, no es el mejor director del mundo. No. Pero no quiero confundirles. La noche del cazador es una excelente película, con una dirección excelente, una fotografía magnífica, una buena banda sonora y una actuación de Robert Mitchum que es de lo mejor que he visto en mucho tiempo.
Y reconozco que Charles Laughton es un director distinto que crea una película distinta. Que trata de aportar elementos nuevos al cine americano. Buen ejemplo de ello es ese manifiesto barroquismo en cada secuencia del film. Incluso, esa expresividad que es tan difícil de encontrar desde que desapareció el cine mudo.

Pero está muy caro acceder al Parnaso de los dioses cinematográficos. Los Lang, Wilder, Lubitsch, etc. no se dejan arrebatar el trono tan fácilmente.

¿Qué hubiese sucedido si La noche del cazador hubiese recibido una valoración menos injusta de la que recibió? No se sabe ni se sabrá nunca. Tal vez Laughton se hubiese animado a continuar por el camino de ese otro cine, mágico, con aromas de cuento de hadas, con casitas de chocolate y brujas malas en forma de predicadores. Y de esta forma hubiese ascendido ese único peldaño que le faltaba para entrar en el Olimpo de los elegidos.

Ese aire demasiado naif y simplista resta algunas décimas a la película y cuando la competencia es tan feroz unas pocas décimas suponen mucho.