martes, 30 de septiembre de 2008

EL ABANICO DE LADY WINDERMERE (ERNST LUBITSCH - 1925)




Lubistch es un director cuya categoría cinematográfica está fuera de discusión, sin contar, evidentemente, con aquellos que se complacen en reventarlo todo, solo por el hecho de ser incapaces de comprender ni valorar nada. Digo esto por alguna crítica sin sentido leída en Filmaffinity acerca de su película El abanico de Lady Windermere.

Decir que Lubitsch, en su etapa USA, se vende a los americanos, quienes le dan la fórmula del éxito es manifestar la basta (a propósito con b) cultura de que se dispone. En todo caso la fórmula del éxito se debe a la obra literaria de un escrito irlandés universalmente conocido como fue Oscar Wilde, quien en esta comedia satirizaba la hipócrita moralidad de la sociedad victoriana.

O sea, que va a ser que no. Que los americanos no le vendieron nada a Lubitsch sino al contrario. Este les vendió la vasta (a propósito con v) cultura europea.

Con ello no estoy diciendo que sea la mejor obra de Lubitsch, ni que tenga su famoso toque. Nada de eso. Ahora bien, el director berlinés introduce esos elementos diferenciales y esas pinceladas de humor que poco a poco le van haciendo reconocible para los espectadores. Quienes hayan visto, Las hijas del cervecero (etapa alemana) y especialmente Los peligros del Flirt (etapa americana) comprenderán lo que quiero decir. La escena del hipódromo con sus “visones y cotorras” y sus anteojos está francamente bien conseguida. Lo mismo que los “engaños” en las que no se muestra a alguno de los engañadores. O la diferencia entre las delicadezas de una primera visita a la dama a a quien se desea cortejar y las posteriores visitas habituales.

Es Lubitsch. No hay duda...

¿Y el toque?: Se está gestando...


 

domingo, 28 de septiembre de 2008

LAS COLINAS TIENEN OJOS (ALEXANDRE AJA - 2006)


Este comentario no me he decidido a incorporarlo a Filmaffinity, uno de mis pluriempleos a beneficio de inventario, sencillamente porque la película ya tiene las suficientes críticas (145), unas a favor y otras en contra, y la mía poco podría aportar. No obstante, después de considerar mi votación entre 1 (Muy Mala) y 2 (Mala) - el 0 no es posible, supongo que por el mero hecho de haber dedicado un tiempo a filmar cosas así - opté por lo segundo, el 2, tras sopesar que los maquilladores se lo curraron bastante. Ahora bien, “esta tierra (mi blog) es mía” y aquí, con el debido respeto a quienes disientan de mis opiniones, digo lo que quiero, y menda “dixit” que esto es un desagradable carnaval de máscaras, tomate y criadillas, donde lo único relevante serán los beneficios de las carnicerías aledañas a los estudios y el número de botes de ketchup consumidos. Del resto cero ni siquiera patatero porque la carne se sirve sin guarnición.

Sé bien que hay enamorados del terror. Mi respeto para ellos. Pero ¿han sentido terror alguno? No creo. Como tampoco creo que esta pueda ser su película enseña. Como mucho, gustará a los gore lovers y a los amantes de las salvajadas. Vale, hasta ahí, plena coincidencia, pero como yo ando por otras colinas, con menos ojos y menos hamburguesas (evidente juego de palabras) pues con lo que estoy escribiendo pongo un disco de stop en mi mapa google de carreteras cinematográficas prohibidas. Y a quien le guste, pues muy bien y a quien no, también, que no me gusta discutir. ¿Pues no será por eso? Pues bueno, no será por eso.

No voy a hablar de actores ni de dirección. Solo quiero comentar que el tema de fondo de las pruebas nucleares y sus abominables consecuencias es algo tremendamente serio y con muchísimas posibilidades cinematográficas. Es más, estoy convencido que aberraciones humanas como las que se muestran en el film no son quiméricos inquilinos de nuestra mente. Pero, lo único que pido a quien recoja el testigo es un poco de seriedad. La justa y la necesaria.

Necesitaba apuntar estos viscerales comentarios en este igloo de mis recuerdos cinéfilos, para no olvidar, porque los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla. O dicho en hispano: No quieres caldo toma dos tazas...

Ante la alternativa, ya me tomé el caldo. Con mucha sustancia.



sábado, 27 de septiembre de 2008

LA CONQUISTA DEL OESTE (JOHN FORD, HENRY HATHAWAY, GEORGE MARSHALL - 1962)


La conquista del Oeste es una muy buena película. Vaya eso por delante. Lo de obras maestras se ha puesto cada vez más difícil entre otras cosas porque a medida que vamos viendo cine y más cine, nos hacemos superexigentes. Pero al Cesar lo que es del Cesar y How the West Was Won cumple con todas nuestras expectativas especialmente si se ve por primera vez hace ya algunos años y en aquel cinerama absolutamente espectacular. Luego me he enterado de sus muchísimas deficiencias, tantas que aparcaron el proyecto. Pero esa es otra historia. La que ahora nos ocupa es la historia del Oeste...

Porque de eso se trata. Del Wild West. Con sus tramperos, sus piratas de río (por cierto con un Lee Van Cleef previo a su etapa Leone aunque con un largo historial “delictivo”), su fiebre del oro, sus esperanzas, sus tahúres, sus indios, el Ponny Express, la guerra civil, el ferrocarril... Todos los elementos que han configurado todos y cada uno de los western que hemos visto, estructurados perfectamente en capítulos unidos a la perfección por los avatares de dos familias, los Prescott y los Rawlings, a su vez entrelazadas entre ellas.

¿Un plantel de actores excesivo? Como decimos por aquí, nunca por mucho trigo fue mal año (en España tenemos refranes para todo) Y encontrarse con todos ellos pues a mi me gustó. Algunos mejor que otros. Evidentemente. Solo voy a citar a una actriz olvidada en el reparto dado por Filmaffinity: la gran Thelma Ritter (¿O es que nadie se acuerda de su candidatura al Oscar a la mejor actriz secundaria por Manos Peligrosas de Samuel Fuller?).

¡Ah! Y la música de Alfred Newman toda una leyenda. Inolvidable. Western y BSO se identifican. Se hacen una sola cosa.






Tres directores de excepción y entre ellos el Ford más genuino. Ese que da importancia a la vida, a la familia y a los sentimientos en las condiciones más adversas, ya sea el trabajo en la mina, la supervivencia de la emigración o, como en este caso, en la guerra de americanos contra americanos. Un Ford que, como es habitual en él, ensalza en su medida justa (es decir las agiganta como se merecen) la figura abnegada de las madres y que no solo filma un concierto de balas sino también una sinfonía de sentimientos.


Acabo con la espectacularidad de una escena que me sobrecogió de joven, la de los búfalos en estampida. Vista en Cinerama me hizo sentir indefenso. Casi debajo de sus pezuñas. Hoy los años y las 625 líneas cambiaron el efecto. Pero aun así... ¡ Chapeau !


¿No es el mejor western de la historia?, ¡Que más da!






martes, 23 de septiembre de 2008

EL JUEZ DE LA HORCA (JOHN HUSTON - 1972)


La realidad superando a la ficción. La vida del Juez Roy Bean desbordando la imaginación de Huston. Por lo leído en Wikipedia, este Bean era todo un elemento, con su horca, sus pistolas, su libro de leyes, su saloon. Y me imagino a John Huston estudiando como enfocar la cuestión, si como un western al uso o como un cartoon tipo Warner. Al final se decantó, creo que con acierto, por una especie de semicomic con Correcaminos, predicadores y Osos Yoguis, con canciones de mermelada y te de sasafrás y con agujeros intercorporales en pleno Bob el Malo al que tuvo que disparar por la espalda porque no se dio la vuelta.

Es verdad que en las 2 horas de proyección hay momentos de todos. Desde instantes sublimes:

-” Aquí los linchamientos se producen al amparo de la ley”

- “ Un homicidio plenamente justificado” (tras abatir a tiros a un pistolero que tuvo la osadía de dispararle al poster de la señorita lili)

- “Esta ley queda abolida” (rompiendo la hoja del libro de leyes)


Hasta otros un tanto irregulares, especialmente la parte final con los intereses derivados del petróleo. Demasiado tiroteo, a mi parecer. Lo mejor de la película no está en las balas sinó en las palabras.

Los toques de melodrama son los justos y necesarios para no convertir la película en un vodevil sin sentido. Pero no desvirtúan su calificación como magnífica comedia, con un Paul Newman maestro de actores y una Victoria Principal en su primer papel por el que llegó a estar nominada para el Globo de Oro a la mejor actriz novel.

Del resto de presencias, la de Ava Gardner, breve pero con el estilo y belleza de quien tuvo retuvo.

Reconocimiento en forma de nominacion a los Oscars y Globos de Oro del 73 por sus apartados musicales, aunque la canción sea, a mi criterio, demasiado ñoña y mas apropiada para ser cantada a duo por el oso Yogui y Bubu...

Evidentemente, hay que concluir con esta frase:

¡Por Texas y la señorita Lili!...


lunes, 22 de septiembre de 2008

AL MARGEN DE LA VIDA (JULIEN DUVIVIER -1943)

No consigo adaptarme del todo a las películas-sketchs. Su oferta suele ser, o bien variaciones sobre un mismo tema, en el mejor de los casos, o reuniones cinematográficas de un grupo de directores para hacer “un trabajito” común, aportando lo que cada uno tiene, de su padre y de su madre.

Los sketchs se asocian con brevedad. Y la brevedad suele dejar demasiados cabos sueltos. Por otra parte, en las diferentes historias también suele haber diferentes calidades, por lo que el conjunto del film acaba perjudicado. Pero Flesh and Fantasy de Duvivier, sin derrochar perfección se salva de esta quema especialmente por dos razones: Por el tema argumental y por sus actores.

El tema argumental, las predicciones y el lenguaje de los sueños, no puede, porque no las tiene, dar respuesta a las preguntas planteadas, de ahí que necesariamente habrán cabos sueltos que los espectadores deberán llenar, cada cual según su condición y forma de pensar. Por otra parte, no es fácil de encontrar un conjunto de actores tan completo en una misma película, en papeles de primer orden y haciéndolo especialmente bien, todos ellos, desde Edward G. Robinson hasta Charles Boyer, pasando por figuras de la talla de nuestra Barbara Stanwyck o mi admiradísimo Thomas Mitchell.

El primero de los sketchs es, con diferencia, el más endeble, con un aire Cenicienta y zapatitos de cristal que sabe demasiado a cuento de hadas y que nos pone en guardia respecto al resto de historias por venir. Pero no, el segundo sketch, quiromancia incluida, consigue crear un clima de suspense y misterio que engancha al espectador y no lo suelta hasta su instante definitivo e impredecible. Probablemente no sea ajeno a tanta calidad la novela base de Oscar Wilde.

El tercer sketch, innecesariamente enlazado con el anterior plantea el fatalismo, o no, de los sueños premonitorios. Las respuestas no son tan sencillas y Duvivier no cierra el tema. Deja la respuesta en el viento. Lo que no está en el viento, todo lo contrario, es la buena interpretación de Charles Boyer a quien nunca consigo encajar en papeles de cartujo como en El jardín de Alá (junto a Marlene Dietrich), pero que está perfectamente reconocible en papeles tipo “bon vivant”. A Barbara Stanwyck le he dado ya tantos laureles que empiezo a repetirme. La brevedad del papel quizás no la permite lucirse como acostumbra, pero aún así lo hace bien.

Por último, me detengo en la fotografía de una pareja de lujo, especialmente Stanley Cortez quien fue el artífice de aquella genialidad foto cinematográfica que fue La noche del cazador de Charles Laughton


 

sábado, 20 de septiembre de 2008

HUIDA HACIA EL SOL (ROY BOULTING - 1956)


Basada en “The most dangerous game”, novela de Richard Connell (periodista y escritor de relatos cortos, autor también del guión , Oscar incluido, de “Meet John Doe” - Juan Nadie- de Frank Capra), la película no hace honor a una obra de suspense que ya había sido objeto de otras versiones como por ejemplo El Malvado Zaroff.

Floja y, sobre todo, irregular, no cae absolutamente en la mediocridad por la profesionalidad de Richard Widmark y por esas gotas de calidad cinematográfica que deja Trevor Howard. Del resto poco hay que decir. Si lo olvidan pronto tampoco pasa nada. Esto no es El fugitivo ni La caza de Saura. Estos son dos seres extraordinarios, incansables y fuera de lo normal siendo perseguidos sin éxito por toda una jauría de perros salvajes y dos ex nazis jugando al escondite. Ciertamente al escondite inglés.

Lo de inglés quiero resaltarlo por su director, del que he leido cosas interesantes respecto a sus trabajos con su hermano gemelo John. Evidentemente no me estoy refiriendo a esta pelicula pero si a trabajos como Ultimatum, Oscar a la mejor historia del 52 u otros films con Peter Sellers como por ejemplo “I,m all right, Jack”, año 1959, con esa vena satírica inglesa tan atractiva especialmente despues de conocer los trabajos Monty Python.


Probablemente la cosa esté complicada pero trataré de encontrar alguna empresa conjunta de los Boulting en esta línea. No hay mal que por bien no venga...



viernes, 19 de septiembre de 2008

TARZAN DE LOS MONOS (W.S.VAN DYKE - 1932)



Joseph Losey ponía en boca de Topol (Galileo Galilei): “pobre del país que necesita héroes”. En el contexto oscurantista en el que se integra la frase, puede entenderse y apoyarse esa afirmación. Pero en tiempos de crisis la sociedad necesita esperanzas que le ayuden a seguir manteniendo el tipo. Y tras la depresión bursátil del 29 había que aferrarse a algo. Y el cine colaboró con su oferta de sueños (Kapra) y de héroes (Tarzán). El público sabía bien que la ficción nunca recompondría la realidad, pero necesitaba de los héroes para seguir sobreviviendo.

Por ello la película de van Dyke no es fiel al desarrollo de la novela de Burroughs. No pretende para nada explicar los orígenes de Piel Blanca “Tarzán” ni su adopción por los gorilas ni su señorío sobre los animales de la selva. No parte de cero. Parte del héroe necesitado. El que siempre acude cuando se le necesita. El héroe salvando a los elefantes. El héroe salvando la expedición de los grotescos pigmeos.

Es absolutamente cierto que la película tiene más fallos que una escopeta de feria. Pero respetemos que estamos en 1932 y sobre todo no veamos únicamente lo negativo. Seamos positivos. Valoremos la exhibición física de un gran atleta como Weismuller. Disfrutemos de la belleza y también de una cierta sensualidad, para la época, de Maureen O,Sullivan, actriz un tanto floja pero Jane por excelencia del mundo Lumière. Valoremos el trabajo de un actor como Aubrey Smith. Y sobre todo reconozcamos que aunque la escopeta tenga fallos, hubo que hacer una escopeta, con sus pantallas superpuestas, sus documentales tipo National Geographic, sus hombres-mono, sus trapecios disimulados y para ser totalmente justos, los elefantes eran elefantes de verdad. Eso sí con trasplante orejudo. Pero hasta eso tiene su mérito...


jueves, 18 de septiembre de 2008

ENCRUCIJADA DE ODIOS (EDWARD DMYTRYK - 1947)


Curioso año el 47 cinematográficamente hablando. Una de las películas más premiadas (Oscar a la mejor película, al mejor director y a la mejor actriz de reparto) fue La Barrera invisible de Elia Kazan con premio para Celeste Holm, cuyo tema de fondo era el antisemitismo. Bien, su principal rival (optó al Oscar en las mismas categorías y además en guión adaptado y al mejor actor de reparto, Robert Ryan) fue precisamente Encrucijada de Odios con idéntica temática del antisemitismo.

Aunque hay que decir que en la novela original no se plantea un tema racista sino de condiciones sexuales pues el asesinado es homosexual. Complicado lo tenía Dmytryk con estos “planteamientos” para eludir la caza de brujas macartiana (permítanme la palabrita). Como así fue.

Hechos estos prolegómenos, diré que Crossfire es una película excelente. Que los tres Roberts andan muy finos en sus interpretaciones, Mitchum con su imagen característica de estar un tanto de vuelta de todo, Young como policía cuya responsabilidad vence a su cansancio y Ryan en otro de sus papeles a los que nos tiene acostumbradísimos, de complejidades sicológicas y alteraciones mentales.

Y si a todo ello le sumamos, por una parte a una Gloria Grahame que es un gusto verla (nominada al Oscar) y por otra un combinado de música y fotografía absolutamente magníficas y muy apropiadas a este género de cine negro, pues lo que tenemos es un trabajo interesante y ciertamente convincente.








HASTA EL FIN DEL TIEMPO (EDWARD DMYTRYK - 1946)


Desde el momento en el que establecemos un atisbo de similitud entre Hasta el fin del tiempo y Los mejores años de nuestra vida, ambas del 1946 y de idéntica temática, tendemos a colocar el film de Dmytryk un escalón por debajo, y es que siempre se ha dicho que las comparaciones son odiosas y además no imparten justicia. Y mucho menos cuando un director como Dmytryk es de los salpicados por el aquelarre McCarthy.

Pero ¿porqué culpabilizamos también a la película de los presuntísimos pecados de su progenitor?. ¿En que le afectan las desviaciones heréticas de su realizador? ¿Acaso en una agrupación ultraderechista de veteranos de guerra que, dicho sea de paso, es un pegote en el contexto de la obra?. “Ni católicos, ni judíos ni negros” llegan a decir. ¿Pero en qué país vivimos? En la USA post world war evidentemente...

El retorno de los militares de los tres ejércitos no fue una circunstancia más. Tres años y medio es mucho tiempo cuando la vida ha seguido su curso “normal” sin ti. Y volver a subirse al tren es muy trabajoso para los que vuelven con sus facultades íntegras y prácticamente imposible para quienes enterraron sus órganos en el Wounded Knee europeo. Eso sin hablar de los traumas psíquicos que dejan huellas tan indelebles como las manos sobre el boulevard hollywoodiense, ni de los Dean “rebeldes sin causa” a los que no les sobran los motivos sino mas bien les faltan.

Este es el trasfondo gris que Dmytryk retrata. Sobre él, tanto el amor pasional como el paternal dejan un brevísimo destello de color. El resto, un cóctel de oscuridad eso sí, con su buen chorro de esperanza. La del soldado caminando con sus piernas artificiales y sus muletas.

En cuanto a las interpretaciones me quedo con los ojos de Dorothy y el estilo Mitchum. Cumple con profesionalidad Bill Williams en su papel del discapacitado Perry. Y en cuanto a Guy Madison, ni fu ni fa. Será que la sombra de James Dean es demasiado alargada...


 

martes, 16 de septiembre de 2008

LA DIOSA DE LA SELVA (RAOUL WALSH - 1937)


Leo en Cinema de Perra Gorda un comentario sobre esta película que suscribo en sus líneas fundamentales. Por ejemplo, lo de "divertimento pasablemente simpático". Es decir, la película "tiene un pase" como se suele decir y además resulta simpática. O sea, no te ríes a carcajada batiente pero sonríes, lo cual para los tiempos que corren y "¡las cosas que hemos visto, eh, sir John...!" pues ya es mucho.

Claro que no es un producto genuino de la que en otros comentarios califiqué como "factoría Walsh", es decir gente corriente con ambiciones corrientes y con la música de fondo de la mascletá fallera. Aquí los personajes son tan inverosímiles que sería una ofensa al espectador recordarle que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. La mujer pájaro, el bwana millonario, el jefe de prensa (¿Donde está la prensa?). Hasta el león Rodolfo de Mari Carmen transitando apaciblemente por el salón de la mansión señorial.

También comulgo con la idea de que de las películas de Astaire-Rogers ha quedado únicamente el recuerdo de sus excelentes números musicales y canciones como Cheek to Cheek, mientras que en La diosa de la selva se está buscando el equilibrio entre la comedia de enredo y el musical canoro al servicio de Lily Pons, soprano francesa nacionalizada estadounidense ensalzada por la crítica a raíz de su aparición en 1931 en Lucía de Lammermoor.

En los años 40 llegó a ser considerada la mejor cantante del mundo y Marlene Dietrich afirmó que había sido junto a la propia Marlene la única artista en los frentes de la Segunda Guerra Mundial.

A E.E.Horton lo tengo por un excelente cómico, un tanto histriónico eso si. Probablemente Lubitsch equilibró lo hierático con lo histriónico obteniendo de él sus mejores interpretaciones. En La Diosa de la Selva está un tanto salido de madre. Hay que reconocerlo.






lunes, 15 de septiembre de 2008

JUNTOS HASTA LA MUERTE (RAOUL WALSH - 1949)



Sin anticipar desenlaces parece existir un cierto “toque Walsh” evidente tanto en Juntos hasta la muerte (por cierto, otro de esos “afortunados” títulos castellanos impuestos por las preclaras e insignes mentes de la época) y Al rojo vivo. Tan solo hay que cambiar el poblado indio de la luna por la cima del mundo. El resto, festival de pólvora, es idéntico. Ambos films del mismo año, el 39 y con una Virginia Mayo pluriempleada y en franco progreso artístico. Todo lo contrario de un Joel McCrea del que he visto cosas mejores, especialmente en su etapa Tourneur.


Pero no hay que confundirse, la película está bien pero, eso sí, tiene el lastre de ser un duplicado de otro trabajo del mismo Raoul Walsh. Me estoy refiriendo a El último refugio (High Sierra), año 1941, con un Bogart que sin ser el Bogart genuino que todos conocemos brinda una interpretación excelente al lado de una gran Ida Lupino. Pusieron el listón muy alto y eso lo acusa Colorado Territory, pero aún así Walsh le saca provecho.

Y es que Raoul Walsh es un cineasta de primer orden que no se limita a poner la cámara entre sus ojos y los actores. Va mas allá. Filma interiores, sentimientos, relaciones humanas, amores y traiciones, lealtades y egoísmos. Por ello los teóricos bandidos lo son menos y encajan como stars que se ofertan a un público un tanto harto de malos malos y buenos impolutos y al que le apetecen héroes de carne y hueso, con una mediocridad capaz de equivocarse y rectificar, de enamorarse de quien no deben y corregirlo.

Esta es la lectura con la que me quedo. La del excelente producto de la factoría Walsh, con su amplísimo catálogo de sentimientos, con especial dedicación al amor, la ambición y la superación. Una factoría a la que podría llamarse “La cima del mundo”, por ejemplo.



 

sábado, 13 de septiembre de 2008

LA PRINCESA PROMETIDA (ROB REINER - 1987)


No es una película apta para todos los públicos sino tan sólo para aquellos que tengan intacta su capacidad de soñar. Abstenerse incrédulos y quienes presuman de estar de vuelta de todo. Altamente recomendada para niños, abuelos y Peterpanes de vocación.

Porque La Princesa prometida es como un Viaje con nosotros pero sin animadores gesticulantes, donde nos sonríen los gigantes y las brujas, los resucitadores y, malévolamente, los asesinos de los seis dedos. Donde un español de nombre Íñigo Montoya repite incesantemente su estribillo. Donde el incandescente pirata Robert transmite sus poderes de gener
ación en generación. Donde los bosques se visten de fuego y trampas de arena. Donde el amor verdadero se baña en las notas sublimes de una BSO genial de un Mark Knopfler que hace de su guitarra lámpara mágica de sus deseos.

¿Dónde está la realidad? se preguntarán. En ninguna parte. ¿Para que la queremos? ¿No nos basta soñar? Solo son 98 minutos. Ya tendremos tiempo después para dispararle al pianista de la realidad cotidiana. Escuchemos al abuelo. Silencio, se sueña...




DODGE, CIUDAD SIN LEY (MICHAEL CURTIZ - 1939)


Uno se pregunta ¿qué pasó en el 39? Me explicaré. Se dice que hasta entonces el western era un género en decadencia. Y en el 39 tenemos: La diligencia de John Ford, Dodge City de Curtiz y Arizona de George Marshall.

¿Fue año de nieves? Porque no me negarán que estas películas revitalizaron un género dormido. Y lo hicieron desde distintos enfoques. Ford, con su cámara de retratar caracteres humanos, Curtiz cargando las tintas en la acción y en la ley de la bala y por último Marshall abanderado del western antiviolencia. Sin duda la línea que prosperó más fue la del western de los revólveres de inagotable munición con malos muy m
alos y buenos encantadores, porque el público y el box-office mandan y dictan veredicto final.

En esta línea de argumentación les diré que aunque me encanta el western “vital” de Tourneur, donde lo importante no son las balas sino sus consecuencias, los muertos, los vivos y en general, las personas, no dejo de reconocer el atractivo del western tópico de hombres duros en plan “muerde la bala” o “tu perdonas, yo no”, y si encima nos encontramos con la típica y más maravillosa pelea de “saloon” que en el “wild west” ha habido, ejemplo y modelo para la posteridad, pues la cosa deja muy buenas vibraciones.


Curtiz es un buen director que hace las cosas bien y el tandem que formó con Errol Flynn, garantía de buen cine y éxito de taquilla. Taquilla a la que no es ajena la parejita habitual Flynn - de Havilland con sus habituales dosis de odio-amor o viceversa (recordemos El capitán Blood). Respe
cto a Flynn y sin ser santo de mi devoción, (me encajaría mas en La verbena de la paloma, a lo Pichi madrileño), le reconozco su profesionalidad y buen hacer, aunque donde se ponga el fugitivo de Port Royal que se quite el pacificador de Dodge City.

La presencia de Bruce Cabot y especialmente de Alan Hale, a quien he visto recientemente en Stella Dallas y Estrellas en mi corona, todo un lujo y, hablando de lujos, la música de Max Steiner y la buena fotografía de Sol Polito.

En definitiva, una película que supuso un punto de inflexión en el género del western y que resulta de visión obligada para los amantes del cine.




jueves, 11 de septiembre de 2008

STELLA DALLAS (KING VIDOR - 1937)


Stella Dallas quizás no sea una gran película pero sí un excelente personaje de esos con los que sueñan las grandes actrices. La variedad de matices que ofrece hace que sólo esté al alcance de las más grandes. Y aquella Bárbara Stanwyck de los años 30, era una actriz en formación pero que ya había dejado excelentes muestras de su talento. Recordemos, sin ir más lejos, La mujer milagro y La amargura del general Yen, ambas de Capra.

Bárbara coge el papel y, para mi, lo borda. Lo hace suyo. Bárbara y Stella se confunden. ¿Quién es quién? Esa es la grandeza de la interpretación. Luego está la película en si. Un tanto ñoña y si me apuran cursi, especialmente en el personaje de Laurel, o, si lo prefieren, demasiado efectista buscando reacciones lacrimógenas por parte del espectador antes que reflejar situaciones verosímiles.Pero esto es cine, y el cine tiene sus artimañas y sus trucos y sus reglas de juego. En el cine de siempre, igual que ahora ocurre en la guerra de las televisiones, se buscaban audiencias, cuantas más mejor. Y el estudio psicológico del espectador aconsejaba regalarle situaciones de melodrama puro y duro. De los de rompe y rasga. De los que hacen inevitable una lágrima cayendo sobre las arenas tapizadas de las butacas.

Pero el personaje de Stella Dallas, con su colección de estrambóticos sombreros, pieles de zorro baratas y vestidos cuajaditos de volantes, es algo especial. Duro de pelar. Sólo para actrices privilegiadas como ella.


Momentos cumbres de la película hay muchos y en todos ellos está Bárbara Stella. En algunos, como en las literas del tren, está con su hija Laurel (Anne Shirley) y en otros, como la noche de Navidad está sola con
ella misma eligiendo y retocando su vestido en una especie de postrero canto del cisne ante un amor que se escapa irremediablemente. Y por descontado, en el momento cumbre de su vida está sola y apoyada sobre la frialdad de una verja.




miércoles, 10 de septiembre de 2008

GALILEO (JOSEPH LOSEY - 1974)

La película intenta ser un homenaje a un científico tan magistral como poco reconocido. Pero no un homenaje donde todo son flores y parabienes, sino uno donde también afloren la crítica y las dudas. La propia crítica y las propias dudas que Galileo Galilei se hace a si mismo respecto a su incapacidad para haber aprovechado un momento único en el que había conseguido movilizar la voluntad del pueblo. De ese pueblo que se debatía entre la fe ( y con ella el dominio de la Iglesia) y la evidencia.


Aquel “ y sin embargo se mueve” se me antoja tan explícito como insuficiente. Y por ello, me cuestiono que hubiese sucedido si el pueblo hubiese encontrado su mártir. Creo que ese es el gran acierto de Losey, que acabemos formulándonos esta pregunta. El resto son, magníficos complementos. Las actuaciones de Topol, Gielgud y Fox, francamente buenas. La ambientación y el vestuario absolutamente creíbles y logradas. Y supongo que las canciones del tiempo serían tan ilustrativas de la historia como armoniosas. Lo digo porque en la versión vista por mi no se subtitularon.


Me encantaron las luces y las sombras al más puro estilo expresionista alemán e incluso recordando los trabajos de Eisenstein y también los diálogos agudos e ingeniosos.


Siempre hay un pero, y es este: Está claro que Losey intentó deliberadamente que la película conservase un cierto aspecto teatral procedente de la etapa de representaciones anterior, tal vez para enfatizar determinados aspectos trágicos de la historia. Es una opción. Pero cuesta un tanto de asimilar.


Resumiendo, una obra magnífica, ciertamente poco popular como el propio personaje pero que inquieta.


¿Qué podría haber pasado? ¿Hubiese el papa publicado una encíclica aboliendo el cielo?


VIENTO SALVAJE (GEORGE CUKOR - 1957)


Una de las mejores actrices de todos los tiempos ha sido Anna Magnani. Lo digo sin el menor asomo de duda después de haberla visto actuar en Roma, ciudad abierta, Bellíssima, Mamma Roma y La rosa tatuada. He vuelto a verla en Viento Salvaje de Cukor y confirmo que es de lo mejor nunca visto en cine aunque su papel como Gioia no esté al mismo nivel que sus anteriores interpretaciones.

Y Anna lo borda, es cierto, y por ello la nominaron al Oscar a la mejor actriz, pero el papel es de un nivel inferior a otros que interpretó anteriormente. Tiene garra pero no tanta. Derrocha sensualidad, pero no tanta. En definitiva es como la cerveza, pero en light. Un papel a la alturas de sus dotes interpretativas la hubiese encumbrado sin duda de nuevo a lo más alto, pero Gioia es, por ejemplo, mucho más contenida que Serafina delle Rose y claro, cuando el guión constriñe Magna Magnani no luce igual.

Un especialista como Cukor no le sacó todo lo que ella lleva dentro, quizás el personaje no lo necesitaba. Y en cuanto a Antonny Quinn más de lo mismo, tiene mas fuerza de la ofrecida pero aún así lo hace bien y gracias a ello, consiguió la nominación a mejor actor.

¿Franciosa?: Pues, un poco como es él. Discretito y regulín.

Lo mejor y un auténtico lujazo la música de Tiomkin especialmente la canción Wild is in the wind que abre la película, bien interpretada por Johnny Mathis.






sábado, 6 de septiembre de 2008

YO ANDUVE CON UN ZOMBIE (JACQUES TOURNEUR-1943)




 En ese personal club de los poetas muertos donde viven eternamente mis poetas cinematográficos preferidos he decidido incluir por mayoría cualificada a Jacques Tourneur. Hay que renovarse si no quiere uno quedarse obsoleto además de aburrido y dado que desde que asigné a Frank Capra un sillón en la RADM (Real Academia de (mis) Directores Míticos), allí junto a los Wilder, Hitchcock, Ford, Lubitsch y Lang,la cosa estaba un poco mustia, hemos decidido por junta general de "Me and Me company" que ya va siendo hora de tener 7 magníficos. Y Tourneur es un excelente candidato.

Lo digo después de haber visto películas como Una pistola al amanecer, Estrellas en mi corona, Wichita, Berlín Express, Tierra generosa, La mujer pantera (pendiente de comentarla) y recientemente Yo anduve con un zombie.
Excelentes películas en número suficiente como para evitar cualquier error en la nominación de un director anticonvencionalismos, realizador de westerns nada ortodoxos y que insufló un aire de verosimilitud al género fantástico-terrorífico donde los zombies se alejan de los esquemas vistos en La noche de los muertos vivientes de George A. Romero, película de culto donde las haya, que, en ningún caso estoy valorando ni mucho menos infravalorando.Sim
plemente digo que los zombies antillanos de Tourneur dejan un aire de duda. De positivismo. ¿Existe el voodoo? El serio, no el otro. Hasta llegamos a cuestionarnos la magia negra con sus muñecos y sus alfileres y todo eso.

Es cierto que a este tipo de películas de terror el tiempo no suele tratarlas demasiado bien. Es probable que en algún momento y ante alguna situación nos sonriamos, pero, cualquier otro film menos cuidado que éste provocaría carcajadas batientes. Aquí, Tourneur consigue crear un clima de tensión contenida que, en su tiempo y en la oscuridad de las salas de proyección, produciría algún que otro susto. Hoy, no tanto, pero le reconocemos su mérito por esas retorcidas escaleras, por esos tambores sobrecogedores, por esos ojos perdidos en oscuros vacíos del negro zombie Carrefour, por esa muñeca arrastrada por un cordel ensartador de voluntades...


En definitiva, Tourneur, con una fotografía en B/W tan rica en matices claroscuros como,en tonalidades impresionistas cuando filma en color, es un cineasta rompedor que sigue caminos poco transitados por otros directores. Prueba de ello son sus westerns originales y su terror distinto y diferente que asusta por momentos pero inquieta siempre.

Como apunte final y curiosidad a la vez, me hago eco de lo que apuntan algunos expertos y es la extrañeza ante el hecho del tratamiento permisivo de las conductas críticas, con sus canciones satíricas, de los hombres de color hacia el hombre blanco, máxime en films de los años 40 que además representan una época no precisamente dorada para los negros. Otro elemento diferencial en un Tourneur original y distinto.



viernes, 5 de septiembre de 2008

EL JARDIN DE LA ALEGRÍA (NIGEL COLE - 2000)



Excelente humor británico, rompiendo los esquemas del llamado humor inglés, irónico, punzante y poco divertido si no se está en la onda adecuada, cosa que nos sucede con frecuencia al resto de los mortales. Pero esta película es de una comicidad clara y diáfana que, partiendo de una situación evidentemente trágica como es la muerte - la película se inicia con un funeral - va tomando los derroteros mas inverosímiles, para sorpresa de unos espectadores, nosotros, que, a medida que nos vamos dando cuenta de lo que va el negocio, aplaudimos la iniciativa y nos solidarizamos con la digamos “viuda alegre”, dicho lo de alegre por las fumatas poco papales necesarias para el control de calidad de la mercancía.

Vamos, que la pelicula, no es para desternillarse pero tiene momentos de un humor sublime y eso sí, siempre absolutamente inteligible. A lo cual debemos sumar una fotografía magistral de paisajes magistrales así como una banda sonora que acompaña como anillo al dedo un argumento bastante original y muy bien desarrollado.



No obstante, hay que decir toda la verdad y nada más que la verdad. Y a fuer de ser sinceros, la película decae en su tramo final, donde comulgan situaciones hilarantes con otras previsibles y ramplonas. Lo de los granujas de medio pelo me parece por debajo del nivel ofrecido. La historieta del libro y los “shows” televisivos también se me figuraron como de relleno. Ahora bien la fumata colectiva de amas de casa y fuerzas de seguridad con los “escudos” bajados pone una hilarante guinda al pastel de una buena película. Y todo ello, con lo difícil que resulta hacer reír al personal...

EL TROMPETISTA (MICHAEL CURTIZ - 1950)




Para quienes nos encanta aquel Jazz de los pioneros, en aquellos viejos tugurios de New Orleans, “El trompetista” es un magnífico exponente de este género musical representativo por excelencia del alma negra (expresión tan gráfica como desafortunada, lo reconozco). Y lo más curioso es que recoge aspectos biográficos de un músico de raza blanca: Bix Beiderbecke, uno de esos genios “malditos” al que destrozó la bebida.

Para más curiosidades, la impagable presencia de Hoagy Carmichael, actor (recordemos su presencia en Tierra generosa de Jacques Tourneur), músico y compositor además de amigo personal de Beiderbecke, para quien compuso temas como “Riverboat Shuffle”. Hoagy lleva el hilo conductor de la película desde su posición de amigo y camarada de sesiones jazzísticas.

Y por si todo ello no fuese suficiente, la presencia de un actor y dos actrices de primerísima línea
como Kirk Douglas, Lauren Bacall y Doris Day. Esta última cantando por ella misma temas como With a song in my heart. Si le añaden un director de los buenos como Michael Curtiz de quien se han dicho y repetido tantas cosas, pues tendrán al joven con la trompeta bajo el brazo, película digna e interesante que, sin llegar a la categoría de obra maestra, se ve bien y en la que podemos apreciar la profesionalidad de sus actores, especialmente Douglas, quien se preparó a conciencia para este papel, aunque en cuanto a la música fuese doblado por un profesional de la trompeta como Harry James.

Y en la misma coctelera, un evidente chorrito de lesbianismo tan “inapropiado” para los guardianes de la decencia de aquellos tiempos que incluso limitó la explotación comercial. Hoy, superados suficientemente este tipo de cosas la película queda como una obra mas que notable, especialmente si, como es mi caso, se es aficionado al jazz de los Ellington, Armstromg, Gillespie ó Coleman Hawkins y a la que tal vez le falte algo más de osadía en su tramo final.


La bebida como remedio a las penas. ¿Pero cuales eran las penas? ¿La búsqueda de una nota inexistente ó los ojos de una mujer fatal?. La respuesta no está en el viento. La tienen delante de ustedes.







jueves, 4 de septiembre de 2008

LA BODA DEL MONZÓN (MIRA NAIR - 2001)


No acostumbro a adentrarme mucho en el siglo XXI, en cuanto a trabajos cinematográficos se refiere. Probablemente sea porque, salvo honrosísimas excepciones, mis escasas incursiones se han saldado con derrotas y eso enfría los ánimos.


Tomemos por ejemplo La boda del Monzón. Inicialmente atractiva. Filmografía india. León de Oro en Venecia año 2001. Nominación a los Globos de Oro como mejor película extranjera...


Uno se sienta en su butaca, pensando en encontrar algo original y distinto, una pequeña joya de un cine exótico con su buen chorrito de esas filosofías orientales de la vida que tan extrañas nos parecen a los occidentales y tanta falta nos hacen. ¿Y que se encuentra? Pues algo así como Hawai Bombay con 9 partes de insulseces occidentales (Hawai) y 1 de principios transcendentales: culto a los antepasados, integridades personales, respeto y entrega a la familia (Bombay).


Está muy bien eso de romper esquemas de que la India solo es miseria, hambre y pobreza. Está muy bien eso de mostrarnos sociedades occidentalizadas bailando rítmicamente canciones hindúes del verano (por cierto, de lo mejor del film). Todo eso está muy bien. Pero resulta que, eso, o algo muy parecido lo encontramos todos los días en pelis del montón de factorías Hollywood (con H) donde chico guapo busca chica guapa preferiblemente con pocas luces y eso no es lo que esperaba encontrar aquí en una película tan laureada.

Tal vez el problema esté en mi mismo porque los árboles de mis ideas preconcebidas no me dejan ver el bosque de una buena realización. Tal vez. Pero de una cosa ando seguro, el cine oriental nos ha dejado y nos seguirá dejando momentos mucho más sublimes que este.






EN LAS RAYAS DE LA MANO (MITCHELL LEISEN - 1947)


En Recuerdo de una noche descubrí la filmografía de Mitchell Leisen, director más que interesante aunque un tanto olvidado. Me propuse darle un repaso a su filmografía y acabo de hacerlo con “En las rayas de la mano” (Golden Earrings), película del 47 con Marlene Dietrich y Ray Milland, dos actores “Wilder” (por decirlo de algún modo), recordemos Días sin huella ó Berlín Occidente, pero sin apenas “química” entre ellos.

Las relaciones Leisen - Billy Wilder pasaron por más fases de desencuentros que de encuentros, especialmente por el tratamiento dado por Leisen a los guiones de Wilder, quien, del mismo que Preston Sturges, llegó a dirigir sus propios guiones porque no le complacía el enfoque de Leisen. Evidentemente, todos los aficionados al cine nos congratulamos de la decisión de Billy Wilder de coger la batuta directiva, pero tampoco hay que cargar las tintas sobre Leisen, a quien considero un tanto injustamente tratado.


En las rayas de la mano no es su mejor trabajo. Eso está claro. El flashback resta suspense a una historia muy predecible y un tanto descafeinada que va languideciendo por momentos sin que ni siquiera Marlene Dietrich en su papel de zíngara consiga avivar. Una cierta tensión en el punto culminante de la misión y poco más. ¿Culpa de Leisen? No lo creo. Aquel Recuerdo de una noche me dejó muy buenos recuerdos. Seguiremos informando...



miércoles, 3 de septiembre de 2008

ESCANDALOS ROMANOS (FRANK TUTTLE -1933)



El título original “Roman Scandals” otorga cierta ambigüedad a una película absolutamente blanca sobre ciertas similutudes (corrupción, sobornos y otras veleidades) entre la Roma histórica y una Roma norteamericana donde la generosidad de sus prohombres esconde intenciones poco confesables.

Película del 33 con un “figurita” de aquellos años como era Eddie Cantor, cómico y, fiel a su apellido, cantante, quien había atravesado muchas vicisitudes en su carrera, desde el éxito en los espectáculos de Zigfield hasta su ruina en la crisis del 29, de la que resurgió gracias a su talento, a su libro Caught Short, todo
un éxito de ventas y a distintos trabajos de la mano de un productor como Goldwing en los inicios de los 30. Conocido es también el tema de “Merry Melodies” de la Warner, en cuya composición participó.


Pero han pasado muchos años y este tipo de películas “para después de una crisis” suelen envejecer bastante mal. Aun así, hay que reconocer que las coreografías musicales están muy logradas, en aquel estilo Melodias de Broadway que cosechó tantos exitos y que aun se ve con reconocimiento al trabajo bien hecho. La presencia de Gloria Stuart, actriz cuya fama se acrecentó en épocas recientes a raíz de Titanic, es un atractivo interesante. Pero el conjunto tiene un aspecto algo ramplón y de risita fácil que, sin duda, era lo pretendido para que la sociedad americana se “olvidase” un tanto de cracks bursátiles y cuentas de pérdidas sin ganancias para seguir aquel lema intemporal de “sonría por favor”.

Sigue la misma dirección que muchas películas de Capra de aquellos tiempos, pero claro está, a años-luz en lo que a calidad se refiere.



EL TORMENTO Y EL EXTASIS (CAROL REED - 1965)



 
En la memoria colectiva Charlton Heston siempre será Ben-Hur, pero reconozco que el personaje de Miguel Ángel Buonarroti le va como anillo a un dedo insuflador de vida de un Dios bondadoso a un Adán agradecido.

En cualquier caso las similitudes entre Ben-Hur y el pintor renacentista permiten que se mantenga esa imagen de Heston a la que nos
hemos ido acostumbrando, la de su fortaleza anímica e integridad personal por encima de todo y ello en un personaje de carácter difícil y temperamental que, en defensa de sus propios principios artísticos y vitales llega a enfrentarse al Papado representado por un belicoso Julio II ( Rex Harrison) implicado más en los asuntos terrenales que en los celestes. Sin embargo fue el propio Julio II quien “ordenó” ( quiero recalcar la palabra y no relativizarla) a Miguel Ángel la pintura del techo de la Capilla Sixtina en un alarde de magnificencia para la eternidad.

Y aquella orden Papal desató, cual abierta caja de Pand
ora, todos los conflictos. Tanto los personales de ambas celebridades como los interpersonales. Buena muestra de ello, la frase sonsonete repetida una y otra vez:

- ¿cuándo vais a acabar? (Julio II)
- Cuando termine (Miguel Ángel)


Pero, recordando frases típicas y tópicas, aquello fue el inicio
de una gran amistad, de una relación de amor y desamor, de encuentros y desencuentros, muy bien llevados a la pantalla por estos dos grandísimos actores, de la mano de un buen director como Carol Reed. La mención papal de Rafael de Sanzio como acicate obliga a levantarse del lecho a un pintor abatido y la exigencia del pintor a Su Santidad de que termine su obra, prácticamente resucita al Papa de entre los muertos.

Momentos excelentes de una película excelente, cuya fidelidad histórica tal vez no sea plena (casi nunca lo es en las películas históricas
) pero que recoge magistralmente la creación de una de las mayores y mejores obras de arte que hombre alguno realizase.

Y no quiero finalizar mi comentario sin hacer mención d
e algunos de los aspectos técnicos del film. La excelente música de Alex North, los maravillosos planos fotográficos de un cielo inspirador de La creación del hombre, los vestuarios y la ambientación plenamente ajustadas al tiempo y al lugar. Aun no conseguidos, las nominaciones a los premios de la Academia significan un buen reconocimiento al trabajo en estos apartados.

Y un apunte más: Uno se pregunta ¿cómo pudo recrearse La Capilla Sixtina y la propia evolución de las pinturas?. Pues, reconstruyéndola completamente a escala en los estudios Dino de Laurentis en Roma, utilizando 16 técnicos que compusieron las pinturas con los mismos colores que tenían hace cuatrocientos años. ¡Toma ya! ¡Ahí queda, eso!



martes, 2 de septiembre de 2008

DAMA POR UN DÍA (FRANK CAPRA - 1933)



Las matemáticas y el cine no se llevan bien. Especialmente en aquello de que el orden de los factores no altera el producto. Porque miren ustedes, no se obtiene el mismo resultado viendo primero Dama por un día y después Un gángster para un milagro, ambas de Frank Capra, que hacerlo a la inversa. Y a mi manera de ver las cosas, la perjudicada es Dama por un día, porque aún partiendo de la identidad de historias, el color, los actores y los veintiocho años entre una y otra decantan el resultado a favor de Glenn Ford y Bette Davis.


Y ello me deja un regusto amargo porque la versión 1933 es una señora película nominada para la estatuilla a la mejor película, la cual fue para Cabalgata de Frank Lloyd, quien, a su vez, recogió el premio al mejor director. La anécdota de aquella noche fue que el presentador dijo: “Ven a buscarlo, Frank” sin darse cuenta que había dos Frank nominados. Capra se levantó equivocadamente pero tuvo que retirarse al darse cuenta que el premio no era para él.

Y por si todo ello no fuese bastante, dos nominaciones más: Mejor actriz y Mejor guión adaptado, perdidos frente a Katharine Hepburn (Morning Glory) y Victor Heerman y Sarah Y. Mason, por Las cuatro hermanitas, sobre una novela de Louisa May Alcott.

Poderes incontestables los de éste espléndido trabajo donde el especialista en cuentos cinematográficos nos regala otro de sus sueños maravillosos.