miércoles, 29 de enero de 2014

SOL ROJO (TERENCE YOUNG - 1971 )


El spaguetti western existió más allá de Sergio Leone y como en toda viña del Señor que se precie, encontramos de todo, desde bodrios infumables solo aptos para devotos devoradores del género hasta obras de una aceptable calidad. Claro que, el concepto “aceptable” depende y mucho de la generosidad de los espectadores. Tal es el caso de Red Sun (Solo rojo) film rodado en tierras andaluzas (Granada, Almería) que cuenta con un interesante grupo de actores (Charles Bronson, Alain Delon, Ursula Andrews, Capucine y el emblema del cine del gran Akira Kurosawa: Tosiro Mifune) y cuyo planteamiento resulta a priori lo suficientemente original para captar nuestra atención.

El asalto al tren donde viaja el embajador del Japón con su escolta en visita oficial a los Estados Unidos y portando una valiosísima espada como ofrenda a su presidente es el desencadenante de una historia de caza y captura donde dos ex magníficos (Bronson y Mifune) aúnan un tanto por conveniencia sus fuerzas para encontrar al Zurdo (Delon) quien además de la katana ha traicionado a su socio llevándose todo el botín de oro que el ferrocarril transportaba.

Aunque debo confesarles una cierta animadversión por Bronson que responde más a motivos viscerales que a otra cosa, donde tal vez tenga algo que ver sus excesivamente repetitivos personajes en la línea “Yo soy la justicia”, debo ser justo o al menos hacer un intento serio y reconocer que en este trabajo responde a lo que se exige de él. Sin embargo en mi valoración de Mifune me influyen negativamente esos aires occidentalizados, no se si exigidos por el guión, pero que distorsionan su imagen de samurai por excelencia de nuestras entretelas cinematográficas, y no solo lo digo por sus habilidades para la lucha sino por los demostrados modos filosóficos de entender la existencia. Ursula Andrews, Capucine y el mismo Delón, se mueven dignamente en un segundo plano, con la notoriedad justa y los deshabillés necesarios exigidos por el guión. Mención especial para nuestra Mónica Randall quien no desentona al lado de la ex chica Bond.

Y es que Terence Young director de algún que otro film primerizo de la saga Bond, echó mano de su agenda a la hora de confeccionar el casting. Young no es un gran director pero aúna películas interesantes con fiascos notables. Últimamente he tenido ocasión de ver tanto Mayerling como El aventurero con la participación de Anthony Quinn y el resultado me ha parecido un tanto gris y desalentador. Siendo mejor el sabor de boca dejado por Red Sun tampoco es como para tirar cohetes.

El tiempo además de oro es un bien escaso y si encuentra una opción mejor en que gastarlo, cómprela...

Puntuación: 6,00


viernes, 24 de enero de 2014

WITCHFINDER GENERAL (MICHAEL REEVES - 1968 )





Francamente la presencia de Vincent Price siempre garantiza un trabajo profesional capaz de justificar por si solo la visión de cualquier film en el que intervenga. Witchfinder General no es ninguna excepción al respecto. Podremos poner reparos en cuanto a la calidad de la película o cuestionarnos si la medieval caza de brujas otorgaba patentes de corso con licencia para llevar a la hoguera a cualquiera que se cruzase en el camino de inquisidores sin escrúpulos capaces de enarbolar de manera sacrílega un crucifijo, pero respetaremos cuando menos, y ya son muchas las ocasiones en que así lo he hecho, el trabajo de Price.

Estamos ante un film duro. Quizás el paso del tiempo y visto lo que hemos visto ¡eh sir John! Nos hayan curtido las sensibilidades y nos impacten menos estas cosas, pero fue una película cercenada en muchos países en los que se distribuyó. La versión que acabo de ver, se presume completa aunque las escenas mas fuertes sufren un deterioro en su calidad en la medida que han debido rescatarse quien sabe de donde. No podemos hablar de violencia gratuita. Las iniquidades de los representantes de la Inquisición son de tal calado que justifican nuestro impenitente desagrado en los momentos de mayores arrebatos.

Sin apenas pretenderlo les he resumido el film en su línea básica, el exterminio de personas non gratas de forma impune, con el apoyo temeroso de los poderes públicos, leáse alcaldes, comendadores, etc y bajo el presunto auspicio de los poderes religiosos. Basada en hechos reales, nos presenta a Matthew Hopkins (Price) quien amasó una fortuna con el negocio de la quema de brujas durante la Guerra Civil inglesa aproximadamente allá por 1640. Pienso que Reeves, un director al que se le auguraba un espléndido futuro, de no haber sido por su muerte prematura a los 24 años, justo acabada esta película, quiso dar a toda su escasa producción de films de terror un toque diferente al estilo Hammer. Parece haber cargado las tintas un tanto exageradamente en la violencia asi como en la impunidad conque parece desenvolverse el tal Matthew. Claro que las exageraciones son un medio de impactar al espectador y hacerlo mas consciente de una realidad por mucho que esta pertenezca al pasado.

La temprana muerte de Michael Reeves por un excesivo consumo de barbitúricos, probablemente accidental, lo elevó, a pesar de lo corto de su carrera, al estadio de los mitos y en esa medida, sus películas, especialmente esta, entraron en el terreno de las cult movies. Sin embargo no deberíamos dejarnos llevar por los hechos externos y valorar el film por si mismo, por lo que ofrece y su promesa implícita de trabajos futuros. De este modo encontraremos en Reeves un innovador, una sabia nueva para el cine británico que desgraciadamente dejó de fluir demasiado pronto y una película interesante con una duración equilibrada que cuenta lo que quiere contar, de forma dura y diferente.

El trabajo de Price magnífico, ello a pesar de las malas relaciones con el director al que le impusieron al veterano actor no obstante su declarada preferencia por Donald Pleasance.



Puntuación: 7,00

sábado, 18 de enero de 2014

EROICA ( ANDRZEJ MUNK - 1958)


Una película localista como esta parece demandar un público ad-hoc, versado o cuando menos conocedor de los acontecimientos que sirven de fondo a la historia que se relata. Siendo cierto, quiero pensar que no es condición imprescindible y que una cultura elemental junto a un espíritu observador y abierto, suplen en cierta manera las inevitables carencias. Es el caso de este film de Munk que, sirviéndose de retazos de la historia de Polonia durante la invasión nazi y de una posición del ejército húngaro un tanto ambigua (vista con ojos profanos) compone un retablo con dos aleluyas (y al parecer una tercera que no llegó a incorporarse al producto acabado), unidas por el paisaje común de una segunda guerra mundial con el nazismo en vías de derrota y hundimiento.

En la primera historia un miembro del Partido de Liberación de Polonia, poco deseoso de un servicio militar para su país, regresa a su hogar para encontrarse con su esposa entreteniendo sus soledades con un oficial húngaro quien propone a nuestro “héroe” la entrega de armas a la resistencia polaca. Dzidzius Gorkiewicz inicia así un viaje de ida y vuelta a Varsovia para contactar con las autoridades militares y decidir sobre la oferta armamentística. El entrecomillado no tiene más propósito que constatar la relativa facilidad con que son otorgados los títulos, incluso a borrachines, mujeriegos, vividores y en general seres bon vivant a los que el azar, el destino o lo que sea, han colocado en situaciones de las que no se sale o, si acaso acaban bien, confieren dignidades heróicas.

Esta primera parte de la película es como una sonata de primavera. Por todas partes, rezuma, como el néctar de las abejas, un humor al que hay que darle la calificación de negro, en tanto la situación bélica persiste, por mucho que las huestes de Hitler andaran tocadas que no hundidas. Trata de mostrarnos una cierta naturalidad en el comportamiento de las personas, una cierta normalización de los tics habituales, y lo hace provocando una sonrisa, leve eso sí, pero sonrisa al fin y a la postre, como cuando nuestro héroe es obligado a acarrear las inservibles pertenencias de una anciana a la que acabará comprando su carga por dinero.

La segunda parte supone un cambio de estación, no tanto climatológica sino anímica. El campo de concentración se apodera del paisaje dibujando la sonata de un otoño sombrío. En el barracón de los oficiales polacos se espera cansinamente el final del conflicto sintiendo el orgullo de que uno de sus camaradas, el teniente Zawistowski ha sido el único oficial que ha conseguido escapar. La realidad es bien distinta. Zawistowski buscado por la Gestapo se esconde entre las conducciones de la buhardilla misma del barracón comunitario. Ninguna sonrisa se asoma a nuestros labios de espectadores desconocedores de la realidad de un microcosmos polaco que nos resulta muy lejano. En su lugar sentimos la fuerza con que una mentira enardece los ánimos de unos hombres que hacen de su ausente compañero un auténtico héroe. Y ahora no lo entrecomillo…

Película para la reflexión. Probablemente, sus conclusiones y las mías no sean plenamente coincidentes. Da igual. Aquellos directores que dejan a los espectadores la tarea de contar verdades saben que son autores de infinitas películas. Yo soy una de ellas y mi valoración, mi verdad, es positiva.

Puntuación: 7,5 (Para mí: Mejor la segunda parte que la primera )


domingo, 12 de enero de 2014

A MITAD DE CAMINO (DANIEL BIRT - 1949)


Film con fundamentos, a lo Arguiñano, pero quizás sin el tiempo de cocción necesario o sin la favorecedora ramita de perejil. Buenos ingredientes y una receta digna de los mejores chef (si lo desean, léase Hitchcock) pero que acaba sirviéndose al espectador algo crudo. La imaginación, por lo que a su final se refiere, no se ha elevado al poder precisamente, y el producto concluido deja ese sabor anodino de un si pero no o viceversa que no invita a transmitir nuestras felicitaciones al cocinero (léase Daniel Birt).

Resulta ciertamente curioso que esa cadena capaz de detener un tren en estado de emergencia esté al alcance de cualquiera, vista la facilidad de acusar al osado viajero que la utilice, de asesinato por descarrilamiento. Pero esto es cine y algunas flaquezas del guión se perdonan en orden al conjunto de la historia, así que no insistiré más en esta cuestión, a pesar de que su importancia en el conjunto del film es tan evidente que incluso motiva el propio título: The interrupted journey.

Por resumirles la historia, les diré que esta se centra en el viaje de dos amantes en fuga de sus respectivos conyuges. Recién iniciado el trayecto en tren, a John North (Richard Todd), el fugado marido infiel, le empiezan a acosar tanto los remordimientos maritales como un tipo con gabardina que parece seguirles, así que aprovechando que su amante y esposa infiel Susan Wilding (Christine Norden) se ha quedado dormida, tira de la cadenita siniestra y abandona el tren de noche, entre la humareda del ferrocarril, a dos minutos justos de su propio hogar donde le espera su abnegada esposa Carol (Valerie Hobson). Como les anticipé el tren descarrila y la policía busca al responsable de la catástrofe. La presencia de un investigador de la compañía ferroviaria actúa como catalizador y propicia la unión del matrimonio North, tras conocer Carol la verdad.

No me aventuro a contarles nada más. Y reconociendo que la película tiene su interés tampoco quiero que se creen más esperanzas de la cuenta. La correcta actuación de Richard Todd, al que recordamos en Pánico en la Escena junto a Marlene Dietrich, en un personaje hecho a medida, atormentado e inseguro o la presencia de una Valerie Hobson, quien como mujer del ministro inglés Profumo viviría estoicamente un caso público de infidelidad matrimonial con consecuencias políticas, son elementos favorecedores de esta producción inglesa de un desconocido Daniel Birt quien a pesar de considerarse un hombre de cine, no se prodigó excesivamente en labores de dirección.

Una sugerencia: Habría que catalogar a todos esos inspectores y policías, made in Britain, de irónica y amenazadora sonrisa, ceja levantada, pipa al uso y que parecen estar siempre pidiendo perdón a lo Colombo. Aquí tenemos a uno de ellos, el investigador Mr. Clayton (Tom Walls).

Una curiosidad; La presencia de Roger Moore en un segundo plano en el bar de la estación en plan “no puedo quitar mis ojos de ti”.



Puntuación: 6,35



The interrupted journey.
El viaje interrumpido.
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