miércoles, 24 de julio de 2013

APACHE (ROBERT ALDRICH - 1954)



                                                    
 
 
 
 
 
 
 
        Robert Aldrich (Doce del Patíbulo, ¿Que fue de Baby Jane?) dirige este film, uno de sus primeros trabajos, con la misma mano que luego sería reconocida como maestra. En «Apache» nos encontramos con un Aldrich que hace creible la historia que nos está contando, que hace de Massai el apache, un ser humano unido al destino del guerrero. Un Aldrich que nunca estuvo conforme con supeditar el destino de Massai a los intereses de los productores, circunstancia con la que tuvo que claudicar.

Massai (Lancaster) es un guerrero apache contrario a la sumisión de Gerónimo y su pueblo. Un espíritu rebelde que se niega a cambiar sus tierras por las de la reserva. Inicialmente capturado, aprovecha una distracción de sus guardianes para escapar a través de la ventanilla del ferrocarril convirtiéndose así en la presa codiciada del oficial de caballería Sieber (John McIntire) para quien Massai es el último exponente de la guerra con los pieles rojas.

En esa rebeldía de Massai encontramos el fin último de esta historia, el conflicto del guerrero incapaz de adaptarse a las nuevas formas que exige un destino inevitable. La vida familiar y una economía agrícola basada en el cultivo del maiz no parecen representar futuro alguno para un indio luchador, por mucho que el final seleccionado de entre los dos rodados pronostique una especie de pipa de la paz fumada frente a la chimenea, con las babuchas puestas y un pequeño Massai mecido en su cuna. Ciertamente, un desenlace cuya coherencia habría que buscarla más en el terreno de los finales felices antes que en el campo de la psicología del comportamiento. Cosas de las taquillas.

Buena la caracterización de Burt Lancaster para un personaje que parece hecho a medida. Así sus habilidades circenses son aprovechadas en sus «tournés» montañeras, unas veces en busca de caza, otras huyendo de sus perseguidores. Ciertamente el color de sus ojos no se encuentra entre los rasgos antropológicos comunes de los apaches, pero nos sentimos inclinados a pasar por alto este detalle. Sin embargo, la gran actriz que es Jean Peters (La mujer pirata) no consigue superar la prueba de su transmutación en una india nativa. Y lo digo, reconociendo que interpreta bien su papel pero físicamente no resulta demasiado creíble.

En resumen, un trabajo interesante, algo descafeinado por oscuros intereses que acabaron dándole a la historia un extraño giro que difería sustancialmente de la idea primigenia del director, pero que, aun así resulta meritorio y debe verse.

Puntuación:7,00