Tovarich es una película que, nos
sitúa frente a la revolución rusa, desde el punto de vista de una aristocrática
pareja exiliada en París. Los casi 500.000 exiliados que se refugiaron en
Francia huyendo de la revolución bolchevique, seguro que no serían todos
aristocráticos. También habría campesinos, cosacos adeptos al régimen zarista y
otros colectivos no tan favorecidos. Pero las vicisitudes para sobrevivir de
una aristocrática pareja de rusos “blancos” no debe confundirnos e imaginar que
las cosas fueron distintas. Esto es una película de entretenimiento y no más.
Para quien busque crudezas históricas le recomiendo “El Don apacible” una
epopeya histórico-literaria inmensa en todos los sentidos convertida en una
excelente película de Sergei Gerasimov.
Los actores y el director tienen
en común su procedencia europea, Litvak, ruso, quien recientemente había
emigrado a los EEUU, y por otra parte tanto Claudette Colbert como Charles
Boyer, franceses de nacimiento. Así mismo, resulta curioso un film sobre
emigrantes rusos en París, con diálogos en inglés y subtítulos (si es el caso)
en español. Esto es cine, y las cosas son así. Nada que decir en cuanto a la
elección de Claudette, aunque se rifaron otros nombres como Miriam Hopkins, Kay
Francis o la mismísima Bette Davis, pero uno de esos intercambios entre
“majors” posibilitó la presencia de una actriz en el cenit de su carrera
después de haber protagonizado films tan importantes como Cleopatra de Cecil B.
de Mille y sobre todo Sucedió una noche de Frank Capra. Por su parte, Charles
Boyer era todo un actor de garantías que venía de realizar junto a Marlene
Dietrich, “El jardín de Alá”. La química entre los dos es uno de los puntos
fuertes del film y contribuyó a su éxito.
Por último, mencionar o, si lo
prefieren, recordar como en aquellos años las productoras trataban de jugar
sobre seguro haciéndose con los derechos de musicales de éxito en Broadway para
sus películas. El Olimpo del espectáculo no estaba tanto en Hollywood como en
Broadway. En este caso no solo hubo musicales previos sino que incluso por los
años 60 hubo otra incursión, no tan exitosa, en el mundo del musical con la
participación de Vivien Leigh. Esto nos da una idea del tirón de esta historia
donde la aristocracia zarista acaba en el servicio doméstico de la clase
capitalista y financiera parisina.
En resumen, película de
entretenimiento, que cumple lo que promete. Bien interpretada por los actores
mencionados y también por un Basil Rathbone, pre Holmes, cuya imagen nos cuadra
con la de un comisario bolchevique. Consigue sonrisas, lo cual, en el cine de nuestro salón es mucho, tiene un toque a My Man Godfried (Al servicio de las damas) de
Gregory La Cava y en conjunto no defrauda.
Puntuación: 7,95