viernes, 27 de junio de 2008

BRIGADA 21 (WILLIAM WYLER - 1951)


Breve sinopsis
Historias delictivas menores que se dan cita en la comisaría del distrito 21 neoyorkino,en un día "cualquiera" alrededor de una historia principal con personajes sicológicamente complejos y torturados por un pasado dificil de olvidar.


El cine y el teatro tienen en común esa capacidad para comunicar ideas, emociones y sentimientos varios, pero difieren en los medios y, por lo general, las superposiciones de ambos géneros artísticos suelen dar malos resultados. En el supuesto que nos ocupa la cosa acaba bastante bien gracias a una historia central que mantiene intrigado al espectador por encima de historias secundarias de relleno que cual “Canción triste de Hill Street” son un pequeño y “light” exponente del día a día de una comisaría neoyorkina.


Hay que reconocerle sus méritos a este trabajo de Wyler pero no nos dejemos deslumbrar excesivamente. El trabajo de los actores es bueno pero Kirk Douglas le tiene tomada tanto la medida a este tipo de personajes psicológicamente complejos que acaba resultando repetitivo y con regusto a tragedia griega. Puestos a elegir, me quedo con la actuación de Eleanor Parker en su rol de esposa de detective. Francamente bueno. Y también con William Bendix, uno de esos grandes que dejan su impronta allá donde trabajan.


Pero miren ustedes, con todos mis respetos, eso de concederle a Lee Grant el premio a la mejor actriz del 1952 en el festival de Cannes, dice muy poco a favor del jurado y del propio festival. Porque todo el trabajo del personaje de Miss Grant se reduce a observar en primerísima fila lo que sucede en la comisaría y poner las expresiones faciales adecuadas. Vale, es un papel y muy digno, ¡ pero de eso a mejor actriz de Cannes! Para eso que nos den el premio a todos los espectadores que desde las butacas de nuestra home seguimos las peripecias sicológico policíacas. Seguro que nuestro grado de atención también se lo merece...


Bromas aparte, la película tiene sus méritos y hay que reconocérselos. Pero no la magnifiquemos en exceso. La mezcla de un guión teatralmente interesante, el histrionismo, la tragedia griega y el “cámara - acción” puede resultar un tanto claustrofóbica e indigesta. Menos mal que la historia es buena y tiene fuerza, que si no...




lunes, 23 de junio de 2008

CAMPANADAS A MEDIANOCHE (ORSON WELLES - 1966)


Campanadas a medianoche es una película difícil de comentar. Es de Welles y eso supone siempre "algo distinto" que podrá convencernos en mayor o menor medida pero que, con toda seguridad, "romperá esquemas". Esos son los poderes de Orson Welles. Por encima incluso de su buen trabajo como actor está la lucha contra la monotonía, lo convencional y lo preestablecido. "Welles is diferent" podemos afirmar, y eso se nota. Se nota en los contenidos, en las formas, en los diálogos, en el montaje, en los movimientos y enclaves de cámara y hasta en los blancos más limpios y en los negros más siniestros. Si las películas oliesen, olería a Welles.

Y Campanadas a medianoche tiene su inequívoco aroma. Esas tomas desde planos insospechados en la posada de costureras modositas. Esa batalla medieval tan exactamente igual a tantas y tantas batallas edad-media y a la vez tan singularmente cruel. Espejo donde se mirarán otros cineastas. Recordemos a Bravehearth. Ese desfilar de lanzas sacado de las insignes pinacotecas patrias. Los gozos de la miseria y las sombras de una realeza que añora entre versos shakaspearianos el tranquilo descanso del grumete en la tormenta. Los gozos y las sombras en el fondo de todo, en el rey que rabió y en el rey que finalmente acaba rabiando y pasando página de amistades peligrosas. La ingratitud y la caja de pino. A eso se reduce todo. Pero desde la primera narración en off hasta la postrera, "hemos visto tantas cosas, eh, sir John"....

Vimos interpretaciones de quitarse el sombrero, el almohadón ó la cacerola. Por cierto, genial interpretación bufa de su majestad por parte del propio Welles como Falstaff. Ahí están John Gielgud, Margareth Ruterford y Jeanne Moreau, lujazo donde los haya. Pero también encontramos a Keith Baxter como el principe de Gales ó Alan Webb como Shallow, cuasi desconocidos pero magistrales. Vimos localizaciones capaces de remontarnos en el aire de los siglos y de los paises: Ávila, Chinchón, Cardona... Y sobre todo oímos Maese Shallow las campanadas de un cine que despierta nuestra cultura ancestral europea, la cultura de Shakespeare atravesando océanos y fronteras para retornar en la mirada de un norteamericano universal por los cuatro costados. ¿Natural de Wisconsin?: Pura anécdota.

"Si, sir John, las oímos, las oímos..."



jueves, 19 de junio de 2008

EL FANTASMA DE CANTERVILLE (JULES DASSIN - 1944)




 

El fantasma de Simón de Canterville no descansará en paz hasta que un miembro de la familia realice un acto de valentía, lo cual se antoja complicado...

Entre comedia terrorífica y terror cómico me quedo con lo de película familiar de domingo por la tarde, con lady marisolera a la inglesa y Laughton incluido, lo cual ya garantiza cuando menos el aprobado en la nota final. Porque de terror, rien de rien, y de comedia... pongamos algunas sonrisas. Que no se preocupe nadie, el riesgo de descoyuntamiento máxilo-facial por desternillamiento es claramente inexistente. Pero, por favor, no me interpreten mal...

La película de Jules Dassin cumple con lo que pretende, es decir, entretiene a un público harto de complicaciones y falto de cosas sencillas. No pidamos al film aquello que no tiene, suspense, intriga, seriedad, terror, etc., ni siquiera la más leve inquietud, porque nunca nos lo dará. Pero si le pedimos una excelente interpretación de Charles Laughton, la tendremos. Si queremos niñas-lady-prodigio, las encontraremos. Y si nos place la presencia de Una O,connor pues nuestra felicidad será practicamente completa.


¿Que más dará que el fantasma sea ridículo? ¿Que más dará que los soldados prefieran las individuales notas de un boogie boogie, excepcional por cierto, a bailar pegados con la sección femenina británica? ¿O que la peligrosísima bomba parezca de material super resistente, antichoques y casi sumergible?. La cosa entretiene. Y hasta el fantasma, ectoplasma incluido, nos resulta entrañable. ¿Verdad? Pues tómenlo así. Casi siempre la felicidad está en saber valorar las cosas, especialmente las insignificantes y pequeñas. Mírenlo por ese lado...








lunes, 16 de junio de 2008

LA LEY DE LA HOSPITALIDAD (BUSTER KEATON Y JOHN G. BLYSTONE - 1923)



Breve sinopsis

La enemistad secular entre dos familias se reaviva cuando el heredero de una de ellas retorna al pueblo de sus ancestros a hacerse cargo de la casa familiar.


Keaton me tiene ganado para su causa. La del humor original y distinto. No es el humor elegante de Chaplin ni el humor travieso de Stan Laurel y Oliver Hardy. Es el humor serio a la vez que el humor físico. Es el humor sorprendente e inesperado. Es el humor del que nos hace cómplices con su cara de palo.


La ley de la hospitalidad no está catalogada entre sus mejores películas. Puede ser. Pero la cantidad de momentos “ilustres” es tal, que contarlos siquiera someramente equivaldría a una completa sinopsis de la película. No obstante pongan el acento en aquella esquina con “muchísimo tráfico” o en aquel tren de recorrido variable según la terquedad de las mulas o en el rescate estilo “yo Tarzán, tu Jane” que nos regala el amigo Buster.

Detalles de calidad. Uno detrás de otro, especialmente en la primera parte de la película. La segunda quizás pueda calificarse de más convencional y previsible, pero aún así deja momentos dignos de mención. Y no olvidemos que estamos ante el primer largo dirigido por el propio Buster Keaton...

Actor, director, atleta ¿Hay quien dé más?






martes, 10 de junio de 2008

LO QUE PIENSAN LAS MUJERES (ERNST LUBITSCH - 1941)





La comedia fina, elegante, sutil e inteligente tiene un rey: Ernst Lubitsch. Rey de los diálogos irónicos y soberbios. Rey del toque de distinción (su famoso toque Lubitsch). Rey de oros cinematográfico. Rey para y por los espectadores inteligentes.

Claro que, entre Ninotchka y To be or not to be, esta comedia That Uncertain Feeling (literal: Esa sensación de incertidumbre) palidece un poquito y queda entre las sombras de dos de las mejores películas, en mi opinión, de todos los tiempos. Sería incorrecto hablar de obra menor porque ni lo es ni la filmografía de Lubitsch recoge mediocridades. Sencillamente, sucede que hay películas como las que he citado que cogen al espectador y no lo sueltan. Hacen con nosotros lo que quieren. Y esta no. Le falta ese gancho que nos suspenda en el genio de un gran cineasta. Tiene diálogos, ironía, chispa y toque pero no acaba de enganchar. Tal vez sea la convencionalidad de la propia historia, aburridos maridos, mujeres incomprendidas, terceros al acecho, unas cuantas típicas situaciones para dar volumen a la historia y aquí paz y después gloria. No hay sorpresas. El pescado está totalmente vendido desde el principio. Pero no importa. Si esto fuese fútbol lo importante no sería el resultado sino ver un buen juego. Y con Lubitsch el “jogo bonito” está asegurado y si además de los elementos Lubitsch contamos con la excepcional interpretación de los tres primeros actores, la calificación no puede por menos que ser alta.

Un detalle final. Mi discrepancia respecto de la consideración de “comedia femenina” dada por algunos críticos. Aquí tanto monta monta tanto Melvyn como Merle. Con permiso de Burgess naturalmente. Y además, para más redundancia, es apta para espectadores masculinos. ¿O debo gritar a los cuatro vientos como Jack Lemmon en Con Faldas y a lo loco...”¡Soy un hombre!”



lunes, 9 de junio de 2008

LA GUERRA DE TROYA (GIORGIO FERRONI - 1961)




Las películas de romanos, griegos, troyanos y otros etcéteras históricos siempre han tenido su público. Pueden encuadrarse en el género de las películas familiares, esas que, primero, ven los hijos junto a los padres y que luego vuelven a ver los padres solos cuando los chavales emigran a otras epopeyas más propias de su edad, o más impropias, según quien y como las mire...

Aunque también es verdad que el paso del tiempo no las ha tratado, por lo general, demasiado bien. Y es frecuente incluir a sus actores más representativos, como por ejemplo Steve Reeves o Victor Mature, dentro la escoria de la profesión. En algunas críticas se puede leer, refiriéndose a La Guerra de Troya: “ Sale Steve Reeves haciendo de Eneas. Con eso lo digo todo” o “ Se trata de una cuidada película que resulta entretenida, con magníficas secuencias de batallas, excepcional fotografía y cuidados diseños de decorados y vestuario y está interpretada por Steve Reeves, que en diversas ocasiones dará vida en el cine a héroes o personajes de la leyenda griega o romana. “

¿En que quedamos? ¿Quién tiene razón? Verdaderamente creo que la razón siempre equidista de los extremos más radicales. Y esta película de Giorgio Ferroni es un dignísimo exponente del “peplum”, denominación de origen de un cine de imperios, epopeyas y centuriones varios, que permite darle un repaso y ponerle cara, voz y ademanes a personajes homéricos, emperadores, invasores de allende Los Alpes y hasta a la corte del Faraón si es preciso. Interesante manera de repasar aquellas lecciones de hace tanto tiempo e intentar saber más que un niño de primaria.

En este caso, tenemos a Eneas, Aquiles (el del talón), Paris, Helena de Troya (causante de todo el dislate), Ulises, Hector y por descontado al famoso caballo de Troya, hoy tan vilmente vilipendiado en este mundo de las nuevas tecnologías. ¿La concordancia de los hechos con la realidad? Bueno, eso solo lo sabe Homero y Homero ya no está aquí para ratificarlo. Por ello si nos conformamos con una buena aproximación debo decir que la película de Ferroni cumple con creces ese cometido. Si a ello le sumamos unos decorados mas que aparentes y bien construidos, un diseño de vestuario que nos facilita el trabajo de remontar nuestra imaginación unos cuantos siglos y una estrategia cinematográfica de primer orden, por lo que se refiere a las inevitables batallas, pues estamos frente a una película, como dije, muy digna y merecedora de mayor consideración.

Un último apunte: La mismísima Troya del 2004, con Brad Pitt de figurita y medios técnicos y financieros a go-gó no parece superar a esta realización de Ferroni, lo cual no dice mucho a favor de Wolfgang Petersen.

Una frase final recogida en la página www.ciao.es, al respecto de Troya 2004 y en referencia a Brad Pitt:

"Pero siendo malo y suponiendo que Pitt realiza una interpretación desafortunada, debemos recordar que esto es la tónica de la mayoría de las películas de este género, de “romanos”, “peplum”, o “guerreros con el pecho de lata”. Las películas de “Hércules” encarnadas por Steve Reeves contienen algunas de las interpretaciones más malas de la historia del cine. Y siempre hemos visto estas películas con mucho agrado."

Quien no se consuela es porqué no quiere...



ZARA LA MISTICA (TOD BROWNING - 1925)

TOD BROWNING


Breve sinopsis:

Un extraño individuo se presenta en un campamento de gitanos circenses con la propuesta de aprovechar los presuntos poderes de una medium llamada Zara para "más elevadas empresas".

Considerado por muchos, como el Edgar Allan Poe del cine, Tod Browning es, cuanto menos, un director interesante y cuya filmografía debe revisarse. Y en esta revisión, junto a obras insignes como Freaks (La parada de los monstruos) debe incluirse Zara la mística.

Para aquellos que quieran conocer un poco más la compleja personalidad del llamado “maestro de lo macabro” les recomiendo el artículo firmado por Lucía Solaz en la siguiente dirección:

http://www.encadenados.org/n38/cinema_paradiso.htm

Comprobarán que hay quien sabe de cine y no otros...

Se hace lo que se puede, evidentemente, y en esas estamos. Y les diré que, en esta película, Browning renuncia a lo macabro y al impacto visual que nos conmocionó en Freaks para ofrecernos en bandejas de plata espiritistas las miserias y candideces de una sociedad tan adinerada como crédula y presta al engaño de vividores, pícaros, médiums y cómicos de la legua que se diría por aquí. Zara la mística es una pequeña “frivolité” de Browning dentro de un libreto cinematográfico repleto de sordideces y condiciones humanas inmutables. Algo así como la gama “light” de su producción.

Una fotografía apropiada e inteligente, donde cada imagen nos habla desde los silencios del celuloide y un vestuario (especialmente el de Zara) que a pesar de las durezas de los blancos y negros se revela como sugerente y consiguiendo lo que pretende, es decir, no pasar desapercibido.

Ese toque de moralina con redención final por la fuerza del amor y de la vergüenza torera, tan frecuente en muchas películas por mor de una buena taquilla y un postrero buen sabor de boca, pues no acaba de convencerme del todo, pero aún así la obra se ve con interés y es altamente recomendable.



 

domingo, 8 de junio de 2008

EROTIKON (GUSTAV MACHATY - 1929)




Breve sinopsis:
En una noche tormentosa, un viajero se hospeda en la casa del jefe de estación. En ausencia de éste, inicia una relación pasional con su hija que les conducirá desde la intensidad del placer al dramatismo de la separación y el reencuentro.


Evidentemente una película titulada Erotikon ha de tener contenido sexual, pero les anticipo que la obra de Machaty me ha interesado por su oferta conjunta de pasión, deseo y erotismo aderezados magistralmente de hiriente dramatismo.


Un instante de placer, una madre desolada con su bebe muerto entre los brazos mientras unas manos acostumbradas a la dureza de sobrevivir retiran la cuna y exigen el pago. Realidad. Vida misma. Crudeza. No es país para débiles ni para sentarse a la orilla de la carretera a esperar que pase el destino que, como todo azar es caprichoso y vuelve presente el pasado que debes olvidar. ¿Porqué tan inusitadas coincidencias sólo parecen existir en las pantallas de cine? Para que exista el cine. Para que podamos escuchar lo que nos quieren decir. En la vida real las cosas suelen tomar otros derroteros. ¿Seguro? Bueno, a veces...

Lo que si es cierto es que el cine mudo es una absoluta mentira. El cine del silencio habla con voz fuerte y profunda. Casi un grito. Tiene voz propia. La de los gestos. La de las miradas. La de la vida en celuloide. Los rótulos literarios son el complemento que da realce al lenguaje de los silencios. Pero nada mas.


“¿Nos vamos?”: Pregunta final. Epílogo a la locura de amor, al demonio de los celos, al ni contigo ni sin ti. Pregunta de inequívoca respuesta que el rótulo confirma muy a posteriori. Entre tanto... Miradas, sonrisas, abrazos y olvidos sin palabras. ¿En el recuerdo?: Una cortina arrugada al ritmo de un último estertor y una música de piano que habla acompañando los silencios.

Magistral.
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martes, 3 de junio de 2008

UNA PISTOLA AL AMANECER (JACQUES TOURNEUR - 1956)


Sinceramente no alcanzo a comprender el sentido de la traducción al castellano del título original del film de Tourneur, pues pistolas hay al amanecer, al atardecer, y hasta en la hora de la siesta. Es cierto que algunas marcan (¿ o debería decir “matan”?) más que otras, pero eso no es suficiente para singularizar de forma preferente las balas matutinas. Curiosidades aparte he de decir que Jacques Tourneur me sigue sorprendiendo y cada nueva película suya que veo me reafirma en lo que ya venía sospechando, que debo andar bastante verde en esto del cine para ignorar que Tourneur es mucho más que La mujer pantera y que debo " retornar al pasado" y repetir tantas y tantas asignaturas pendientes.

Estamos ante un buen western sin duda. No alcanza la categoría de Wichita ni la originalidad de En tierra generosa, pero es un buen western, con una Ruth Roman sobresaliente, por encima de Virginia Mayo y de Robert Stack, un guión excelente y con bastantes elementos diferenciadores de las películas del Oeste “más convencionales”. Así, no es frecuente plantear la difícil convivencia previa a la guerra civil norteamericana, entre unionistas y sudistas, con sus odios y sus fanatismos. Y tampoco resulta moneda común plantear historias del salvaje oeste con estas cargas de pasión, celos y deseos que inclusive conducen a la muerte. En este contexto de perfidias y frustraciones, la figura de Raymond Burr, aquel incorruptible Perry Mason de nuestras primeras andanzas televisivas pierde el in como pierde el dinero y hasta el idus. Y su trabajo cabe considerarlo como muy reconocible.

Dejo para el final uno de los aspectos que más me impresiona en las películas de Tourneur, la fotografía y el color. Ese color vívido pero templado, como suavizando la dureza de la sangre con la sal acuosa de las lágrimas. Tourneur, ya lo dije en otros comentarios, es el color pero también la vida y que concibe el western como un reflejo de la historia americana, donde las personas no son autómatas que disparan o que caen como muñecos de feria por el impacto de las balas, sinó personas que matan y personas que mueren, personas que sufren y que entierran a sus muertos, que pecan y se condenan o se redimen. Ese es Tourneur. Un grande, sin duda…