viernes, 29 de febrero de 2008

ACTO DE AMOR (ANATOLE LITVAK - 1953)



Anatole Litvak es uno de esos cineastas europeos que, como los toreros, hicieron las Américas pero que sus últimos muletazos los dieron en esta su vieja Europa, maltratada en exceso durante el siglo XX y la segunda gran guerra. Litvak, además, nacionalizado estadounidense, formó parte del ejercito USA, circunstancia que ha dejado una clara impronta en su filmografía como resulta notorio en La noche de los Generales ó en Acto de Amor, filmada por el ucraniano en escenarios europeos y cuyo argumento se desarrolla en la Francia liberada por las fuerzas aliadas.


Acto de amor es una película de segundo nivel. De esas que alcanzan un cierto grado de interés pero que acaban dejando una sensación de vacío. No estamos hablando de ceros absolutos sino de pequeñas carencias que impiden que la obra impregne la sensibilidad de los espectadores. Para ser justos, la película no es mala, pero podía ser mejor. Es algo así como una sinfonía inacabada ó como una novela que pasa de puntillas sobre cuestiones que podían dar mucho más juego. Por ejemplo, resulta interesante, pero insuficientemente tratado, el malestar del pueblo francés frente a las tropas liberadoras, tragándose su orgullo y sintiendo la humillación de quienes andan absolutamente faltos de bienes de capricho, léase chocolate, café, cigarrillos, etc., frente a los Papa Noel americanos.


También el melodrama amoroso daba para más juego y en cambio resulta algo light. ¿Dónde está la pasión? La película merodea en amores y soledades. Los personajes de Robert y Lisa, interpretados por Kirk Douglas y Dany Robin, son claros exponentes de vidas insatisfactorias que reinaron por un día, pero en las que el destino se ceba con perpetuidad, nocturnidad y alevosía. Pero Litvak únicamente esboza, diseña y traza. No hinca el cincel para construir una realidad vital y apasionada. Y por ello el film carece de la cafeína necesaria para estimularnos. Es un trabajo discreto que en su virtud lleva su pecado: La mediocridad.


Anecdótica la aparición de Brigitte Bardot, en una de sus primeras películas.









jueves, 28 de febrero de 2008

EL MINISTERIO DEL MIEDO (FRITZ LANG - 1944)



Lang afirmó: Hollywood me obligó a hacer esta película sin modificar una sola palabra. No creo que sea una buena película. Está muy lejos de mis intenciones.

¿Quién soy yo para contradecir a Lang? Resulta evidente que no soy nadie. Pero me apetece escribir aquí mi particular percepción de este film. Y en este contexto considero que Ministry of Fear contiene, es posible que a pesar de Lang, algunos de los elementos más característicos de su cine. La fotografía es, pese a quien pese, incluso al propio Lang, languiana, si me permiten el término. Vean el movimiento inexorables del péndulo, ó a Travers, el sastrecillo, muerto frente al espejo ó al ciego subiendo al tren entre humos y brumas. Vean la escena de la sesión espiritista y ese air inequívocamente expresionista-alemán. Es puro Lang. Tan Lang que ni el propio Lang pudo evitarlo. Eso, por no hablar de ese fondo sempiterno de la obra del cineasta alemán: La fatalidad. La misma fatalidad de Solo se vive una vez ó de Perversidad.

Por ello, y aun reconociendo el malestar de Fritz Lang con el productor,a la par que guionista Seton I.Miller, quien no aceptó ninguna de las modificaciones del guión propuestas por Lang provocando así el rencor del cineasta, la película tiene todos los signos del cine de Lang y que además incorpora el mejor suspense del cine británico de Hitchcock. En ese sentido las referencias a Los 39 escalones del año 35 son evidentes.


¿Qué hubiese pasado si Lang hubiese incorporado sus propias ideas a este film?. Nunca lo sabremos. Pero estoy por vaticinar que estaríamos hablando de una obra superlativamente maestra.


Quiero cerrar este comentario hablando de Ray Milland, actor que ha tenido la suerte ó la habilidad de trabajar con 3 de los muy grandes, con Wilder (El mayor y la menor, Días sin huella), con Hitchcock (Crimen perfecto) y con Lang (El ministerio del miedo). Lo hace bien y a pesar de que la película tiene algún toque vodevilesco, confiere a la obra, sobriedad y buen hacer. Incluso en algunos momentos me ha recordado al Cary Grant de Con la muerte en los talones, lo cual ya es decir mucho.


¡Ah! Y siguiendo con esta línea de pensamiento, estoy por afirmar que las influencias Lang-Hitchcock fueron mutuas. Evidentemente, el cine salió ganando.






lunes, 25 de febrero de 2008

FURIA DEL TROPICO (ANDRÉ DE TOTH -1949)





Para resumir: La película trata de trópicos furiosos ó ventosos, como prefieran, y de hombres del tiempo. Pero no de esas anodinas figuras postreras de los informativos sino de sus pioneros, auténticos héroes que se jugaban la vida buscando ojos a los huracanes.

Esta producción de André del Toth tiene su valor como homenaje a estos valientes chalados en sus locos aviones-cacharros gracias a los cuales se salvaron muchas vidas humanas. Pero los homenajes mezclados con melodrama pasional y moralina redentora no suelen tener mucho futuro y esto es lo que sucede con Furia del trópico que ya andaba por las fechas de su estreno un tanto justita de fuerzas ó sea que imagínense ustedes...

La trama: Amigos de la guerra, casualidades cinematográficas, se enamoran de la misma mujer. Ya saben, yo la vi primero, infidelidades y despechos, aderezadas con golosinas y otras hierbas tipo marijuana y como culminación del pastel la guinda redentora del amor, donde los seres mas abyectos y miserables alcanzan el reino de los justos por el amor de una mujer.

No doy mayores explicaciones por si les interesa visionarla.

¿Destacable? Poquito. Pongamos que hablo de Richard Widmark, un buen actor, de la segunda fila pero bueno. ¿Linda Darnell? Prefiero recordarla en Pasión de los Fuertes. ¿Veronika Lake? Sosa, sosita, sosa. Eso si, esposa de del Toth.

En resumen, una curiosidad sobre el tema de la aviación meteorológica y poco mas. Probablemente no he elegido el mejor trabajo de André del Toth. En otra ocasión habrá mas suerte. Espero. Y ustedes que lo vean...


domingo, 24 de febrero de 2008

ADIOS MUÑECA (DICK RICHARDS - 1975)





Desconozco si sus novelas eran baratas allá por los 40 pero lo que está más que claro y reconocido universalmente es que Raymond Chandler fue y sigue siendo el rey de la novela negra. Por ello, si la película no acaba convenciendo no lo achaquen al coste del libro en kioscos ó establecimientos especializados sino a otros factores.

Tampoco se lo achaquen a Robert Mitchum quien, después de Bogart es, siempre en mi modesta opinión, el mejor detective privado sin un penique y con la botella siempre a mano, que ha habido. Y como los dos comulgan en cinismo bondadoso pienso que, seguramente, eso tendrá algo que ver.

Hablemos del guión. Guión y novela se solapan. Pero no son la misma cosa. Reconozco que la novela de Chandler es bastante más negra que la película. Mas confusa. Ya me entienden. Y aquí los guionistas han pretendido desbrozar un poco esa selva amazónica nocturna donde las fieras campan a sus anchas. Claro que, a base de meter la desbrozadora por poco nos quedamos sin Chandler. Y esto ya no es de recibo. Han dejado lo justito y eso para quienes leímos y nos gustó la obra literaria, resulta algo difícil de digerir. Vale que le hubiesen quitado algunas ramitas molestas ¡pero casi se cargan el árbol!.

Y por último Charlotte Rampling a la que vengo asociando con un sombrero nazi y junto a Dirk Bogarde en la genial Portero de noche de Liliana Cavani. Probablemente por eso la encuentro fuera de lugar. No basta ser bonita. Hay que tener un aire femme fatale. Estamos en 1975. ¿Lauren Bacall?: Cincuentona ¿Barbara Stanwyck?: ¿Quién se acordaba de ella?. Ellas fueron las reinas pero el tiempo no perdona. Dick Richards debió currarselo algo mas. ¿Nos imaginamos a Faye Dunaway como la muñeca?. Es una idea. Tardía.



sábado, 23 de febrero de 2008

THE FILE ON THELMA JORDON (ROBERT SIODMAK - 1950)


Barbara Stanwyck, reina del cine negro y, para mi, desde Perdición del maestro Wilder, la femme fatale por excelencia. Los ojos de Fred MacMurray detenidos en su tobillo...¿la misma silla, el mismo vestido, la misma pulsera...? Pero esta es Thelma Jordon y no Phyllis Dietrichson ¿O son la misma? ¿Se lo preguntamos a Wendell Corey? No sabe no contesta. Esta borracho como una cuba en su noche de aniversario. Por culpa de un suegro plomizo...Quiero beber hasta perder el control que dirían Los Fitipaldis. Y claro, como dice el corrido, que las rondas no son buenas, y si aparece ella pues, pan con mermelada para hoy pero hambre para mañana. Perdición asegurada, pero no la de Wilder. No. La de Siodmak y la de quien sea. Barbara mujer esa Barbara. Usted tiene ojos de mujer fatal. Y usted que los vea...

¿Diferencias con Perdición? Como las meigas, haberlas hailas. Malas redomadas versus malas con corazoncito. Corredores de seguros con el seso sorbido por las pulseras tobilleras versus ayudantes de fiscal de la especie pardillus maximus. Pero el olorcito de ambas películas es muy similar. Claro que para servidor el maestro es Wilder y Siodmak es el discipulo aventajado, el aprendiz de brujo, el aspirante a un sillón en el Olimpo de los dioses cinematográficos. Pero eso si, Siodmak es bueno, muy bueno... Tan bueno que nos ha hecho muchos regalos. Es como Papa Noel. Nos trajo Forajidos, El abrazo de la muerte ó El gran pecador, entre otras y ahora esta. ¡Atención, pregunta! ¿Sabrían decirnos el nombre de las actrices de esas películas?: Ivonne de Carlo y Ava Gardner. Premio a la señora.Premio al caballero. Y como verán ustedes no les voy a relatar las múltiples cualidades de...estas dos hembras de rompe y rasga, especialmente Ava. A las que si sumamos la Stanwyck pues esto es el acabose...


Buen cine, si señor. Buen cine...






OLIVER TWIST (ROMAN POLANSKI - 2005)



Una aclaración previa: El comentario siguiente toma como punto de referencia las votaciones que esta película ha recibido en la página web Filmaffinity:

Discúlpenme: ¿Mas de 7.000 votaciones y únicamente resulta Interesante de promedio (6)?. ¿Pero en qué país vivimos? Polanski lo menos que resulta es interesante. Y de ahí hacia arriba. Polanski es un director con ideas que sabe perfectamente lo que quiere contar y como contarlo. Este no es un país para mirones sino para gourmets que paladeen el buen cine. Polanski lo ofrece en barrica de roble.

Oliver Twist es un clásico de la literatura, inglesa, europea y mundial y el director polaco respeta hasta tal punto este clasicismo que no se contenta con adaptar la novela a nosotros y a nuestro tiempo sino que introduce al espectador en la Inglaterra victoriana, a base de fotogramas geniales donde nada se improvisa. El azar no existe. El pajar está en su sitio, único y posible. El camino es tan real que podemos ver las huellas de nuestras pisadas camino de la City. Cada plano es un cuadro de William Turner (pintor inglés del XIX) pero con el detallismo y la precisión que son posibles gracias a la tecnología del siglo veintiuno.

¿Interesante? ¡ Por Dios!... Tal vez si Oliver se hubiese llamado Tom, llevase tatuadas un par de calaveras con tibias y todo en cada brazo y se dedicase a robar bolsos por el procedimiento del tirón a señoras con perrito en Nueva York, muchos habrían calificado la película de genial.

¿Y Dickens? ¿Y la cultura?: ¿Dónde están?.



 

viernes, 22 de febrero de 2008

TRAICION (EDGAR G. ULMER - 1948)




Las comparaciones siempre son odiosas y comparar Ruthless con Ciudadano Kane además de odio conllevaría falta de justicia para con la película de Ulmer a la que considero un buen ejercicio sobre el mismo tema.

Por cierto, el tema no es tanto el de la traición, como inadecuadamente se titula la película en nuestro idioma, sino el de la ambición y la falta de escrúpulos. Ruthless podría haberse traducido mejor como Despiadado, Sin Piedad ó Por encima de todo... La traición, como mucho, es la resultante inevitable. Es algo así como las marcas de las botas en la tierra después de haberlo pisoteado todo. ¿quién puede seguir confiando en alguien que te
despoja de todo? Del amor, de la amistad y por supuestísimo del dinero.

Todo se compra y se vende. Todos tenemos un precio. Poderoso caballero es Don Dinero. ¿El agradecimiento y la honradez? ¿Qu’est-ce que? Una molestia y un engorro. Obstáculos en el camino de la fama y el poder del dinero. En breve resumen, Ulmer nos ofrece un manual de Cómo alcanzar la cima del poder económico ¿social? en una semana y a quien hay que pisar.

No me negarán que el tema da para bastante. Y he de decirles que la película de Ulmer en la medida que no busquemos comparaciones, no decepciona. Todo lo contrario. Tiene fuerza, tensión, diálogos mezcla de odio y ambición desmesurada. Tiene hasta un huracán Katrina en forma del magnate Horace Woodroff Woody Vendig (Zachary Scott) y una interpretación muy buena, tirando a soberbia, del hombre gordo de El Halcón Maltés, ya saben, Sidney Greenstreet. La escena en que su mujer lo enfrenta al espejo es absolutamente genial.

¡Ah! Y por tener, tenemos hasta a un Raymond Burr (nuestro queridísimo Perry Mason, ó si lo prefieren Ironside) en un papel breve pero interesante.

Se nota que la peli tiene dinero, por fuera y por dentro. Es por ello que no es calificable como cine estrictamente serie B (del que Ulmer es el rey) salvo que sea B de buena, en cuyo caso estaremos de acuerdo.

LA NOCHE DE LOS GENERALES (ANATOLE LITVAK - 1966)



El cine europeo tiene rasgos perfectamente definidos. Entre ellos su propia historia. La historia de la vieja Europa contada y retratada por directores europeos que, por sus propios orígenes, confieren una credibilidad especial a este tipo de propuestas cinematográficas a la par que las impregnan de una sensibilidad especial propia de quienes, por si mismos ó por sus raíces, han estado cerca de los acontecimientos. Traigo a colación aquí a directores de la talla de Polanski con su maravilloso El Pianista ó al propio Paul Verhoven con El libro negro, películas ambientadas en el mismo período histórico que La noche de los generales y filmadas por directores europeos originarios de los mismos lugares donde se desarrolla la acción. Incluso podemos incluir en el mismo lote a Los verdugos también mueren de Fritz Lang.  

Claro que aquí la historia real no es más que el marco donde se desenvuelve la ficción y los generales no son sólo obedientes máquinas de destrucción masiva sino también individuos criminales de bajos instintos. En este sentido la película se desmarca un tanto del cine bélico-histórico europeo para encuadrarse en el género policíaco, pero eso sí, más a lo Hercules Poirot que a lo Marlowe, retomando así nuevamente la idiosincrasia europea de que les hablaba. Quizás esta sea su virtud pero también su defecto, porque lo del coronel Grau en plan Poirot ó miss Marple da a la película un tono más folletinesco del deseado. Es por ello que la obra no obtiene mejores valoraciones a pesar de las interpretaciones espectaculares de sus actores, Sharif, Pleasence, Noiret y superlativamente de Peter O,Toole, uno de los mejores actores que en el mundo han sido, nominado hasta 8 veces a los Oscars, de la excelente música de Maurice Jarre,de la más que notable fotografía y de su cuidada ambientación, tanto en vestuario de época, localizaciones, mobiliarios, vehículos y objetos varios que nos sumergen claramente en la Europa bélica del siglo XX.

Concretando, una buena película europea, enmarcada en la Europa del conflicto bélico mundial, bien dirigida y magistralmente interpretada, pero con un cierto tufillo a Asesinato en el Orient Express que le resta demasiada cafeína.

domingo, 17 de febrero de 2008

AL ROJO VIVO (RAOUL WALSH - 1949)

 

Antes de sentarse cómodamente en su sillón para ver Al rojo vivo de Walsh le recomiendo que haga un viaje a su cocina para cerciorarse de si en su calendario figura el año 2008 ú otro distinto. Porque la fuerza y el impacto, en lo que a violencia se refiere, de esta propuesta cinematográfica están en relación directa con el año gregoriano en que se sitúe el espectador. O dicho de otra forma, la violencia de Cagney-Walsh es un juego de niños y pistolitas comparada con la violencia de Tarantino, tapicería a la lavandería incluida.

Claro que las películas deben tener algo más que violencia, puñetazos y zambullidas a la piscina buscando el penalti y he de reconocer que Al rojo vivo tiene más cosas. Un James Cagney que lo hace bien, hasta encasillarse, en papeles de gángster (aunque para mi gusto lo redimió de forma definitiva Billy Wilder en su comedia Uno, dos, tres), una madre estilo John Ford - Uvas de la ira, es decir con temple, garra y co...raje, interpretada muy bien por Margaret Wycherly a la que ya había visto en Los verdugos también mueren de Lang y un Edmond O,Brien, secundario de lujo con una filmografía ídem de lo mismo.

En cambio Virginia Mayo es mucho más actriz de lo que aquí se percibe de ella. No lo hace mal. Al contrario. Le saca su partido a un difícil papel de esposa a ratos melosa, a ratos arisca, a ratos pelandusca del tres al cuarto. Pero claro, si te ponen al lado a Cody and Ma es inevitable que Verna se quede con carita de pena.

Otro aspecto significativo de esta película de gangsters, delincuentes comunes y forajidos (no tanto cine negro como se afirma) es la carga psicopática. Esas frustraciones, esas ambiciones muchas veces cercenadas de raíz. Esa infancia dura. Esas vidas marcadas. Eso es lo que queda. Eso, y no los puñetazos, es lo que sobrevive a sesenta años de historia. Los personajes que se desploman como fulminados por el rayo que no cesa en forma de puño cagneyano, se olvidan rápido. Frases como: ¡Madre...he alcanzado la cima del mundo!, cuestan de olvidar...



sábado, 16 de febrero de 2008

UN GANGSTER PARA UN MILAGRO ( FRANK CAPRA - 1961)



Desde Adán, la manzana nunca tuvo tanta influencia en la vida de un hombre hasta que Capra se la entregó a Glenn Ford (Dave el dandy) de la mano de Bette Davis (Annie Manzanas). Una manzana pura, sin gusanos ni serpientes. Sin venenos maléficos de reinas malas. Una manzana de cuento, porque esto es lo que es, ni más ni menos que un cuento. Un cuento con final feliz. Un cuento con el que entornar muy despacio los ojos hasta quedar dulcemente dormidos, como niños, y soñar con personajes afables y bondadosos (Edward Everett Horton y Thomas Mitchell), enanitos gruñones pero entrañables (Peter Falk), etéreas hadas (Ann Margrett), princesas buenas (Hope Lange) y niñas grandes disfrazadas de Cenicienta (Bette Davis). ¡Ah! Y no podía faltar un mago conseguidor algo cascarrabias pero con un gran corazón (Glenn Ford).


¿Que les parece retornar a la infancia? ¿Les apetece dormirse con una sonrisa de felicidad en los labios? Vean esta película. Dejen que Frank Capra les cuente su cuento. Su último cuento. Que lo haga sin prisa. Es probable que al principio la voz del narrador les resulte monótona. No desesperen. Poco a poco las sorpresas y las emociones se irán haciendo hueco entre sus sábanas. Y si las cosas parecen no marchar bien, no se angustien. Todo tiene solución. Esto no es la vida. Esto es un cuento maravilloso. Donde suceden las cosas maravillosos que solo suceden en los cuentos.


Y cuando despierten, yo así lo hice, agradezcan esos instantes vividos ¿ó soñados? a este mágico arte que se llama cine y a estos actores de fantasía que nos hacen soñar y sobre todo a esa manzana... ¿Quién compra manzanas?.






viernes, 15 de febrero de 2008

ROGOPAG (1962)



Rogopag es algo así como una reunión de amigotes . Claro que aquí no se juega al poker. No. Aquí se hace aquello que se sabe hacer, es decir : cine. Porque Rogopag son Rossellini (RO), Godard (GO), Passolinni (PA) y Gregoretti (G), unidos por el cine.

Cuatro cineastas. Cuatro sketchs ¿En común? No lo se. He leído que su nexo es el crepúsculo de la sociedad. Bueno, es una idea. Claro que, los crepúsculos de una sociedad suelen ser el amanecer de otra. Por ejemplo, el tema central del cuarto sketch (de Gregoretti): El pollo triguero aborda el consumismo y la publicidad exacerbada como causa probable del fin de una sociedad simbolizada por los, digamos, alimentos naturales. Y es evidente que para las generaciones actuales los anuncios del Omo lava más blanco forman parte de una prehistoria que ni siquiera se entiende cómo tal sino como parte intrínseca de la propia sociedad actual conformada, golpe a golpe y verso a verso, a base de una continua sucesión de decadencias. Es decir, la sociedad retratada por Gregoretti no era una sociedad que moría. Era, por desgracia una sociedad que nacía, que ha ido naciendo, día a día, a base de Omos, Tutús y lave su ropa con Perlán y que hoy, sin remedio posible, está en pleno apogeo.

Por su parte, Godard, plena intelectualidad, vislumbra el cambio social con la muerte, RIP, de la libertad, consecuencia inevitable del proyecto nuclear de la humanidad, con atontolinamiento de la especie incluido. Pero el caso es que la especie, a base de pastillas de poder y consumos inducidos subliminalmente ha sobrevivido ¿O deberíamos decir que agoniza?.

A estas dos historias les he encontrado esa comunión de ideas. Pero a Passolinni no. Passolinni is diferent. Sui géneris. Reconocible. Irremplazable. Su sketch es, a mi parecer, el mejor. Tal vez sea el que menos claro tiene sus planteamientos. Pero en contraposición tiene el genio y la figura de este director controvertido, incisivo, mordaz, mosca cojonera del establishment religioso. Incluso cumplió condena de cárcel a raíz de esta película. Y no hablamos solo de la homosexualidad, referente claro del cine passolinniano sino de una palpable irreverencia de los signos definidores de la religión cristiana. La filmación de las escenas del Calvario, pinturas de la escuela flamenca incluidas, recuerdan un tanto las chirigotas que más tarde realizaría Mel Brooks ó los propios Monty Phyton con estos y otros tabúes. Yo le he encontrado cierta gracia a la cosa. Y por si esto no fuese bastante, la actuación de Orson Welles y su entrevista periodística a dos bandas es tan genial que al maestro Welles le debió resultar sumamente difícil contener las carcajadas.
Nos queda Rossellini, neorrealista italiano por excelencia que aquí se aleja un tanto de la pura y dura realidad para entrar en el terreno de los deseos viscerales de búsqueda del vientre materno. O lo que es lo mismo, los caballeros las prefieren rubias pero se casan con las morenas. Claro que, dicho así parece una jilipollez por mi parte, pero claro, pretendo animarles a ver la película, lo que no quiero es contársela.

De cualquier manera, este tipo de obras a base de sketchs nunca me convencieron demasiado. Por lo general son frivolités en las que el bacalao se corta rápido. Aquí la cosa mejora algo porque tanto Ro como Go como Pa son quienes son y dejan su impronta. Son ellos y sus circunstancias. Lo cual no es poco.


lunes, 11 de febrero de 2008

BLUEBEARD (EDGARD G. ULMER - 1944)




No es la primera vez que, en este blog, me refiero al llamado cine serie B. Ni es la primera ni será la última. La B, segundona por naturaleza, también es B de bueno, bonito y barato y en el cine adjetivado con esta letra encontramos obras de auténtica calidad hechas, eso sí, con poquísimo presupuesto.

Dicen que el cine serie B tiene su rey y el más coronado es Edgard G. Ulmer, director austriaco que fue colaborador del mismísimo Murnau en la genial Sunrise. No tengo ningún problema en sumar mi voz a los muchos vítores aclamando a su Majestad Ulmer. Incluso, diré más, películas como Detour son B porque la pela es la pela y si la bolsa no sona pues no hay nada que hacer. Pero en calidad, es A con A mayúscula y superlativa. La imaginación de Ulmer suple las carencias de la economía y la resultante es altamente positiva y gratificante para el espectador.

Ahora, no confundamos las cosas. Ni todo lo que hizo Ulmer lo hizo con escaso presupuesto ni todo estuvo repleto de imaginación. Y aunque se que estoy nadando a contracorriente me atrevo a decir que Bluebeard (Barba azul) enseña un poco las vergüenzas del monarca. La película es aceptable, eso sí, incluso incluye algunos momentos de esos que se recuerdan, por ejemplo la función de las marionetas, romántico oasis en un paisaje que evoca mas las nieblas y brumas londinenses, Tamesis incluido, que los atardeceres parisinos à la rive droite ó gauche del Sena. Por su parte la interpretación de John Carradine está bien aunque no se si será suficiente para calificarla como una de las mejores de este actor, dado que no soy experto en su filmografía. Pero Bluebeard es muy predecible. Lo sabemos todo. No esperamos nada. Suspense cero. Tensión la justita. Si es que la historia de Barba azul aparece hasta en los cuentos infantiles. Claro que, esto lo estoy escribiendo en el 2008 con ojos que han visto cosas que no se veían en 1944. 64 años no es nada diría el tango. Pero en este caso el tango se equivocaría y probablemente yo también me estoy equivocando al valorar esta película. Pero esto es lo que he visto y lo que les he contado. Ni más ni menos ni menos ni más. Pero eso si. Ulmer sigue siendo el rey.

domingo, 10 de febrero de 2008

ANA (ALBERTO LATTUADA - 1951)



Neorrealismo italiano en estado puro. Milán. Su hermosa catedral. Las calles mojadas por las mangueras. Sirenas de ambulancias. El hospital. El dolor. Los enfermos probablemente más reales que imaginarios. Y Silvana Mangano. Irreal entre la vulgaridad de lo cotidiano y en un papel en que, a diferencia de Arroz Amargo, destaca más por sus dotes interpretativas que por su figura. Claro que en esto hay trampa en forma de hábitos monjiles, los cuales imprimen carácter. Pero por mucho que se empeñe en llevarlos con dignidad parecen un tanto artificiosos en una hembra de rompe y rasga que, con unicamente dieciséis años ya lucía la corona de Miss Roma y de no haber sido por Lucía Bosé probablemente hubiese lucido la de Miss Italia.

Menos mal que los flashback del film nos regalan la sensualidad de la diva bailando El negro zumbón. De lo mejor de una película que aun contando con magníficos actores, el mismo elenco de Arroz Amargo, es decir Raf Vallone y Vittorio Gassman, no resiste con ella una comparación seria. Aquí, como en tantas películas de la época tanto españolas como italianas pesa mucho la moralidad y el cine es el vehículo transmisor por excelencia de mensajes católicos conformes a los cánones de la Iglesia apostólica y romana. Esto priva un tanto de misterio a Ana (con propiedad Sor Ana) y los acontecimientos transcurren dentro de lo ortodoxo, lo convencional y lo moralmente adecuado para la época. Esta previsibilidad unida a un metraje demasiado extenso para lo que hay que contar, hace que la obra de Lattuada se parezca más a un versículo del Evangelio probablemente con referencias a Maria de Magdala que a una situación real en una época real. Curiosamente, todo ello en un envoltorio neorrealista del que Alberto Lattuada puede considerarse un buen exponente. Sorpresas te da la vida.



EL TERROR DE LOS BARBAROS (MARCO CAMPOGALLIANI - 1959)


Bien, ahora resulta que lo que yo había venido llamando, de forma tan inocente como inapropiada, cine de romanos, debe llamarse con más propiedad, cine épico ó, si usted quiere quedar bien en sociedad, peplum.

¿Qué es eso del peplum se estarán preguntando?. Bueno, pues se trata de la denominación que los franceses dieron a las películas ambientadas en el mundo clásico (leído en Internet). O sea que hay que extender el entorno más allá de las siete colinas e incluso de los límites del Imperium y transportarnos tiempo-espacio hasta las fronteras de la Grecia Clásica, Troya incluida.

Los italianos, de casta les viene, fueron los reyes del género peplum por excelencia. Claro que en la subversión peplum cutre y comercial, poco respetuosa con vestuarios y ambientación. Vamos, serie B dentro de la serie B. O dicho a lo marxista, parte contratante de la parte contratante de la parte contratante... Porque, veamos, peplum del bueno se cocía más en los fogones americanos que en los italianos. Probablemente habría más pasta ( y no precisamente tallarines) en las despensas USA y por eso pudieron hacerse cosas como Ben Hur, Espartaco, Quo Vadis ó la mismísima Cleopatra. Por eso los transalpinos se cocinaron sus pizzas peplum-margaritas, palomitas ó bocata de mortadela incluidos.

Y así tenemos cosas como ésta, con Steve Reeves, maese peplum por excelencia e increíble representante de la musculosa raza humana y una actriz que me dejó vibraciones a lo Beach Boys, es decir, buenas, Chelo Alonso, con baile de las cuatro espadas incluido por el mismo precio. ¿La historia? Todo parecido con la realidad es pura coincidencia.

Ahora, eso si, para hacer manitas ó algo mas en el cine, es perfecta.

EL SEPTIMO SELLO (INGMAR BERGMAN - 1957)






El séptimo sello es una maravillosa conjunción de pensamiento y estética. Ambientada en la Edad Oscura por excelencia, la película se desliza de forma inquisitiva (como no podía ser menos tratándose de una obra de Bergman) sobre muchas de sus líneas maestras: Las Cruzadas, la peste negra, el clero y sus Apocalipsis, los cómicos y juglares, y por encima de todo, el bisturí sueco disecciona la propia oscuridad de una época en la que el temor de Dios, manipulado a su conveniencia por esa impresentable corte religiosa de los prodigios, coexiste con pequeños retazos de vida sencilla y bucólica, sensual y pícara.

Este es el marco pero no el intríngulis. El nudo gordiano que Bergman presenta por si alguien lo desata no es otro que la fe. Es el dilema de la fe como última esperanza vital frente a la humana necesidad de pruebas para creer. Bergman se pregunta y nos pregunta si en realidad Dios existe ó sino es más que un asidero de última hora ante el miedo a la infinidad de la nada. La partida de ajedrez con la muerte no pretende burlarla sino únicamente ganar tiempo. Tiempo para obtener respuestas. Tiempo para encontrar sentidos. Pero la muerte llega y las respuestas no. De ahí esas manos cubriéndose el rostro. De así esas oraciones preñadas de miedo ante lo inminente.

Este es, a grandes rasgos, el pensamiento de El séptimo sello. Pensamiento que encuentra refuerzo en cada una de las imágenes y secuencias de una película impactante y sorprendente. En cuanto a la estética, escenas como la irrupción de la procesión expiatoria en la aldea ó la cadena final de almas en pena, entre muchísimas más, excelentemente fotografiadas en blancos y negros absolutamente imprescindibles en una Edad Oscura de mentes sin labrar y campos apestados, justificarían por si solas mi valoración de esta obra como maestra. Si a ello le añadimos momentos de verdadera comedia y unos diálogos precisos, punzantes y ajustados a las diferentes idiosincrasias de sus muy distintos personajes, pues ahí tenemos la maestría de esta propuesta de Ingmar Bergman que pasa de proyecto a consolidación sólo si espectadores como nosotros la interiorizamos y hacemos nuestra. No se trata de comulgar con las ideas de Bergman. Se trata simple y llanamente de...pensar.


miércoles, 6 de febrero de 2008

DESEOS HUMANOS (FRITZ LANG - 1954)


Valorar una obra cinematográfica nunca es tarea fácil. Mucho menos cuando se trata de una película inspirada en una obra literaria de un genio como el francés Émile Zola y muchísimo más difícil aun cuando está dirigida por directores que se apellidan Lang ó Renoir.

No voy a entrar en aspectos técnicos, para los cuales hay gente mucho más preparada, pero las sensaciones que ha dejado en mi la versión Lang de La Bestia Humana de Zola han sido infinitamente mejores que las que en su día me dejó la versión Renoir, que probablemente tenga un mayor mérito como trabajo de pura cinematografía pero que anda un tanto light en lo que se refiere a pasiones vitales. Y ahí Lang vence a los puntos a Renoir. Al menos así me lo parece a mi.


No es tanto cine negro como cine pasional. En algunas escenas la química Ford-Grahame produce combustiones y ascuas incandescentes. Ambos están bien en sus respectivos papeles, personajes así los desearían muchos actores, pero la resultante de su trabajo, lo que queda en la retina de los espectadores, no es tanto la ortodoxia de su interpretación sino la explosiva reacción de dos elementos alcanzado el punto de ebullición.


Pasión en los besos, pasión en las palabras, pasión en las ideas. La pasión como ciego deseo humano, irresistible, capaz de destruir la naturaleza humana, de hacer del hombre una bestia ¿humana?. Este es el resumen de la película, el hombre y la pasión y a la vez el hombre contra la pasión. No confundamos las cosas, de cine negro poco, de melodrama pasional mucho.


Coincido con algunos compañeros de críticas en que no puede calificarse de obra maestra, aunque no desentona para nada en el conjunto de la obra del cineasta alemán. Ahora, eso si, es una película que marca a su director, a sus actores y por descontado a nosotros, los afortunados espectadores de una grandísima película.

domingo, 3 de febrero de 2008

LOS ULTIMOS DIAS DE POMPEYA (MARIO BONNARD - 1960)



¿En que se parecen las pelis de romanos y El gordo y el flaco? No. No es un chiste. Tienen algo en común. Lo que sucede es que ese algo es tan íntimo y personal que no puedo esperar a que den ustedes con la tecla. Bueno, como veo que se rinden, se lo diré : La magia. Un extraño hechizo , ¡habemus Potter! que consigue transportarme rebobinando el tiempo hasta mi infancia y juventud. La cosa no es demasiado difícil pues no hay que rebobinar mucho (¡ejem, ejem!). ¡Dichosa tosecilla!.

Los últimos días de Pompeya me ha hecho retroceder a aquellas lecturas de libros juveniles de la, por entonces, famosísima colección Historias. Y aunque no pretendo encontrar excesivas fidelidades entre libro y film, reconozco que el parecido entre ambos es el de un huevo y una castaña. Son redondos. Se comen. Y podemos encontrarlos en los mercados. Pero poco más. De cualquier manera, eso no hubiese tenido mayor importancia si el trabajo cinematográfico de Mario Bonnard me hubiese dejado buenas vibraciones. Pero no. Allí las únicas vibraciones que habían eran las producidas por un volcán, evidentemente el Vesubio tanto en la versión Lytton como en la Bonnard, espectador en la fila cero de una obra flojita e insulsa, al gusto, conveniencia ó posibilidades reales de exhibición, de una época de mantillas, misas los domingos y fiestas de guardar y Calabuch por la tele todas las Semanas Santas. 

Pero tampoco hay que ser demasiado duro con Bonnard. Primero y principal al tratarse de un director italiano quien además, por razones de salud, no finalizó el rodaje debiendo ser sustituido por Sergio Leone, y en segundo lugar porque Los últimos días de Pompeya era una coproducción hispano italo germánica. Por ello y a priori iba dirigida a espectadores política, moral y culturalmente diversos. Ello no es óbice, sin embargo, para que la obra exalte la resignación cristiana hasta límites no demasiado creíbles.

Mas que serie B estoy por catalogarla como serie F. Con F de floja. Y no culpabilizo a los actores, ni al musculitos Steve Reeves ni a la bella Christine Kauffman, ni mucho menos a los participantes patrios como Guillermo Marín ó Fernando Rey porque nos dejaron muchas más de cal que de arena a lo largo de su trayectoria profesional. En realidad no culpo a nadie. No merece la pena.


viernes, 1 de febrero de 2008

SHOWTIME (TOM DEY - 2002)





De vez en cuando suele corroerme la duda existencial de si mi cinefilia declarada por el cine llamado clásico, léase anterior a los años 70, estará haciéndome perder el sentido de la realidad y llevándome a renunciar a un cine actual de calidad.


Pues bien, aun reconociendo que en nuestros días hay pelis magistrales, cuando veo infumables (no confundir con incunables) como Showtime, me atrinchero en mis posiciones e incluso he de pasarme posteriormente a mi mismo un brain test de esos para comprobar si mi integridad mental sigue intacta.

Con esto les digo todo, y a mi entender la película no se salva por sus llamados grandes actores. La película sigue siendo un bodrio. Eso si, con un gran actor incluido. Naturalmente, Robert de Niro, quien lo es y lo será, haga lo que haga después de Toro Salvaje. Pero a histriónico Murphy me cuesta catalogarlo hasta de actor, así que lo de grande le viene, por descontado y con redundancias, grandísimo.

¿Divertida? Si es Vd. De los que le gusta el Gran hermano, tal vez. ¿Original?: Policías y ladrones en versión tomate, vale, digamos que resulta poco convencional. ¿Cine? Ni por asomo. Llamarle cine a cosas como ésta es una ofensa a tantos y tantos que en el mundo han sido...ç