viernes, 29 de julio de 2011

EL INFIERNO DEL ODIO (AKIRA KUROSAWA - 1963)


En primer lugar, mi agradecimiento al amigo Orson Welles de la página Las cosas que hemos visto por su magnífico comentario de esta película y por su recomendación expresa. 

Ciertamente, esta es una de las mejores películas que he visto en mucho tiempo, y he visto unas cuantas, como saben. Es cierto que Kurosawa siempre me dio mucho y por ello tiendo a esperar mucho, quizás demasiado, pero en esta ocasión reconozco que ha superado mis expectativas. Cine magistral de principio a fin, desde el nudo al desenlace, y en medio un planteamiento claro y diáfano para el espectador, en el que no se regatean esfuerzos para que seamos un participante más en la historia y que estemos apostados vigilantes en una esquina o inmersos en plena persecución.

Perdida nuestra identidad y sin saber cuál es nuestro lado de la pantalla, nos encontramos frente al mismo dilema que el protagonista Mr. Gondo, indecisos entre abocarnos a la ruina o salvar la vida de un niño. Nuestra cruz es la misma que la del industrial y en cuanto a la decisión, aunque seguro que cada cual tiene la suya y no se exige ninguna comunión de ideas, la realidad es que nos pone a todos a prueba y nos sorprendemos a nosotros mismos indecisos en un sentido u otro, o incluso en los dos. 
Este inicio del film, hubiese sido la totalidad de muchas películas, pero Kurosawa va más lejos y nos muestra cómo se pone en marcha y se ejecuta una actuación policial eficiente, y lo hace sin esas complejidades que comúnmente se encierran en las buenas novelas negras y que contribuyen a la negrura del género y las oscuridades del noir. No. Un Kurosawa subido al estrado nos deja, desde la humildad de los grandes, una lección inolvidable de cómo hacer buen cine. Cada detalle se explica, cada explicación es una ilustración, cada ilustración una complicidad con nosotros los espectadores. Y todo ello, sin más parafernalias de las imprescindibles ni más alharacas de las necesarias. 

Y sin darnos cuenta, llegamos a ese momento último, a esa confesión final, a esa crónica de un pecado anunciado. De una obviedad aplastante durante todo el film. Nadie nos lo ha hurtado. Siempre estuvo ahí y lo supimos en todo momento. Implícito en el título, el odio es el leiv motiv de una historia intemporal que interesa hoy, como ayer y seguro que como mañana.

La sencillez hecha cine: Kurosawa. 


Puntuación: 9,5  



sábado, 23 de julio de 2011

EL HUEVO DE LA SERPIENTE (INGMAR BERGMAN - 1977)


Probablemente me haya reencontrado con aquel Bergman que en su día me pareció incomprensible pero al que con los años he ascendido a la categoría de cineasta inteligente. El cascarón del huevo era, ya entonces, muy fino y permitía vislumbrar a un genio del cine, pero mi ceguera, propia de la edad, era todo lo gruesa que se puede ser debajo de capas y capas de inmadurez.   

El milagro de recuperar la vista comenzó con Fresas Salvajes y continuaron entreabriéndose los párpados con El séptimo sello. El huevo de la serpiente ha sido un paso más en la misma dirección aunque reconozco que el proceso milagrero se ha ralentizado un poco y ha exigido una meditación más “di profundis” que lo habitual. ¿Demérito de Bergman o incapacidad supina mía? Ahí lo dejo… Nadie dijo que esto fuese a ser fácil, y efectivamente el cine del sueco no lo es. ¡Hale, a currárselo! 

Lo primero que nos desconcierta es el título ¿Qué pasa con el singular huevo de la serpiente? Hasta el final del film la cosa no queda clara para los profanos en ciencias naturales. El huevo de la serpiente se rodea de una cutícula transparente que permite ver lo que se está gestando. ¿Y que se estaba gestando en la Alemania del 23? Por ahí van los tiros. Por ahí y por una Alemania derrotada síquicamente y que estaba pidiendo a gritos, pre nazis por supuesto, una reparación a su herida dignidad.

En un entorno de humillación, pobreza, tristeza, hambre, instintos de supervivencia e impunidad para los criminales, se desarrolla una historia preñada de los mismos sentimientos colectivos, pero a nivel individual, donde dos cuñados unidos en la desgracia, son sujetos pasivos de un tiempo donde los principios desaparecieron nadie sabe cómo ha sido y donde solo quedan la amargura y las falsas risas del cabaret. La larva del nazismo incubándose entre odios, experimentos, semitismo y desesperanzas varias.

Bergman retrata un Berlín oscuro, donde el miedo es la nota predominante y la fe se ha volatilizado. Hay muchas escenas impactantes – se exigen no años para entenderlas, pero sí madurez-, les dejo una, el sacerdote perdonando los pecados de Manuela (Liv Ullmann), no en nombre un Dios alejadísimo, sino en nombre de los propios humanos, y a su vez pidiéndole a ella perdón por su propia apatía. Una instantánea genial de un momento histórico en el que la serpiente no podía por menos que tomar forma.

Puntuación: 7,5



miércoles, 20 de julio de 2011

SIAMO DONNA (GIANNI FRANCIOLINI, ALFREDO GUARINI, ROBERTO ROSSELLINI, LUCHINO VISCONTI, LUIGI ZAMPA -1953)



Siamo Donna es una película de sketchs, concretamente 5, donde a diferencia de films similares, la conexión entre ellos está, no tanto en el argumento, sino en que se cuentan en primera persona y por actrices de reconocido talento, anécdotas y vivencias personales (presuntamente). Actrices de la talla de Alida Valli, Ingrid Bergman o Anna Magnani no se encuentran juntas todos los días, por lo que el visionado de esta película es tarea obligada para cualquier cinéfilo con ganas de aprender o de cualquier espectador que quiera comprobar que el buen cine no tiene fecha de caducidad.

No les quiero engañar. Hay sketchs mejores que otros. Pero les aseguro que todos tienen su aquel… El casting para la elección de dos actrices que participen en la propia película es todo un estudio social de la Italia de la posguerra con sus esperanzas y sus “porcas miserias”. Las estrellas del celuloide en un pedestal y las signorinas suspirando unas por el glamour y las pasarelas, y otras por una casita y bambinis. 

En un segundo sketch Alida Valli acude a una fiesta de compromiso de una asistenta y en un breve flash recuerda cuales eran sus íntimos sueños de chiquilla y cómo la fama la ha rodeado de vacíos e irrealidad. Se sorprende a si misma con un momento mágico junto al prometido de su amiga y con sentimiento culpable decide abandonar la fiesta.

El, tercero nos presenta a Ingrid Bergman filmada por Rossellini en su propia casa, contando, en un italiano no demasiado perfecto, sus desventuras con el gallo de una vecina. Ver a Mrss Bergman en tono cómico y distendido es un auténtico lujo. Sin embargo no es el mejor capítulo de la película.

El cuarto nos muestra a Isa Miranda, actriz no tan conocida por estos lares como las otras, en una historia melancólica donde cuestiona una profesión que la ha rodeado de premios y recuerdos pero que la ha absorbido al punto de renunciar a la maternidad. El encuentro con un niño herido y sus hermanos depara momentos entrañables.

Y por último, la grande, magna Magnani, actriz que me tiene robadas las entendederas al menos desde Mamma Roma y La rosa tatuada. Sin duda el sketch mejor, lleno de comicidad y magistralmente dirigido por Visconti. Un viaje en taxi y el suplemento por perros no falderos da lugar a una serie de situaciones a cual más cómica. Finaliza con una gran actuación de Anna Magnani interpretando una sonata italiana.

Imprescindible.

Puntuación: 8,00    



lunes, 18 de julio de 2011

EL SERPIENTE (HENRI VERNEUIL - 1972)


El mundo del espionaje y de los agentes secretos resulta a priori especialmente atractivo. Las astucias femeninas de Mata-Hari o los artilugios innovadores de 007 y su corte de súper mujeres esperando la frasecita de rigor : “Mi nombre es Bond… James Bond" han tenido, tienen y tendrán sus seguidores, entre los que me cuento. Pero ello no significa que los Bond, M o Moneypenny tengan cualquier parecido con la realidad, que por no haber no hay ni coincidencias. 

Películas como El serpiente o, la mucho mejor, El espía que surgió del frío, ofrecen una visión mucho más cercana a una realidad donde nada es lo que parece, la verdad y la mentira se solapan hasta hacerse indistinguibles y como resultante el espectador tiene todas las cartas para perderse en la trama, debiendo estar con los cinco sentidos agudizados y hasta con el sexto a punto por lo que pudiera pasar. Quizás por ello El serpiente sea un film que, debido a sus dobles agentes y a sus vericuetos algo retorcidos, despierta pocas simpatías. Tampoco ayuda mucho una realización algo irregular de Henri Verneuil, uno de los directores galos (de origen armenio) más americanizados en cuanto a su tipo de cine.

Sin embargo, si conseguimos salir del “laberinto” relativamente indemnes, concluiremos que El serpiente, sin ser un peliculón, tiene elementos más que suficientes para obtener un aprobado alto. Algo de suspense y acción (por ejemplo la escena del lago o la del puente), una fotografía excelente de Claude Renoir, o una maravillosa partitura de Morricone son puntos positivos de un film interesante donde la huida de un coronel soviético (Yul Brynner) a Occidente da inicio a una especie de juego de la verdad y a un magistral duelo interpretativo donde Henry Fonda, mister CIA, es el oponente. 

La Cia, la OTAN, el Foreign Office, son elementos de un tablero donde huele a podrido y donde se desarrollaban aquellas batallas de la guerra fría hoy un tanto olvidadas. Batallas donde los topos y los camaleones eran sus protagonistas principales y donde los satélites, radares y aviones de reconocimiento eran algunas de sus principales armas. Verneuil consigue situarnos en aquel tiempo donde el muro de Berlín separaba algo más que dos territorios. Eran dos sociedades con dos formas de entender la vida que vivían en perpetua sospecha. Sin embargo al director francés se le escapa algo el film de las manos lo cual en una película de este género resulta peligroso. Los documentales históricos “trucados” o esa visita turística por el interior del edificio de la CIA resultan folklóricos y prescindibles.

Buena actuación de Phillipe Noiret y Dirk Bogarde, Farley Granger en su línea hierática y Virna Lisi en la suya de mucha mujer y con un par de frases “lapidarias” completan un reparto de excepción algo desaprovechado.
Eso si la banda sonora, de lujo.

Puntuación: 6,60




viernes, 15 de julio de 2011

LA REBELDE (ROBERT Z. LEONARD - 1948)


En mi periplo por los siete mares cinematográficos hoy le tocó el turno a B.F.´s Daughter (La hija de B.F.) traducido aquí como La Rebelde, película de Robert Z. Leonard, director al que he visionado poco a pesar de tener una extensa filmografía y títulos más que atractivos. Probablemente este no sea su mejor trabajo, pero la presencia de Barbara Stanwyck en el papel protagonista y de Charles Coburn y Van Heflin en roles principales son atractivos más que suficientes para captar nuestro interés.
De entrada debo decir que lo de “La rebelde” me parece un tanto fuerte y totalmente fuera de lugar. El carácter de miss Stanwyck siempre me ha parecido de armas tomar, pero no es esta película precisamente el mejor exponente de su rebeldía. La niña rica no es pobre ni en el sentido lastimero de la palabra, Vive bien, idolatra a su padre, el magnate B.F., y toda su rebeldía consiste en dejar de la noche a la mañana a su prometido de toda la vida y casarse con un profesor de economía y conferenciante a ratos, soñando con irse a vivir a los mares del sur. Si el sueño hubiese consistido en unirse a alguna ONG con funciones humanitarias en países olvidados del mundo, adelante con la rebeldía, pero soñar con cocoteros, palmeras, playas de arena blanca y aguas cristalinas, pues como que no…
Destilando la esencia íntima de la trama, estamos ante temas  de permanente actualidad, el trabajo, el capital, las inversiones, los salarios, los beneficios, en definitiva, ante un modelo económico que en los años 40-50 parecía tener garantías ilimitadas de futuro y que hoy, como la primavera que ha venido y nadie sabe como ha sido, se ha esfumado entre especulaciones financieras, riesgos de la Deuda Pública y planes de rescate internacional. B.F., su hija, y cuantos se mueven en su entorno, representan al poderoso caballero don dinero. El profesor de economía junto a su amigo el periodista “progre” están en el otro lado de la moneda, allí donde se gestan las ideologías comunistas. Por cierto, me pregunto si la Comisión de Actividades Antiamericanas se escandalizaría con ciertas afirmaciones sobre los beneficios que se vierten en el film, en una de las escenas con más fuerza del film entre suegro y yerno.
A Robert Z. Leonard no se le puede discutir su experiencia, siquiera sea por el número de films realizados en el primer tercio del siglo XX. La experiencia conlleva, casi siempre, el hábil manejo de  técnicas de captación del interés y casi la voluntad de los espectadores. Los finales felices solían gustar a una mayoría de espectadores que buscaba en el cine vías de escape a  problemas personales, pero a veces resultaban poco coherentes. Tal vez sea este el caso. Es una idea.
Mi voracidad respecto al cine de la Barby por excelencia del cine clásico me condujo a este film. Los he visto mejores pero tampoco he lamentado el tiempo destinado a él.
Puntación: 6,75



jueves, 7 de julio de 2011

HITLER´S MADMAN (DOUGLAS SIRK - 1943)


Primer film en Estados Unidos de Douglas Sirk y tal parece que en la Aduana no se había desprendido aún de sus maletas cuando ya estaba filmando una película sobre uno de los personajes más odiosos de la contienda europea y lo hizo juntamente con otros exiliados que como él se habían establecido en USA, por ejemplo Seymour Nebenzal, productor en Alemania de films importantes como M de Fritz Lang o La caja de Pandora de Pabst, Edgar G. Ulmer o el fotógrafo Eugen Schuffan quien no figura en los títulos de crédito pues al parecer no era oficial por aquellos tiempos que estuviese trabajando en USA. Los expatriados germanos habían fundado la productora PRC (Producers Releasing Corp.) cuya “especialidad” eran los films B de bajo presupuesto y rodados casi en un suspiro. Hitler´s Madman se rueda en una semana, tiempo por lo demás bastante habitual, pero con la diferencia que uno de sus pases previos contó con la presencia de Louis Mayer quien gratamente sorprendido se hizo con los derechos para la MGM, precisando de Sirk el nuevo rodaje de algunas escenas.

El atentado que costó la vida al gobernador nazi de la región de Bohemia Reinhardt Heydrich fue un hecho real ocurrido en las afueras de Lidice, pequeña villa checa destruida por Himmler como represalia, asesinados sus hombres y deportadas sus mujeres. Heydrich fue un auténtico y odioso criminal nazi también rememorado por Fritz Lang en su excelente trabajo Los verdugos también mueren y al cual da vida en la obra de Sirk un John Carradine magistral. La película de Lang,  coetánea con la de Sirk, es un trabajo más elaborado y completo, pero ello no resta méritos a Hitler´s Madman.

El miedo, la rabia, la entereza y el coraje del pueblo checo ante la versión más inmunda del nazismo representada por un sujeto al que se denominaba "el protector" está perfectamente captada por Sirk y se nos transmite mediante momentos de sobrecogimiento y tensión tanto más duros cuanto más sabemos de su realidad. El premeditado atropellamiento de una procesión religiosa, la incursión de las fuerzas del Reich en la Universidad y el envío al frente de las estudiantes para solaz de las tropas, el brutal asesinato del sacerdote o el impactante desenlace final  son instantes mágicos de un film que evidentemente tiene muchos trasfondos, especialmente por el origen germano de los participantes en su realización, pero que no deja de ser un documento histórico de una época y de unos hechos que no han de olvidarse ni deben repetirse.


Puntuación: 7,25






lunes, 4 de julio de 2011

A 23 PASOS DE BAKER STREET (HENRY HATHAWAY - 1956)

La idea de partida es buena, incluso excelente. El agudizado sentido del oído de un escritor invidente percibe retazos de una conversación inquietante en la que se vislumbran meridianamente intenciones delictivas. Nuestro hombre, al llegar a su apartamento rememora y graba todo lo escuchado poniendo en alerta a una policía que, de forma muy conveniente para el desarrollo de la película, no ve en todo ello nada fuera de lo normal, por lo que el escritor ciego, su ayudante actual y una antigua secretaria y novia planifican una estrategia adecuada a las circunstancias y pasan a la acción.
Seguro que les suena a Hitchcock, pero no, se trata de Henry Hathaway, director de Niágara  quien, con la más que aceptable interpretación de Van Johnson y el buen hacer de Vera Miles, consigue una interesante película de suspense aunque a mi parecer algo artificial. La indolencia policial no resulta demasiado creíble, máxime cuando de los datos recordados por el escritor se obtienen suficientes pistas como para iniciar una investigación siquiera rutinaria. Pero no. Y claro, con tanta y tan conveniente inactividad, el trío investigador tiene el camino trillado hacia el éxito.
El cine es cine y tiene sus propias armas, y en saber utilizarlas está gran parte del éxito de los grandes realizadores que en este mundo han sido. Es posible que Hitchcock con una temática como esta hubiese situado a los espectadores un paso por delante de la acción intentando avisar a los protagonistas de los peligros que les acechaban. Hathaway nos sitúa un paso por detrás, a remolque de una trama que se gesta en el cerebro del protagonista. Ambas formas de entender el suspense son totalmente válidas y cada cual tenemos nuestras preferencias, por ello, aunque uno se quede con ese particular “touch” tito Alfred, no dejo de reconocer que “A 23 pasos de Baker Street” ha conseguido mantenerme intrigado y alerta, incluso tras una ajetreada y larga jornada laboral.
Lo que acabo de escribir me parece un ejemplo perfecto de lo odiosas que resultan las comparaciones. Por ello y por tratar de ser justo, quiero acabar recomendándosela.
Puntuación: 6,50