I walk
alone es una buena película de cine negro. Es cierto que la cosecha
del 48 no está tan considerada como la de otros años, especialmente
los primeros de la década, e incluso hay quien habla de “noir
tardío” concepto con el que no comulgo demasiado habida cuenta de
noirs posteriores de la talla de El abrazo de la muerte, Los
sobornados o La jungla del asfalto. Sin embargo doctores tiene la
iglesia y aquí no he venido a discutir calendario alguno sino a
recomendarles un excelente film de uno de esos directores semi
desconocidos para muchos pero que nos legaron obras de notable
interés. Pongamos que hablo de Byron Haskin.
Haskin
era ante todo un hombre de cine. Su carrera se cimentó no solo en la
dirección sino también en la fotografía y en los efectos
especiales, colaborando con grandes directores como Huston, Curtiz o
el propio Capra (Arsénico por compasión). Tras casi dos décadas
sin ponerse al frente de un proyecto cinematográfico vuelve con esta
I walk alone donde muestra el conjunto de sus virtudes, muy
especialmente el buen tratamiento fotográfico dado a las luces y a
las sombras, característica imprescindible de cualquier film noir
que se precie.
A
la película se le han achacado imperfecciones y considero que las
tiene. Algunos detalles muy peliculeros (un asesinato que en pocos
minutos está en la primera plana de todos los periódicos,
voceándose por las calles y desbancando cualquier otra noticia de
interés general que seguro haberla había) o incluso una natural
inexperiencia en actores que luego la derrocharían a manos llenas
(Burt Lancaster). Ello, por no hablar de las comparaciones odiosas de
Lauren Bacall con Lizabeth Scott a quien se adjetiva como lacia y
cuya voz demasiado profunda parece disgustar a quienes la escuchan en
VO. Todo ello parece cierto, aunque también pueden encontrarse
argumentos en contra de tales opiniones, o séase que al final uno
acaba asentando su propio criterio y ese es el que trato siempre de
dejar en este blog, el mío, tal vez equivocado pero sincero y
personal.
Estamos,
o al menos yo así lo considero, ante un film noir más que correcto,
donde bajo un planteamiento ciertamente convencional como es el de la
traición y deslealtad entre presuntos amigos (similar al
enfrentamiento entre Cagney y Bogart, en Ángeles con caras sucias)
se vislumbra una idea ciertamente original como es la evolución de
aquellos turbios negocios de contrabando de alcohol y cerveza propios
de los 30 a los prósperos garitos, casinos y salas nocturnas de
finales de los 40, donde el truco no estaba tanto en el alcohol que
se dispensaba ni siquiera en el propio juego sinó en las complejas
tramas contables, económicas y financieras, que permitían la
evasión de impuestos amén de corruptelas y otras guindas. No hace
falta que vuelvan a mirar la fecha, se trata de 1948 aunque nos
parezca el 2012.
Recién
salido de presidio, donde ha pasado los últimos 14 años, Frankie
Madison (Lancaster) encuentra a su amigo y socio de otros tiempos con
la intención de cobrarse su 50 % de los beneficios históricos y
presentes. Noll “Dink” Turner( Kirk Douglas) regenta en la
actualidad un exitoso club nocturno y a lo único que accede es a
reembolsar a Frankie la mitad de lo conseguido en su día por la
venta del negocio primigenio, al tiempo que se vale de su amiguita
Kay Lawrence (Lizabeth Scott) para tratar de sonsacarle sus
verdaderas intenciones.
No
les cuento más para no estropearles la fiesta si acaso se deciden a
ver el film, pero quiero decirles que aunque Burt Lancaster no era el
que luego fue, su interpretación es meritoria ( y no debemos olvidar
que su primer papel pocos años antes en Forajidos de Siodmak era
toda una premonición de buen hacer), que Lizabeth Scott resulta
bastante natural e incluso entrañable y no es necesario entrar en
comparaciones con la Bacall, que Kirk Douglas está perfecto como
mafioso ruín y despiadado, y que si son aficionados a esto, se
encontrarán con un Wendell Corey en el papel de Dave, contable a
sueldo y hermano del mismo Frankie, y que consigue elevar enteros la
nota de la película.
Y
como curiosidad, la presencia de aquel hispanizado San Valentín,
George Rigaud, que triunfó en nuestras carteleras en 1959 (El día
de los enamorados).
Puntuación:
7,35
5 comentarios:
Simplemente tomo nota.
El noir es un género que nos ha dado muchisimas obras maestras o cuando menos interesantes, asi que me apetece echarle un vistazo y además tanto Kirk Douglas como Lancaster que trabajaron tantas veces juntos me
parecen unos actores a los que hay que revisitar siempre.
un abazo Father
Es curioso, el título de la película no me suena de nada pero el argumento me suena muchísimo. De todos modos un noir de los años 40 con lancaster y Douglas (sin olvidar, claro, a la siempre bellísima Lizabeth Scott) merece la pena verse sí o sí. Me pongo a la tarea.
Father, como siempre una crítica magnífica que publicitaré como se merece.
Un abrazo
Pues estoy como el amigo Despotricador, el título no me suena nada, pero juraría que ya la he visto.
No estoy nada puesta en noir y me pasan estas cosas a menudo, pero no debería habérseme pasado el señor Rigaud... ¡con lo que me gustaba ese San Valentín de pequeña y su pegadiza canción!!
Un abrazo
Hombre no sabía que el director de La guerra de los mundos hubiese hecho una de cine negro protagonizada por Burt Lancaster. La tendré en cuenta.
Por cierto, estuve mirando por IMDb, y Haskin dirigió también Cuando ruge la marabunta.
Un abrazo, FATHER.
Cuando vivía en México vi esa película con el título "Volver a la vida". El tema del ex convicto traicionado por su socio no es muy original pero aunque no sea de las mejores del cine negro vale la pena por sus intérpretes, especialmente la poco aprovechada Lizabeth Scott. Saludos. Borgo.
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