En Los camaradas, Monicelli aúna a su
maestría para la comedia una dosis generosa de conciencia social abordando,
entre sonrisas, pero sin que le tiemble el pulso, los inicios del movimiento
obrero y su lucha por reducir el abusivo número de catorce horas diarias
laborales.
Con un Marcello Mastroianni magistral y
una Annie Girardot que gana enteros en cada nueva película que tengo
oportunidad de ver (recientemente visioné Trois chambres a Manhattan, de
Marcel Carné) el film se centra en la incipiente lucha por la mejora de las
condiciones de trabajo en la industria textil en el Turín de finales del siglo
XIX. Y lo hace sin perder ese sentido del humor tan propio y connatural del
cineasta italiano, aunque debo reconocer que la comedia se supedita a la
intensidad de los dramas singulares que se entrelazan unos con otros entre la
muchedumbre desorganizada de huelguistas a quienes trata de poner orden, el profesor Sinigaglia, un entrañable personaje que encuentra sentido a su existencia en su ayuda
a los explotados obreros.
El film es un retablo absolutamente
realista de las durísimas condiciones de vida y trabajo de una comunidad que
lucha por una supervivencia casi imposible entre accidentes laborales que
acechan en las sombras de la agotadora jornada laboral. Una distracción fruto
del agotamiento equivale a la pérdida de una mano y con ella se acaba yendo la
propia vida en una sociedad carente de mutualidades y socorros para la clase
obrera.
Hay escenas y momentos sublimes realzados
sin duda por una fotografía espléndida que invita a darle al pause de nuestro
reproductor para recoger en blanco y negro una instantánea de vida: El
siciliano que rompe la huelga y reclama la puesta en marcha de todas la
maquinaria de la fábrica para él solo, los obreros cansados acudiendo a la
escuela nocturna, las colectas solidarias, e incluso una preciosa declaración
de amor en pleno funeral del padre de ella, un obrero atropellado por un tren
en un enfrentamiento con los esquiroles traidos por la empresa. Y especialmente destacable la escena cumbre de un final que no voy a desvelar. Momentos que
nos solidarizan con aquellos pioneros de los derechos sociolaborales y con las
duras circunstancias de su realidad cotidiana. Eso si, siempre con una sonrisa
Monicelli en nuestros labios.
Puntuación: 8,15
6 comentarios:
Alta puntuación le das, asique tomaremos nota.
siempre un placer pasar por aquí, Father.
Saludos
He tenido graves problemas con el ordenador, pero ya está superado. Hace poco he visto Rufufu y desde luego este director sabe diseccionar la sociedad italiana.
Guau, qué bien suena. Creo que este tipo de pelis vienen bien para momentos como los que atravesamos. De Monicelli creo no haber visto nada, FATHER, o sea que con más motivo. Por el tema podría ser una peli neorrealista, pero me da que Monicelli no pertenece a tal tendencia en la que la comedia brilla por su asuencia. Me la apunto para ver a la mínima oportunidad que tenga.
Un saludo. Estupenda reseña.
Abril: El cine de Monicelli auna compromiso social y comedia. Este es un magnifico ejemplo. De los mejores.
Merece la pena tomar nota
Y siempre es un placer recibirte.
Un abrazo.
Jack: Espero que lo de los problemas en el ordenador no se me contagie. Ya empiezo a tener algunos tesoros no valiosos economicamente pero si en el terreno cinematografico. Rufufu es una pasada y el potaje de morcilla otra. "No seas loco que te van a hacer trabajar..."
Me encanta el cine italiano y Monicelli es un director comprometido como bien dices con la sociedad y con su historia. Esta pelicula creo te gustará.
Un gran abrazo.
No tiene las caractericas del neorrealismo aunque en este film se implica mucho con la sociedad y su desarrollo. Sinceramente Javier hay mucho de Monicelli donde elegir. Esta es una buena opción donde se mezclan tristezas pero tambien buen humor. Hay otras como Rufufu donde el humor parece dominarlo todo, a pesar de que debajo se ve que está la propia vida y sus problemas cotidianos.
Verás que el humor de Monicelli tiene mucha agudeza y sobresale de los topicos al uso. Anímate.
Un abrazo.
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