miércoles, 15 de abril de 2009

EL AMOR HA MUERTO (ALAIN RESNAIS - 1984)


Así. Sin mayores preámbulos. El amor ha muerto es una película aburrida. No quiere decir que sea mala. No. Tampoco que no sea una realidad como la muerte misma. Quiere decir solo lo que digo, que es aburrida, muy aburrida. Anestesia en porrón. ¡Ah! ¿Que a usted le gustan las trascendencias de Resnais? Mis respetos que no mis disculpas. Porque no estoy diciendo nada de lo que deba disculparme. Porque valoro como el primero las intenciones de hacer un cine inteligente y con sentidos profundos. Bergman también tuvo las mismas intenciones y las puso en práctica con calificación "cum laude" pero incluso a la propia muerte la retrató jugando. Es cierto que al ajedrez, porque a la gallinita ciega ya hubiese resultado demasiado, pero ese comportamiento lúdico ya supuso algo nuevo y algo distinto para los espectadores que asimilaban las profundidades de Bergman de forma mucho más fácil, como quien se toma unas píldoras con un vaso de agua en lugar de "a palo seco", digamos Resnais.

Ensalzo las argumentaciones intimas del film, la muerte y la resurrección, el amor y su dependencia, Dios y el suicidio, el miedo a la muerte especialmente por segunda vez. Creo que son temas que la sociedad elude y que Resnais se atreve a plantarnos junto a nuestras propias narices. Este Resnais es una mosca cojonera. Disculpen ustedes. Me venció lo gráfico a lo conveniente. Pero eso no lo convierte en divertido. La película es un somnífero de valerianas y otras hierbas. Gracias a la presencia de Fanny Ardant puedo escribir estas líneas con una base real en lugar de estar narrándoles una pesadilla y eso no presupone que el resto de actores lo hagan mal. Solo significa lo que ya les he dicho... y repetido.


Mis escarceos con el cine francés vienen, por lo general, resultando pequeños fracasos. Es cierto que no me aventuro demasiado en él y que cuando lo hago trato de encontrar joyas maravillosas, obras maestras de este arte que nos gusta. Pero mis índices de fracaso son preocupantes. Tropecé con El desprecio de Godard. Tropecé con La rodilla de Claire de Rohmer. Y ahora con esta El amor ha muerto de Resnais.


¿Debo hacérmelo mirar? ¿Qué me pasa, doctor?





3 comentarios:

Anónimo dijo...

pues sí. deberías hacértelo mirar. y bastante.

Anónimo dijo...

Sin ánimos de... "de ser cinéfilo"... tengo que decir que... tengo el mismo problema... O sea... el cine francés, aquel más "clásico", culto, asociado peligrosa (aunque no exclusiva) mente al mayo del 68 (aunque también está Bresson...) o aquel que se enseña en escuelas de cine o se ha recomendado 1001 veces mostrando la caída de eso que hasta determinado momento se entendía cinematográfico... tiende (y no más que eso) a aburrirme. A aportarme poco. A dejarme con una sensación de "mucha pompa de profundidad"... De cualquier manera... y sin conocer demasiado del asunto... hay algunos François Ozones, Jean Pierres Jeunetes y otros que hacen que la "generalización cinematográfico-nacionalista" no sea del todo certera.
Pero... ¿Por qué escribir todo esto? Porque me he encontrado en tus palabras el reflejo de mi sensación, en concreto, ante ésta película. Y, lamentablemente, a partir de Marienband... para buena parte de la filmografía de Resnais (que, a mi entender, en más de un momento... Parece haberse quedado con una fijación de "El Fantasma de la Libertad" de Buñuel...).
¿Consecuencias? Quien no se tenga como especialmente culto, quien no quiera quedar bien ante algún crítico o cinéfilo, quien haya nacido de unos años a esta parte (a menos que estudie cine, sea cinéfil@, crític@ o busque relacionarse con una persona de tales calañas y atributos) habrá olvidado "al cineasta de la memoria".
Si lo que acabo de decir no se entiende... es porque he visto mucho cine francés.

FATHER_CAPRIO dijo...

Se entiende perfectamente y aunque yo no sea tan experto en cine francés, tengo mucha experiencia en saber lo que me gusta y lo que no. Y por mucho que grandes especialistas me hablen de genios absolutos del cine a los que hay que seguir echando flores a cada paso que dan, yo las echaré cuando el paso me convenza por mi mismo.

Eso no quiere decir que no traten aspectos de la vida interesantes y rompedores política y/o socialmente, pero muchas veces los envolvían en ropajes tan sumamente profundos y filosóficos que se necesitan años de estudio o una cierta condición poco común en la mayoría de los mortales, para entenderlos.

Aquellos que degusten cual gourmets este film u otros similares merecen mi respecto, mi admiración y me dejan asombrado, pero ello no significa que deba comulgar con sus pensamientos. Mis estudios cinéfilos deben andar por el primer curso mientras ellos hacen el doctorado. Queden felicitados...

Me gustaría verte por aquí.