domingo, 14 de febrero de 2010

EL HOMBRE QUE PUDO REINAR (JOHN HUSTON - 1975)




Estamos ante una excelente película de John Huston, director del que siempre he esperado mucho y que, por lo común, me lo ha dado, con excepciones tipo La carta del Kremlin a la que a falta de calidad muchos han incluido en el denominado cine de culto. No es el caso de El hombre que pudo reinar donde la calidad es evidente y la interpretación de Connery, Caine y Plummer mas que notable.

Basada en una obra de Kipling y con el propio Kipling como personaje de la historia, el film narra el periplo de una pareja de militares británicos desde la India a Kafiristan, siguiendo la ruta del gran Alejandro, con el preciso objetivo de convertirse en los reyes número 33 y 34 de un extenso y disperso territorio de comunidades tribales independientes en continua contienda y con 32 coronados en activo.

Aventuras, debo reconocerlo, no les faltan. Afganistán, ríos caudalosos y el imponente Himalaya suponen retos que ningún humano salvo Alejandro el griego fue capaz de superar. Pero, si un griego lo hizo ¿Por qué no dos británicos? El binomio Carnehan (Caine)- Dravot (Connery) con más moral que el Alcoyano lo consiguen con la ayudita no desdeñable del destino que echa algunos cables, como por ejemplo una avalancha de nieve que permite a nuestros amigos continuar ruta, y es que no siempre se hace camino al andar.

¿La más bella película de aventuras, según mantiene Maruja Torres? Yo no diría tanto. Puede que si o puede que no. ¿Existe la mejor? ¿La más bella? Espejito, espejito. ¿Cuál es? La foto finish no nos lo aclara. Lo que si es cierto es que no es fácil ser originales en esto de la aventura. Sin embargo, la novela de Kipling, el guión de Huston y Gladys Hill, el espíritu aventurero innato de Huston y los muchos años (mas de veinte) que tardó en darle forma, lo consiguen. Estamos ante un buen trabajo cinematográfico, fiel en lo básico a la obra literaria, aunque, en una especie de guiño cinéfilo a la par que homenaje a su autor, cambie el personaje del narrador por un Kipling periodista (Plummer) y también sustancialmente fiel a ese tipo de personajes muy a lo Huston, paridos a base de reveses y desengaños, idealistas, utópicos, quijotescos y perdedores. Carnehan y Dravot son los dos platos de una romana en equilibrio inestable, cada uno compensando las abundancias y las carencias del otro.

Por no pecar de injustos, la música de Jarre un lujazo. La fotografía, otro. Y en resumen una película para enmarcar de un director que cuando es bueno es muy muy bueno. John Huston, elevando, a base de películas como esta, el cine a la categoría de arte.



2 comentarios:

David dijo...

Esta peli está muy bien. Más que recomendable. No estoy de acuerdo con Maruja Torres y veo la cosa esa de escoger una como tú, turbia o borrosa en el espejo(ja,ja), pero sí que es muy entretenida y de las mejores del género, sin duda. La escena "final" en el puente tal vez lo que más me gustó. Un saludo.

ANRO dijo...

De acuerdo con David y por mucho que diga la Maruja (que sí entiende un rato de cine)
Esta peli me gustó muchísimo y creo que está entre las mejores de Huston. Muy en su estilo y en sus fantasías.
Me encantan ambos intérpretes. Ambos están geniales. Tanto monta monta tanto.
Habrá que indagar en esos veinte años de producción, porque debe de haber millones de anécdotas colaterales al rodaje.
Consigues despertar mi curiosidad.
Un abrazote.