El secreto está en la voz. Esta y no otra es la explicación de la gran valoración de un actor novel (en el cine americano) como Claude Rains quien, por su invisibilidad, no chupa demasiada cámara. Eso sí, su "golden sinister voice" fue su principal valedor ante James Whale quien, desde el principio, jugó la baza de Rains frente a un Boris Karloff excesivamente costoso para la productora. Les digo todo esto para que no cometan el mismo error que yo cometí, es decir, ver la versión doblada. Avisados quedan.
Sin el plato fuerte de la voz siniestra e intelectual de Claude Rains, mis oídos se centraron en los gritos de Una O,Connor magistral y mis ojos en la hermosa presencia de Gloria Stuart, actriz que reverdeció laureles en Titanic como recordarán, mientras que mi interés se prendía en una historia, donde se mezcla la comedia, negra por supuesto, con el terror de unos personajes que Whale acerca al espectador en una oferta de cotidianeidad. Por supuesto que en este estilo Whale no falta ni sangre ni truenos, elementos imprescindibles en una película de terror que se precie, pero sus criaturas suscitan la curiosidad del espectador no exenta de cierta ternura.
Es sabido que el film está basado en una obra de H.G. Wells. Los puristas aducen diferencias sustanciales entre film y novela. Por ejemplo, la inclusión de una trama amorosa es una de las licencias cinematográficas. Por otra parte, el propio Wells declaró que la película había convertido a un científico brillante en un lunático y esa licencia no podía perdonarla. Whale replicó que para la audiencia solo un perturbado podría querer volverse invisible. Controversias aparte, la película ha quedado como una de las obras maestras del género y James Whale fue recompensado con una Mención Especial en el Festival de Venecia de 1934 por su labor. Por su parte The New York Times incluyó al film entre los diez mejores de 1933.
Lo que sí merece mención, y muy especial, son los efectos especiales. El "mago" John P. Fulton mediante una técnica de fondos negros, precursora de tecnologías más actuales como la pantalla azul, consigue efectos prácticamente perfectos absolutamente innovadores.
En resumen, una película imprescindible por muchos motivos y en la que, a pesar de sus discrepancias, H.G.Wells alabó la espléndida actuación de Una O,Connor
1 comentario:
Buenas tardes,
Creo que El hombre invisible es un filme correcto pero superficial tanto argumental como cinematográficamente. De todos modos, siempre es de agradecer una reseña sobre los filmes de la época dorada de la Universal en el terror.
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