Los ojos de Barbara Stanwyck llenando por completo la pantalla. Como música de fondo, el discurso "romántico-idealista-país multicolor" de William Holden. Esta es la síntesis de un film que prometía tiburones despedazándose y se quedó en plácidas abejas Maya bajo el sol. Porque, miren ustedes, sin adelantar desenlaces, la cosa no es creíble. El mundo empresarial si por algo se caracterizó en el siglo XX fue por su culto al dinero, al beneficio y a la rentabilidad de los accionistas. O sea que Fredric March es el único que parece tener los pies en el planeta Tierra, mal que nos pese y aunque sea el malo de la película.
¿Que los muebles quedan perfectos para la foto del muestrario y nada más? Ya lo dijo Quevedo, poderoso caballero es Don Dinero. ¿Que la pata de la mesa está desatada y quebrada? Din Don Din Don es Don es Don Dinero. Lo del cliente siempre tiene razón es un invento moderno, un mal necesario para seguir atesorando beneficios pero sin perder el norte. ¿O es que se piensan que la crisis actual surge para proteger al sufrido ciudadano, fiel cliente de las empresas de toda la vida? Mas bien al contrario, son las especulaciones financieras de quienes tienen dinero y quieren más todavía, las que pisotean la economía mundial. Todo eso ya lo saben ustedes.
Si no han visto la película tal vez desconozcan que Robert Wise contó con un plantel de actores excelentes: Paul Douglas, June Allyson, Fredric March, Shelley Winters, Walter Pidgeon, Nina Foch (excelente), Louis Calhern, William Holden y mi admiradísima Barbara Stanwyck, y si la película mantiene un nivel medianamente digno es gracias a ellos. Tampoco hay que infravalorar su inicio, cercano al cine negro o determinados aspectos concretos como el desarrollo de las votaciones con su carga de tensiones y motivaciones ocultas. Y para serles, absolutamente sinceros, en ciertas fases del film llegué a buscar puntos de coincidencia con aquella maravilla de Frizt Lang que se llamó Mientras Nueva York Duerme.
Puro espejismo. Al final, la película que rondaba por mi cabeza era La locura del dólar del maestro Frank Capra. Su propuesta optimista para una sociedad americana en crisis me pareció muchísimo más ortodoxa y ajustada a los cánones económicos que esta La torre de los ambiciosos. Capra levantaba los ánimos a un país en bancarrota. Wise levanta a los espectadores de los asientos canturreando..."la abeja Maya bajo el sol"...
¿Que los muebles quedan perfectos para la foto del muestrario y nada más? Ya lo dijo Quevedo, poderoso caballero es Don Dinero. ¿Que la pata de la mesa está desatada y quebrada? Din Don Din Don es Don es Don Dinero. Lo del cliente siempre tiene razón es un invento moderno, un mal necesario para seguir atesorando beneficios pero sin perder el norte. ¿O es que se piensan que la crisis actual surge para proteger al sufrido ciudadano, fiel cliente de las empresas de toda la vida? Mas bien al contrario, son las especulaciones financieras de quienes tienen dinero y quieren más todavía, las que pisotean la economía mundial. Todo eso ya lo saben ustedes.
Si no han visto la película tal vez desconozcan que Robert Wise contó con un plantel de actores excelentes: Paul Douglas, June Allyson, Fredric March, Shelley Winters, Walter Pidgeon, Nina Foch (excelente), Louis Calhern, William Holden y mi admiradísima Barbara Stanwyck, y si la película mantiene un nivel medianamente digno es gracias a ellos. Tampoco hay que infravalorar su inicio, cercano al cine negro o determinados aspectos concretos como el desarrollo de las votaciones con su carga de tensiones y motivaciones ocultas. Y para serles, absolutamente sinceros, en ciertas fases del film llegué a buscar puntos de coincidencia con aquella maravilla de Frizt Lang que se llamó Mientras Nueva York Duerme.
Puro espejismo. Al final, la película que rondaba por mi cabeza era La locura del dólar del maestro Frank Capra. Su propuesta optimista para una sociedad americana en crisis me pareció muchísimo más ortodoxa y ajustada a los cánones económicos que esta La torre de los ambiciosos. Capra levantaba los ánimos a un país en bancarrota. Wise levanta a los espectadores de los asientos canturreando..."la abeja Maya bajo el sol"...
2 comentarios:
Pues mira, yo pensaba que esta peli daba para más....De hecho hace unos días estaba repasando la filmografía de la Bárbara y me planteé la posibilidad de tratar de ver precisamente "La Torre de los Ambiciosos", título que promete, director que promete y actores que te entran por los ojos....pues después de leerte me plantearé esa revisitación. En todo caso iré prevenido.
Un abrazote.
Totalmente de acuerdo, vi esta película hace unos meses y me decepcionó muchísimo, me pareció muy floja. Y mira que Robert Wise me gusta, por no hablar de esos actores tan magníficos y solventes, pero ni por esas.
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