Al western, género rudo donde los haya, no le sientan demasiado mal los aires de comedia ni las sátiras inteligentes. El humor no es incompatible con el salvaje oeste, como ya probaron suficientemente los Marx Brothers. La batalla de las colinas del whisky es otra muestra más de una simbiosis donde el "muerde la bala" y el "yo soy la venganza" son reemplazados por las visiones borrachas de oráculos borrachines, las alegres cantinelas de la liga de mujeres antialcohol y los otrora indómitos indios exhibiendo sus papeles que los acreditan como buenos ciudadanos.
Esta es una visión superficial, sin duda, de un film que deja buenas vibraciones y al que se le ha criticado con cierta razón su duración excesiva. Más de dos horas y media es mucho tiempo cuando en realidad y como es el caso no hay tanto que decir. Las caricaturas del ejército, de las ligas femeninas, de los salvajes indios pero menos y de los honrados y sedientos ciudadanos de Denver están muy bien conseguidas aunque se dilatan mas de lo aconsejable con riesgo de cansar al espectador. Menos mal que la excelente música de Elmer Bernstein ameniza la velada con sus pegadizas "westerns-melody"
Un cargamento de whisky con destino a Denver es, por muy distintas razones, el clarísimo objeto del deseo de señoras intolerantes, indios aparentemente redimidos, oráculos con falta de gasolina (léase whisky) y ciudadanos sedientos, todos bajo el cielo protector del ejercito USA. Mezcla explosiva donde las haya, encendida por los conflictos laborales de los explotados conductores irlandeses y avivada por Jefe Cinco Barriles y su tribu.
Seguro que habrá quien considere impropia esta alteración de un género habitualmente tan purista como el western y especialmente viniendo de quien viene, de un John Sturges, figura señera donde las haya. Por mi parte agradezco la originalidad de un film que nos depara instantes humorísticos plenamente conseguidos y secuencias inolvidables, amen de una muy buena interpretación de Burt Lancaster, Lee Remick y Donald Pleasence entre otros. El caso de Lancaster puede ejemplarizar como un actor de los considerados duros puede encajar perfectamente dentro del cine "club de la comedia". Claro que, como resulta evidente, estamos hablando de uno de los actores más capaces de la historia del cine.
Este tipo de películas suelen catalogarse dentro del cine familiar. Estoy de acuerdo. Sin embargo me niego asociar conceptos como cine familiar, cine de barrio, cine palomitas y siguiendo por esa línea, acabar en los conceptos estereotipados de siempre, con la calidad dejando más que desear. La batalla de las colinas del whisky ofrece interés, buen hacer y entretenimiento en un trabajo de Sturges que, sin ser una obra maestra, está perfectamente conseguida.
Eso sí, se les fue la mano con la duración.
Esta es una visión superficial, sin duda, de un film que deja buenas vibraciones y al que se le ha criticado con cierta razón su duración excesiva. Más de dos horas y media es mucho tiempo cuando en realidad y como es el caso no hay tanto que decir. Las caricaturas del ejército, de las ligas femeninas, de los salvajes indios pero menos y de los honrados y sedientos ciudadanos de Denver están muy bien conseguidas aunque se dilatan mas de lo aconsejable con riesgo de cansar al espectador. Menos mal que la excelente música de Elmer Bernstein ameniza la velada con sus pegadizas "westerns-melody"
Un cargamento de whisky con destino a Denver es, por muy distintas razones, el clarísimo objeto del deseo de señoras intolerantes, indios aparentemente redimidos, oráculos con falta de gasolina (léase whisky) y ciudadanos sedientos, todos bajo el cielo protector del ejercito USA. Mezcla explosiva donde las haya, encendida por los conflictos laborales de los explotados conductores irlandeses y avivada por Jefe Cinco Barriles y su tribu.
Seguro que habrá quien considere impropia esta alteración de un género habitualmente tan purista como el western y especialmente viniendo de quien viene, de un John Sturges, figura señera donde las haya. Por mi parte agradezco la originalidad de un film que nos depara instantes humorísticos plenamente conseguidos y secuencias inolvidables, amen de una muy buena interpretación de Burt Lancaster, Lee Remick y Donald Pleasence entre otros. El caso de Lancaster puede ejemplarizar como un actor de los considerados duros puede encajar perfectamente dentro del cine "club de la comedia". Claro que, como resulta evidente, estamos hablando de uno de los actores más capaces de la historia del cine.
Este tipo de películas suelen catalogarse dentro del cine familiar. Estoy de acuerdo. Sin embargo me niego asociar conceptos como cine familiar, cine de barrio, cine palomitas y siguiendo por esa línea, acabar en los conceptos estereotipados de siempre, con la calidad dejando más que desear. La batalla de las colinas del whisky ofrece interés, buen hacer y entretenimiento en un trabajo de Sturges que, sin ser una obra maestra, está perfectamente conseguida.
Eso sí, se les fue la mano con la duración.
1 comentario:
Gocé extraordinariamente la primera vez que vi esta peli...y curiosamente no recuerdo que me pareciera excesivamente larga...parece que sí lo era.
Los interpretes me parecieron fantásticos, pero sobre todo la música de Bernstein. Me has animado a verla de nuevo.
Un abrazote
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