domingo, 20 de marzo de 2011

DOCE DEL PATÍBULO (ROBERT ALDRICH - 1967)


Doce del patíbulo es una película entretenida. El cine es cine por lo que si no encontramos demasiadas semejanzas con la realidad tampoco pasa nada. Si los alemanes salen "alegremente" uno tras otro para ser ametrallados sin remisión es el peaje que hay que pagar al entretenimiento y al que ganen los buenos, no faltaría más. Si los bidones de gasolina aparecen en el sitio adecuado y en el momento justo como si la providencia se hubiese envuelto entre barras y estrellas pues lo mismo, que no se trata de alargar la película desmesuradamente.

Sin embargo el entretenimiento de la primera vez que vi esta película y el de este nuevo visionado ha sido distinto. La primera vez valía todo. Los buenos eran muy buenos. Es verdad que estaban condenados al patíbulo o a prisión casi de por vida pero eran unos tipos nobles a los que muy mal debieron ponérseles las cosas para hacer lo que hicieron. La guerra y una misión prácticamente suicida van a poner las cosas en el lugar donde siempre debieron estar y redimirlos de sus anteriores malos pasos. Por el contrario los nazis, y así lo certificaban los comics de la época tipo Hazañas Bélicas, eran seres innombrables solo merecedores de morir entre aplausos del respetable. Pero el segundo visionado fue distinto, entretenido, eso sí...

 Encerrar a oficiales, resto de tropa, amiguitas y personal de oficios y servicios en los calabozos del castillo, hacerlos estallar sin el menor escrúpulo y encima ser condecorados por ello, limpiando así su historial delictivo me parece lo más ajeno a las convenciones de Ginebra y de lo más inmoral que se haya visto en cine. Porque ser de "los buenos" no consiste en matar enemigos nazis a diestro y siniestro sino en tener principios. Y los años me han hecho ver que, en esta historia, de principios no andan sobrados .

Con un buen reparto (Lee Marvin, Telly Savalas, Trini López, Ernest Borgnine, Charles Bronson, Robert Ryan, etc.) y con dosis de humor algo elevadas para un tema bélico como éste, la película se deja ver. Aldrich consigue que pasemos dos horas francamente entretenidas, con las puntualizaciones antedichas.

A bote pronto y puestos a elegir prefiero Los cañones de Navarone, por ejemplo...

4 comentarios:

David dijo...

Lo primero... me alegro de ver que estás por aquí otra vez. Bueno, lo vi en la anterior entrada, pero no he tenido tiempo ni de leerla y no tengo fresca la peli. Esta en cambio la vi hace unos meses... y sí la vi de crío el recuerdo era muy-muy borroso.
De principios no andaban sobrados, no. Pero, ¿todo vale en el amor y en una peli bélica ;-)?
De hecho, fíjate que el personaje de Telly sigue comportándose como el psicópata que es... El resto se redimen un poco en algún caso. Y sí, bueno son asesinos...Pero qué quieres que te diga, eso de "Encerrar a oficiales, resto de tropa, amiguitas y personal de oficios y servicios en los calabozos del castillo, hacerlos estallar sin el menor escrúpulo y encima ser condecorados por ello,..."
Bueno, tú ya has visto y escuchado el discurso final de Monsieur Verdoux, ¿no?.
A mí en esta peli me encanta Lee Marvin (qué tío).
Los cañones de Navarone. Joder! Esa la vi yo en el cine! En un reestreno... pero me llevó a verla mi tío. Hace ya mucho.
Esta es entretenida, eso es verdad.
Un saludo.

Jack dijo...

He visto tu comentario en el blog de Anro y rápidamnete he abierto mis comentarios por ver si estabas por aquí. No te imaginas lo que me alegro. Tus opiniones sobre cine son de mucho valor para mi. Y no es coba.

Pepe del Montgó dijo...

El cine forma parte muy importante en mi modo de vida y tus opiniones las sigo con gran interés, especialmente del cine clásico que es lo que normalmente comentas. Me alegro verte otra vez por aquí.

FATHER_CAPRIO dijo...

A todos vosotros os doy las gracias por vuestros comentarios. Gracias a Dios mi ausencia no se ha debido a problemas de salud ni a nada negativo. Solamente es que de vez en cuando se necesita hacer un alto en un camino precioso pero en el que la rutina trata de vencernos. Aparte de que con el trabajo, la familia y el poco tiempo disponible (Y ver cine, por supuesto) pocas maravillas pueden hacerse.

No he estado en el Tibet de meditación (como decía Anro) pero esto ha sido una especie de cura y ha llegado un día en que noté las pilas cargadas de nuevo.

Vuestros comentarios, el estar de nuevo ahí hacen que estas viejas pilas cargadas se vuelvan alcalinas

Aquellos que piensan que Internet solo tiene aspectos negativos deberían darse una vuelta por nuestros blogs...

Gracias amigos.