Con una cierta regularidad vengo dando un repaso a la filmografía de Mario Monicelli. Hoy le tocó el turno a “Risate di gioia” algo así como Risas de alegría, traducida en España como Llegan los bribones, título no muy afortunado que sugiere más aquellas películas insustanciales de Burt Reynolds o similares que esta película italiana de 1960 de Anna Magnani después de su periplo norteamericano donde recibió el Oscar a la mejor actriz por “La rosa tatuada”.
La Magnani está magna como siempre. Permítanme el juego fácil de palabras. Y abusando de su benevolencia añadiré que la magnitud de la italiana es inconmensurable. Su dueto con Toto es absolutamente inolvidable en la línea de otras muchas colaboraciones anteriores. Su número musical conjunto una pequeña joya que nos deja con ganas de repetir.
Las desventuras de una extra habitual de Cineccitá en la Noche de Fin de Año es el argumento de este film del director italiano donde, junto a su inigualable sentido de lo cómico, nos muestra su vena más sentimental y humana. La extrovertida Tortorella (Anna Magnani) esconde en su interior una mujer sensible y falta de cariño. El pícaro Umberto (Totó), dispuesto a casi todo por una lira, es en el fondo un pobre diablo honrado a carta cabal. Y hasta el único y verdadero bribón de la película, Lello (Ben Gazzara), no tiene un futuro demasiado halagüeño en la profesión cuando debe acabar robando collares de la Madonna en las Iglesias.
Risas regadas con chianti. Ese chianti que le sienta tan bien a las comedias italianas y que Monicelli sabe escanciar como nadie, aparcando por un instante las carcajadas o mejor dicho, trasmutándolas en cómplices sonrisas que acompañan esas porcas miserias tan genuinamente italianas. Comedia con fundamento y su puntito de reflexión. Realismo de una Italia de transiciones en tono de ja.
Se ha dicho que Monicelli viene a ser algo así como una mezcla entre Billy Wilder y Martin Scorsese. Aunque es cierto que Riseta di Gioia evoca el recuerdo de ¡Jo que noche!, tal afirmación me parece desorbitada. Monicelli es Monicelli y eso significa mucho.
Por cierto, no se pierdan la buena actuación de Fred Clark como americano borracho. Clark es uno de esos secundarios con frecuentes apariciones en series televisivas, a los que no ubicamos demasiado bien pero recordamos con agrado.
Puntuación: 7,75
2 comentarios:
Siempre falta tanto por ver pero espero ir aprendiendo y disfrutando, estoy ansiando visionar algo de Monicelli, que como leo está abocado al género cómico, lo cual es siempre un placer, algo que hay que buscar en el pasado que actualmente por más abundante la oferta no resulta mejor. Y decir que Magnani me encanta, una de las grandes actrices italianas de siempre, con una fuerza que devora la cámara. Un abrazo.
Mario.
Ana Magnani es una de las actrices más grandes de la historia del cine. Su fuerza es tremenda, aunque muchas veces esconde fragilidades interiores. Su comicidad es también maravillosa. En esta película tiene de las tres cosas.
Monicelli es un director que siempre me deja buen sabor de boca.
Y es verdad hay demasiado cine pendiente. Solo es cuestión de saber elegir.
Un abrazo.
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