Con
el cambio de espinacas por manzanas de caramelo, barco pesquero por
coche policial y flacucha Olivia por ocasional ciclista de botas
rojas, les presento: “Aquí, en su pantalla: ¡¡El famoso
Popeye!!". El terror de los minoristas de chichinabo y la mosca
cojonera de los jerifaltes del tráfico de estupefacientes. Un cop al
estilo Callaghan (aunque nuestro Harry se estrenó posteriormente) y
un año, 1971, en que la televisión pronto había llegado y con ella
personajes como el teniente Colombo o Simon Templar el Santo, y
series como Ironside o 77 Sunset Street. Este era el marco. Un marco
al que hay que sumar películas precedentes como Bullitt con una de
las persecuciones automovilísticas más espectaculares que ha dado el cine (y ha dado
unas cuantas) o Cowboy de medianoche.
Un
ambiente ciertamente propicio para un film que obtiene cinco Oscars
de un total de 8 nominaciones, incluyendo mejor película, mejor
director (William Friedkin) y mejor actor (Gene Hackman). La créme
de la créme de los premios en una añada de vinos interesantes (La
naranja mecánica o El violinista en el tejado). Tampoco es ajeno al
impacto social de esta película, el hecho de que en los años 60 se
produjera el despegue del problema de la drogadicción asociada a
movimientos juveniles culturales y antisistema, como el fenómeno
“hippie”, al que pusieron música entre otros, Scott Mackenzie,
Joan Baez, Janis Joplin, el mismo Jimi Hendrix, o los propios
Beatles especialmente con su séptimo album Revolver.
Hasta
aquí el entorno sociológico en el que se realiza y estrena French
Connection, una película que, debo reconocerlo, me impactó cuando
allá por los 70 la vi por primera vez y de la cual siempre ha
guardado un excelente recuerdo, especialmente grabada en mi memoria
la persecución de Fernando Rey por Gene Hackman. Seguramente en
aquel momento justifiqué sobradamente los galardones que se le
otorgaron. Hoy, cuestiono algunos de ellos pues tan solo uno ha
superado para mi la prueba del nueve, o sea el test del paso del
tiempo, el reconocimiento a Gene Hackman como mejor actor. Eso sí,
la escena de la persecución, con su juego de disimulos y las
carreras coche-ferrocarril, siguen estando ahí entre los mejores
momentos de la historia de este arte.
Para
quienes no hayan visto el film les diré que en resumen estamos ante
una pareja de polis (bueno, malo: Roy Scheider, Gene Hackman)
quienes, un tanto por aburrimiento y otro tanto por casualidad,
investigan a un sujeto con mucho alarde de billetes grandes. Sus
pesquisas acaban conduciéndoles hasta un gran negocio de tráfico de
drogas dirigido por Alain Charnier (Fernando Rey) francés residente
en Marsella y bon vivant por devoción. Entre Manhattan, Brooklyn y
Washington DC se produce una caza sin cuartel.
Sobre
esta línea argumental básica podemos encontrar otras más
accesorias pero no por ello menos interesantes. Así, los
desenfrenados métodos de Popeye Doyle son cuestionados incluso por
sus propios compañeros, habiéndole costado la vida a algún agente policial.
También el contraste entre ambos protagonistas (Doyle, Charnier)
absolutamente dispares en sus comportamientos. Brutalidad contra
distinción, un espléndido banquete versus tentempié de bocata y cerveza.
Quizás, en definitiva, la riqueza del mal contra el salario del
bien. Es verdad que estas líneas secundarias no están especialmente
“trabajadas” pero nos dejan un buen regusto y es fácil
establecer complicidades con Popeye sobre todo si pensamos que tras
el aspecto de gourmet y ese “discreto encanto de la burguesia” se
esconde la lacra de la droga.
Es
verdad que el tiempo le ha pegado un zarpazo serio a este film, pero
no ha podido quitarle lo sustancial, el trabajazo de Hackman y el
inigualable juego del gato y el ratón. Lo demás se entremezcla en
nuestros recuerdos con series televisivas a go-go y otros thrillers
urbanos, pongamos que hablo de Don Siegel, Eastwood, Stallone and
company.
Puntuación:
8,00
8 comentarios:
Una cinta muy recomendada por varios blogs, la tengo presente, la compré en Dvd hace años, espero verla, tengo descuidados algo los clásicos americanos y ya pondré remedio que son muy buenos, su industria es fantástica. Me gusta además Fernando rey, lo recuerdo mucho en ese oscuro objeto del deseo, a Hackman de los imperdonables, gran actuación. Un abrazo.
No hace mucho que he vuelto a ver, y la verdad que, aunque si se nota lo del zarpazo, como tu le llamas, creo que tiene todavía bastante dinamismo y está filmada de vicio, y eso no se pierde con el tiempo, por lo menos a mi no se me "cayó", tal vez porque hacía mucho que no la veía.
Saludos
Roy
Buena película de Friedkin que estaba a punto de rodar su film más popular: 2El exorcista".
No estoy ahora seguro pero creo que "French Connection" inaguró el subgénero de las Buddy Movies. Saludos. Borgo.
Sabía que esta película le había valido un óscar a Hackman pero no sabía que hubiesen sido bastantes más. Nunca he tenido la oportunidad de verla. El tándem poli malo-poli bueno suele ser muy fructífero así que a ver si le echo un vistazo, aunque los años hayan hecho mella en ella...
Un saludo
Mario: Realmente la película se conserva bien. Es cierto que las series televisivas han tocado estos temas con profusión, pero French Conection se mantiene casi como el primer día. Estoy por decir que (junto con la 2a parte) es la mejor interpretación de Hackman
Saludos
Roy: Lo del zarpazo es indudable. Más por tanta serie televisiva que por el tiempo en si, pero aún mantiene una frescura que otros films mas recientes quisieran para si. Y si quieres mas caldo, la segunda taza también es excelente.
Saludos
Miquel: No se que decirte. Es verdad que en la medida que hay dos policías (un tanto a los Starsky y Hutch) puede incluirse en el género, pero también es cierto que en muchos momentos aparece otro policía colaborando y además no creo que ambos polis esten a un nivel similar. Hackman está muy por encima de Roy cheider. Luego está la segunda parte donde el policía francés teniendo su importancia está a años luz.
De cualquier modo de todo lo que apuntas tomo nota. O sea que puede ser...
Saludos.
Mara : Los años hacen mella en casi todo (y el casi estoy tentado a quitarlo), pero la película merece la pena verla y especialmente disfrutar del gran trabajo de Hackman. Y como dan ganas de repetir pues la segunda taza del caldo es aún mejor (pongamos que hablo de French Conection 2 de Frankenheimer)
Saludos
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