Durante 130 minutos la
variable tiempo ha estado desaparecida en el combate de los grandes argumentos.
¿Quién me ha robado 130 minutos del mes de Julio?: Denis Villeneuve quien ha perpetrado
un robo con alevosía y me ha despojado de más de dos horas de mi existencia con
mi total y absoluta complacencia. Me ha manipulado hasta abducirme y, cuando
finalizada la película, ha abierto las rejas de la prisión donde estaba
encerrado, me he resistido a la liberación, completamente perdido y desubicado
en un mundo que hasta aquel momento consideraba seguro y sobre todo racional.
La película exige
reflexiones posteriores. Uno no puede, acto seguido, apagar el televisor y ponerse a jugar al
parchís o sintonizar cadenas “de luxe”. Bueno, poder se puede, pero a poco que
la vida haya respetado nuestra capacidad de sentir, no lo haremos. La imagen de Nawal Marwan y sus hijos, se interpone entre nosotros y una cotidianeidad que de pronto se
nos ha vuelto vulgar al lado de tragedias griegas de este calado. Y a esa
reflexión seguro que le incorporamos la capacidad del director canadiense para
llevarnos y traernos a su antojo, moldeando nuestros desconciertos y socavando
nuestras seguridades así como su técnica narrativa donde a base de flashbacks
une un presente inmovilista a un pasado que se eterniza inmutable (la escena
del autobús recorriendo el mismo camino es ilustrativa de esto que les digo).
La voluntad postrera de
una mujer es la clave que enfrenta a sus hijos con un pasado duro como la
propia vida en países destrozados por la religión y la intransigencia, donde a
los niños se les rapa el pelo y aprenden a leer con el manual del
francotirador, donde la gente aprende a callar y a morir. La búsqueda de un
padre que se creía muerto y de un hermano desconocido es el leiv-motiv de una
historia sorprendente, posiblemente demasiado increíble, que acaba dejándonos
tocados, porque a pesar de saber que lo que hemos visto es casi imposible que
se de en la realidad, los hechos son tan fuertes, lo vivido tan horrible (la
madre arrodillada frente a un autobús en llamas) y tan difícil de asimilar ese
Uno más uno igual a uno, que se nos olvida cualquier ley de probabilidades y
otros conceptos estadísticos.
El final es acongojante y
aunque tengamos la sensación de que Villeneuve
juega con nosotros especialmente en la segunda mitad del film a través de giros
del guión tan sorprendentes como cinematográficamente efectivos, no puedo por
menos de calificar muy positivamente este film del que, bastantes horas después
de finalizado, aún no me he repuesto.
Puntuación: 9,00
4 comentarios:
De lo mejor que vi el año pasado, hay fotogramas que aún perduran en mi cabeza, yo también la estuve rumiando, porque tiene mucho que rascar.
Excelente post.
Saludos
Royt
Confieso que no la he visto, aún. Pero teniendo en cuenta tu reseña la apuntaré en mi agenda...
Saludos Father
Roy:
Aunque la vida supera la ficción, la cosa resulta improbable, pero aun así la puerta que abre a la posibilidad, por pequeña que sea da mucho pero mucho que rascar.
Saludos
Abril: No soy mucho del cine actual, pero de lo ultimo que h visto (y no es porque sea muy reciente)es de lo mejor, con muchísima diferencia.
Claro que, no soy un experto, pero comentarios como el de el juez me hacen creer que estoy en lo cierto.
Saludos.
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