lunes, 11 de enero de 2010

¿ARDE PARÍS? (RENE CLEMENT - 1966)


"La historia le recordará por haber salvado a esta hermosa ciudad". (El cónsul sueco al general alemán Von Choltitz). Pero la historia, como el Ebro pasando por El Pilar, ha guardado silencio para quienes no estamos muy duchos en la II Guerra Mundial y la campaña francesa. Seguramente que si las cosas hubiesen sido de otro modo al tal Choltitz la historia le hubiese despellejado. Gracias a Dios y a Nôtre Dame sabemos cual es la respuesta a la pregunta que formularon Lapierre y Collins. No Hitler no. París no arde, que ni tú ni cien como tú podrán con una ciudad como esa. Y hasta Bogart lo dijo: "Siempre nos quedará París".

Como la respuesta ya nos la sabemos desde el inicio, pues de lo que se trata es de disfrutar de un film que sin ser una obra maestra, tiene momentos excelentes y donde se nota la mano de sus autores literarios y también de sus guionistas: Gore Vidal y Coppola, quienes, junto a su director René Clément, estructuran el film sobre los siguientes ejes principales:

En primer lugar sobre la figura del general von Choltitz, interpretado de forma genial por Gert Fröbe. Von Choltitz es la sensibilidad en lucha con la disciplina militar. Una lucha que tiene vencedor desde el mismo momento que recibe la pirómana orden. De ahí su insistencia para que todos los dispositivos de destrucción se activen únicamente por una orden suya y por escrito. La lectura principal de la película es la de que los alemanes, tal vez con la excepción de la "insensible" Gestapo, no son autómatas robotizados incapaces de apreciar lo bello y lo artístico. Clément explota al máximo el tema de la sensibilidad e incorpora el paradójico regalo al Fuhrer del tapiz de Bayeaux. Paradójico desde el punto de vista de quien ordena destruir la ciudad más hermosa del mundo, Louvre incluido.

Por otra parte están, la resistencia francesa, unida en el fin pero ciertamente desconexa, los parisienses en horas de ansiedad por la inminente venida de las tropas aliadas, las fuerzas franco americanas con sus planes estratégicos que deben ser modificados por la intensidad de la luchas en las calles de la ciudad de la Luz. Y sobre todo ello, una serie de historias personales, a veces duras y a veces cómicas, como la vida misma, porque durante la guerra también se vive, se llora e inevitablemente también se ríe.

Se ha hablado de chauvinismo. Puede ser. Sin embargo creo que la película tiene suficiente fuerza como para no necesitar actores y actrices de primer orden, franceses o no. Se agradece encontrase con Orson Welles como cónsul sueco en una gran interpretación o con otros de la talla de Kirk Douglas, Glenn Ford, Alain Delon, Leslie Caron o Belmondo. Pero no se confundan, ellos dan cuerpo y sentimientos a unos personajes y a una historia plenamente conseguida.

Añadan la excelente música de Jarre y la fotografía en B/W de Marcel Grignon y les aseguro que el combinado resulta de lo más apetecible y con la perfección de las cosas bien hechas.



1 comentario:

ANRO dijo...

Cierto. Father, es una peli con cierto regustillo y que te deja muy bien por lo bien tratada que está. Hace muchos años que la ví y también leí el libro. En su día tanto el texto como las imágenes me impresionaron. De hecho todo el tema de la Segunda Gran Imbecilidad Humana me deja temblando. Despues de leer los tochos "Stalingrado", "La caida de Berlín" y "Paris, despues de la liberación 1944-1949"Todos ellos de Anthony Beevor ese tema me deja muy sensible.
Un abrazote.