Busco en el cine oriental aquello que no me ofrece el cine de Occidente actual y, cuando no lo encuentro, cometo la tremenda injusticia de penalizar este tipo de cinematografías a priori diferentes. Es el caso de Together (Juntos) de Chen Kaige, director del que tengo bastantes trabajos pendientes de visionar y de quien me gustó Tierra Amarilla por esos valores vitales tan alejados de los nuestros, donde los militares pueden dedicarse a la recopilación de canciones populares y donde el pueblo de a pie, hace honor a su calificativo y es capaz de andar diariamente un buen número de kilómetros para conseguir el líquido mas preciado que existe, el agua.
En Juntos, Chen Kaige ha realizado un film a lo occidental, quizás pensando ( a mi modo de ver equivocadamente) en una mejor acogida en pantallas USA o europeas. El premio en el festival de San Sebastián no se si le habrá dado la razón a su planteamiento, pero en mi opinión películas sensibleras de ánimo moralizante y donde se ponen frente a frente valores tales como el éxito y la fama frente a las relaciones familiares y personales no escasean en Hollywood y niños que toquen maravillosamente el violín los hay en China, Japón, India o Massachussets.
Por ello pido al cine oriental un plus diferencial, algo de lo que en Hollywood no tengan ni idea. Algo de lo que chinos, tibetanos o paquistaníes hayan mamado eternamente. E igual que los europeos podemos exportar nuestra cultura preservada y defendida durante siglos, sentir que su cine me trae los vientos de su cultura. Ese diferencial no lo tiene Juntos. Lo máximo que he encontrado y echándole mucha imaginación es una cierta similitud entre aquellas relaciones maestro-alumno tipo Kun Fu y las de estas enseñanzas musicales. El día a día de Pekín es el de Los Ángeles. Los móviles son los mismos y están igualmente desconectados para no ser importunados por la amiga engañada. Las clases particulares podrían impartirse en Madrid, Roma o Santander. Todo esto ya me lo conozco… Pero ¿Hay algo más?
Ciertamente poco. Un padre preocupado por el porvenir de su hijo como cualquier padre que se precie, que conserva el sabor del terruño y en la gran ciudad lamenta no haberse descalzado en la casa del profesor de música es probablemente lo más singular y distinto que he encontrado.
Y aunque el niño es un virtuoso del violín y toca que es un escándalo, no, no me dejó muy convencido.
En Juntos, Chen Kaige ha realizado un film a lo occidental, quizás pensando ( a mi modo de ver equivocadamente) en una mejor acogida en pantallas USA o europeas. El premio en el festival de San Sebastián no se si le habrá dado la razón a su planteamiento, pero en mi opinión películas sensibleras de ánimo moralizante y donde se ponen frente a frente valores tales como el éxito y la fama frente a las relaciones familiares y personales no escasean en Hollywood y niños que toquen maravillosamente el violín los hay en China, Japón, India o Massachussets.
Por ello pido al cine oriental un plus diferencial, algo de lo que en Hollywood no tengan ni idea. Algo de lo que chinos, tibetanos o paquistaníes hayan mamado eternamente. E igual que los europeos podemos exportar nuestra cultura preservada y defendida durante siglos, sentir que su cine me trae los vientos de su cultura. Ese diferencial no lo tiene Juntos. Lo máximo que he encontrado y echándole mucha imaginación es una cierta similitud entre aquellas relaciones maestro-alumno tipo Kun Fu y las de estas enseñanzas musicales. El día a día de Pekín es el de Los Ángeles. Los móviles son los mismos y están igualmente desconectados para no ser importunados por la amiga engañada. Las clases particulares podrían impartirse en Madrid, Roma o Santander. Todo esto ya me lo conozco… Pero ¿Hay algo más?
Ciertamente poco. Un padre preocupado por el porvenir de su hijo como cualquier padre que se precie, que conserva el sabor del terruño y en la gran ciudad lamenta no haberse descalzado en la casa del profesor de música es probablemente lo más singular y distinto que he encontrado.
Y aunque el niño es un virtuoso del violín y toca que es un escándalo, no, no me dejó muy convencido.
2 comentarios:
No, no he visto la peli, y por tu comentario tampoco parece nada del otro mundo, pero, un respeto, ya me gustaría, ya, ver y oir a ese chico tocando el violín en un concierto. Sería la gran gozada.
Un abrazote.
Pues, ha decir verdad, no das muchos ánimos para que veamos la película.
Pero, tal vez la vea, ya que el niño me enamoro con el violín, es decir, toca realmente bien, ya me gustaría a mi tocar así, jeje.
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