lunes, 1 de marzo de 2010

EL LIMPIABOTAS (VITTORIO DE SICA - 1946)


Del mismo modo que me sucedió con Milagro en Milán trato de buscar adjetivos para este neorrealismo de Vittorio de Sica, que se aparta en los fondos, que no en las formas, de los parámetros establecidos por el cine de Rossellini (Roma, ciudad abierta, Alemania año cero, Camarada).

Traigo a colación una cita de André Bazin, crítico francés, que dice: " el estilo de Rossellini es una manera de ver, de Sica es, ante todo, una manera de sentir". Traduciéndolo a El limpiabotas la cuestión no estriba tanto en la pobreza extrema post conflicto bélico que obliga a que el primer mandamiento de niños, jóvenes o adultos sea la supervivencia sino en la descripción dura y acerada de como la guerra y sus secuelas afectan de forma irreversible a la infancia y a la juventud, golpeando amistades y sueños. Igualmente, de Sica pone en entredicho un sistema carcelario alejado de cualquier interés reformista donde la represión y la deshumanización campan a sus anchas. En El limpiabotas lo importante no es la desolación del paisaje urbano sino la destrucción del paisaje sentimental.

Abundando en este última línea de pensamiento, quizás por ello no extrañe demasiado que el film fuese rodado en su mayor parte en estudio y que las localizaciones no fuesen especialmente significativas. Eso sí, la película contó con actores no profesionales, circunstancia plenamente neorrealista, así como con el guión de uno de los grandes expertos del género Cesare Zavattini. Resultado: Una obra maestra del cine italiano y mundial justamente reconocida con el Oscar a la mejor película extranjera en un tiempo donde la estatuilla se otorgaba fuera de concurso como reconocimiento a otras filmografías.

No es de extrañar que en una Italia sumida en la destrucción, la miseria, el mercado negro y tratando desesperadamente de sobrevivir y dejar atrás una época lacerante de su existencia como país, El limpiabotas, con todos los reconocimientos internacionales que se quieran, supuso un fracaso comercial y de crítica. El público demandaba cine escapista. El cine de Hollywood abría los ojos a alguna esperanza mientras que el neorrealismo los entornaba hasta cerrarlos. La historia de dos amigos soñando con la libertad simbolizada en un caballo que, avatares de una sociedad cruel, se ven abocados hacia su destrucción personal no podía ser aceptada por una sociedad que intentaba mirar hacia adelante y soltar amarras.

Quizás con este premio, el mundo "civilizado" (entre muchas comillas) quiso reconocer el gran sufrimiento y la estoica entereza del pueblo italiano. No busquen casualidades: Rossellini, Visconti o el propio De Sica no podían haber nacido en ningún otro lugar.


2 comentarios:

ANRO dijo...

Joder¡ Bien decía don Baltasar que lo bueno si breve dos veces bueno...y lo digo, cabroncete, por esta fenomenal entrada que me ha recordado esa tremenda peli del maestro De Sica. Y que nadie venga a decir que esto son "películas antiguas" y el que diga tal cosa que se asome, aunque sea de refilón a la periferia de nuestras "luminosas ciudades".
Tanto "Milagro en Milan", como "El Limpiabotas" o "Ladrón de Bicicletas", por solo citar tres del maestro deberían de estudiarse en los institutos.
Un abrazote.

GCPG dijo...

Artículo enlazado y recomendado en nuestro sitio.

Saludos