“Te vamos a meter en un colegio interno” era una amenaza de esas que rara vez se cumplía, de los padres a los vástagos más atolondrados de lo conveniente. La sola palabra “Internado” generaba un terror psicológico capaz de devolvernos al redil de los muchachos educados y con excelentes modales.
Es cierto que , en general, los Internados cinematográficos han sido sinónimo de centro expiatorio de nuestros pecados y purgatorio de nuestras desobediencias. Todos recordamos las distintas versiones del Oliver de Dickens. Sin embargo Christian Jacque nos muestra el Internado de Saint Agil como un lugar de convivencia y aprendizaje donde la estancia se hace relativamente agradable y donde los profesores están más cercanos a sus alumnos que a sus propios colegas.
En medio de un ambiente más distendido que severo, se producen las desapariciones de tres alumnos que formaban parte de una especie de sociedad secreta fundada por ellos mismos y cuyo objetivo, según sus propios estatutos ( a tal punto se habían organizado) era la huida colectiva a la tierra de promisión: Los Estados Unidos de América. Tales desapariciones se producen de forma escalonada y todo comienza con la insistencia de Sorgue en haber visto a un hombre invisible que aparecía y desaparecía a través de las paredes. Lo que inicialmente se califica como una pequeña travesura sin importancia es el germen de un malestar tanto en el claustro de profesores como en el personal laboral y especialmente en el mismo director.
Cuando a las desapariciones se le suma la muerte por asesinato del profesor de dibujo el tema toma un nuevo cariz y los alumnos reforzados con el profesor de idiomas consiguen desenmascarar a los culpables.
Una buena película que consigue mantener nuestra atención durante todo su metraje y en la que intervienen dos grandes de la interpretación, el actor y director Eric von Stroheim y el gran actor francés Michel Simón en una actuación memorable (y ya son muchas las veces que digo esto).
Cine francés, blanco y negro, año 38, película de niños y colegios… Para muchos, los atractivos escasearán y sin embargo…
Puntuación: 7,95
4 comentarios:
Me la apunto. Me encanta Von Stronheim y resulta curiosa la caracterización de Michel Simon (inolvidable en "El tren" de Frankenheimer) con ese bigote hitleriano.
Saludos. Borgo.
Miguel: Seguro que no te defraudan ni los actores ni la película.
Un abrazo
Pues me ha hecho usted otro descubrimiento, Father. Mis internados inolvidables son los de "La pequeña princesa" (una debilidad por los tirabuzones de la Temple que tenía de pequeña) y aquel que Malle reflejaba en "Adiós, muchachos". Ya le contaré cuando vea este...
Un abrazo
La verdad es que los internados dan para ciclo. Buenas opciones las tuyas. Seguro que esta también te gustará.
Besos
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