viernes, 14 de diciembre de 2007

SAHARA (ZOLTAN KORDA - 1943 )



La importancia del cine como medio difusor de todo tipo de ideas es algo innegable. Probablemente la historia del siglo XX se hubiera escrito de forma muy distinta si los hermanos Lumière no hubiesen inventado el cinematógrafo. Esto es evidente en el caso de la mayor conflagración de la historia de la humanidad: La segunda guerra mundial, sobre cuya campaña africana trata este film de Zoltan Korda con un carácter propagandístico evidente dirigido por una parte a un público ávido de victorias aliadas y por otra a los espectadores de un país, Italia, cuya campaña de liberación se estaba ventilando por aquellas fechas.

El tratamiento dado al pueblo alemán, representado por sus soldados es totalmente distinto, al culpabilizarlo, entre muchas comillas, de comulgar con las ideas nacional-socialistas de Adolf Hitler. Al contrario de los italianos a los que un dictador como Mussolini ha colocado, a la fuerza, en el “mal camino” los alemanes son algo así como diablos con el entendimiento perdido y sin perdón posible. Y yo, haciendo lecturas como ésta me pregunto que hubiese sucedido, cinematográficamente hablando, si el resultado de la conflagración hubiese sido otro. ¿Cual hubiese sido la versión “oficial” de los acontecimientos?... Gracias a Dios esta pregunta nunca tendrá respuesta.

En el terreno puramente cinematográfico hay muchos elementos destacables y positivos en la obra de Korda. Por una parte, la fotografía, más que notable, en paisajes difíciles de filmar como los desérticos, por otra el guión que a pesar de su tono general propagandista y enaltecedor de todo lo aliado y degradador de lo nazi (fíjense sino en la ruindad de los alemanes en los “alto el fuego” solicitados con bandera blanca) contiene elementos absolutamente originales ó al menos todo lo original que pueda ser negociar en pleno desierto y en plena guerra, con ese líquido más valioso que el oro ó el dinero: el agua, y en tercer lugar, una más que interesante actuación de Humphrey Bogart, de las que encajan con la imagen de duro sensible y un poco a vueltas de todo que nos hemos ido forjando de él.

En resumen una película que hay que ver y sobre todo situar en su contexto histórico para darnos cuenta de la gran importancia que en el desarrollo de nuestra sociedad ha tenido y sigue teniendo el séptimo arte.



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