Breve sinopsis:
Detrás de la aparente normalidad de los habitantes de una pequeña localidad norteamericana se esconde una invasión leguminosa de tal calibre que amenaza con la extinción de cualquier sentimiento humano.
Vaina, del latín Vagina también significa persona vil y despreciable. Aquí tienen, en tono de humor, un pequeño resumen de la película: Los vainas renacen de la vaina. ¿Valdrá la redundancia? Tal vez. Lo que evidentemente si vale, y mucho, es este trabajo de Don Siegel con unos medios ridículos si los comparamos con cualquier producción de hoy en día pero con una profesionalidad a prueba de extraterrestres.
Y en este siglo XXI en el que la ciencia ficción va perdiendo su apellido y su misterio, es revitalizante encontrar y revisar aquellas viejas historias que acongojaban al personal. Y es todavía más satisfactorio darles esa segunda lectura visto lo visto y vivido lo vivido. Que había mucha bruja suelta por ahí y mucho MacCarthy al acecho. Aunque tampoco era cuestión de pasarse no fuese a suceder que los espectadores saliesen despavoridos de las salas de proyección para desplomarse bajo las ruedas de algún camión cargado de habichuelas mágicas. Que para eso ya se bastó y sobró Orson Welles y su invasión de marcianitos belicosos. Tal vez por ello y para evitar males mayores el tempo fílmico se desliza por la vía del flashback, es decir que se conoce parcialmente el desenlace pero no el nudo ni el intríngulis. Cierto consuelo, si señor, para espectadores aprensivos.
Este tipo de películas suele envejecer mal ante la avalancha de tecnologías, ordenadores y FX, pero no es el caso de este film de Siegel que, pasados los años, se sigue viendo con mucho interés, las antenas alerta y procurando no dormirnos por si las moscas, no sea que nos sorban las ideas, que no son muchas pero son nuestras y les tenemos cariño...
Muy buena.
Detrás de la aparente normalidad de los habitantes de una pequeña localidad norteamericana se esconde una invasión leguminosa de tal calibre que amenaza con la extinción de cualquier sentimiento humano.
Vaina, del latín Vagina también significa persona vil y despreciable. Aquí tienen, en tono de humor, un pequeño resumen de la película: Los vainas renacen de la vaina. ¿Valdrá la redundancia? Tal vez. Lo que evidentemente si vale, y mucho, es este trabajo de Don Siegel con unos medios ridículos si los comparamos con cualquier producción de hoy en día pero con una profesionalidad a prueba de extraterrestres.
Y en este siglo XXI en el que la ciencia ficción va perdiendo su apellido y su misterio, es revitalizante encontrar y revisar aquellas viejas historias que acongojaban al personal. Y es todavía más satisfactorio darles esa segunda lectura visto lo visto y vivido lo vivido. Que había mucha bruja suelta por ahí y mucho MacCarthy al acecho. Aunque tampoco era cuestión de pasarse no fuese a suceder que los espectadores saliesen despavoridos de las salas de proyección para desplomarse bajo las ruedas de algún camión cargado de habichuelas mágicas. Que para eso ya se bastó y sobró Orson Welles y su invasión de marcianitos belicosos. Tal vez por ello y para evitar males mayores el tempo fílmico se desliza por la vía del flashback, es decir que se conoce parcialmente el desenlace pero no el nudo ni el intríngulis. Cierto consuelo, si señor, para espectadores aprensivos.
Este tipo de películas suele envejecer mal ante la avalancha de tecnologías, ordenadores y FX, pero no es el caso de este film de Siegel que, pasados los años, se sigue viendo con mucho interés, las antenas alerta y procurando no dormirnos por si las moscas, no sea que nos sorban las ideas, que no son muchas pero son nuestras y les tenemos cariño...
Muy buena.
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