miércoles, 29 de abril de 2009

LA GRAN ILUSION (JEAN RENOIR - 1937)


Jean Renoir, maestro de cineastas, nos está preguntando a la vez que se autoformula las mismas preguntas “¿Es que estamos ciegos?” “ ¿Alguien piensa que la guerra es la solución de algo? “. Esa es la gran ilusión y la gran mentira. Que el enfrentamiento antinatural entre los hombres tenga alguna capacidad resolutoria de algo. La guerra solo es la incapacidad del diálogo. Y el propio Renoir nos ofrece las respuestas, únicas y posibles, en la bandeja de plata de una excelente película, en la que podemos escuchar el unísono latido de un siglo XX en el que la conciencia social y la lucha de clases han pugnado, a veces con desigual fortuna, contra los totalitarismos más reaccionarios.

Dos militares, en bandos opuestos, separados formalmente por las banderas y unidos íntimamente por una clase social que fue, pero que se va derrumbando al compás de bombas y metralla incapaces de frenar el avance de las ideas progresistas. Es curioso como Renoir no muestra en el film los horrores de la guerra. Curioso pero coherente. El mundo no necesita guerras. Necesita ideas y con ellas, el entendimiento. También “all you need is love” que dirían The Beatles con Lennon y Yoko a la cabeza en los 60-70. Renoir filma ideas y entendimiento, no bombas, militares vencidos que son invitados a compartir mesa y mantel, no sangre y lágrimas. Recuerda en muchos sentidos a la excelente novela de Remarque y excelente película de Lewis Milestone “Sin novedad en el frente” pero no se detiene tanto en los sueños de grandeza, honor y patria como en la naturaleza del género humano, unido por un destino común por encima de patrias, fronteras y sentidos del deber.

Renoir nos sitúa en la primera guerra mundial. Pero, sin duda extiende su radio de influencia. Y en el año 1938, con Hitler en el poder alemán, corren vientos de tormenta y poco progresistas. La película sufre mil y un avatares. Al partido nazi no le parece bien la imagen de los alemanes en el film ni tampoco la existencia de judíos adinerados pero muy comprometidos con sus camaradas, compartiendo con ellos sus propiedades. El nazismo exorcizó la película. Y aún así, o por ello, recibió la recompensa de premios importantes, como el Premio Especial del Festival de Venecia, e incluso tiene el mérito de ser la primera película nominada al Oscar a la mejor producción extranjera.

Imprescindible para intentar comprender la incomprensible historia europea del siglo pasado.






1 comentario:

Gloria dijo...

Renoir se lamentaba de que, pese a la buena acogida de la película, la humanidad acabara luchando otra guerra mundial.

Por cierto, Stroheim era la primera opción de Renoir para interpretar al comandante de la Gestapo en "Esta Tierra es mía", aunque por compromisos profesionales, Stroheim tuvo que declinar y el papel lo interpretó finalmente Walter Slexack, quien ciertamente está muy bien en el rol... Aunque me quedo con las ganas de haber presenciado un "mano a mano" Stroheim-Laughton.

Por no extenderme en mi comentario, hay una maravillosa anécdota sobre Renoir como director de actores que sólo te comentaré si estás interesado... o pensándolo bien, sería un estupendo material para un post ;D