En mi periplo por los siete mares cinematográficos hoy le tocó el turno a B.F.´s Daughter (La hija de B.F.) traducido aquí como La Rebelde, película de Robert Z. Leonard, director al que he visionado poco a pesar de tener una extensa filmografía y títulos más que atractivos. Probablemente este no sea su mejor trabajo, pero la presencia de Barbara Stanwyck en el papel protagonista y de Charles Coburn y Van Heflin en roles principales son atractivos más que suficientes para captar nuestro interés.
De entrada debo decir que lo de “La rebelde” me parece un tanto fuerte y totalmente fuera de lugar. El carácter de miss Stanwyck siempre me ha parecido de armas tomar, pero no es esta película precisamente el mejor exponente de su rebeldía. La niña rica no es pobre ni en el sentido lastimero de la palabra, Vive bien, idolatra a su padre, el magnate B.F., y toda su rebeldía consiste en dejar de la noche a la mañana a su prometido de toda la vida y casarse con un profesor de economía y conferenciante a ratos, soñando con irse a vivir a los mares del sur. Si el sueño hubiese consistido en unirse a alguna ONG con funciones humanitarias en países olvidados del mundo, adelante con la rebeldía, pero soñar con cocoteros, palmeras, playas de arena blanca y aguas cristalinas, pues como que no…
Destilando la esencia íntima de la trama, estamos ante temas de permanente actualidad, el trabajo, el capital, las inversiones, los salarios, los beneficios, en definitiva, ante un modelo económico que en los años 40-50 parecía tener garantías ilimitadas de futuro y que hoy, como la primavera que ha venido y nadie sabe como ha sido, se ha esfumado entre especulaciones financieras, riesgos de la Deuda Pública y planes de rescate internacional. B.F., su hija, y cuantos se mueven en su entorno, representan al poderoso caballero don dinero. El profesor de economía junto a su amigo el periodista “progre” están en el otro lado de la moneda, allí donde se gestan las ideologías comunistas. Por cierto, me pregunto si la Comisión de Actividades Antiamericanas se escandalizaría con ciertas afirmaciones sobre los beneficios que se vierten en el film, en una de las escenas con más fuerza del film entre suegro y yerno.
A Robert Z. Leonard no se le puede discutir su experiencia, siquiera sea por el número de films realizados en el primer tercio del siglo XX. La experiencia conlleva, casi siempre, el hábil manejo de técnicas de captación del interés y casi la voluntad de los espectadores. Los finales felices solían gustar a una mayoría de espectadores que buscaba en el cine vías de escape a problemas personales, pero a veces resultaban poco coherentes. Tal vez sea este el caso. Es una idea.
Mi voracidad respecto al cine de la Barby por excelencia del cine clásico me condujo a este film. Los he visto mejores pero tampoco he lamentado el tiempo destinado a él.
Puntación: 6,75
4 comentarios:
y EN 1949 empezó la Nueva Era ¿a que si?
Pues esta no la he visto father!! me la apunto para ver esta rebelde sin causa.
BEsos
Amado,no tengo muy claro si la nueva era empezó en el 49, en el 50 o si aún no ha empezado. La verdad es que no tengo claro si empezará alguna vez.
Filosofías habemus
Saludos
Lala, yo tengo apuntada cualquier cosa que empiece por Barbara y termine por Stanwyck
Claro y meridiano ¿no?
Besos
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