La
estrella de Elvis Presley se forjó no solo en el mundo de la música sino
también en el de las candilejas cinematográficas entre películas hechas a la
mayor gloria de “El Rey”. Una de las producciones más afamadas es esta “Cita en
Las Vegas” (Conocida también como Viva las Vegas) donde se encuentra con una
actriz como Ann Margret que por momentos
se adueña claramente del film y con la que establece una relación personal muy
interesante que durará toda la breve vida del chico de Memphis (que nació en Tupelo, Mississippi).
Aunque
este tipo de films iban dirigidos especialmente a los incondicionales del gran
Elvis y se estructuraban de forma simple sobre un argumento poco complicado, un
romance inevitable y una colección de canciones y números musicales a mayor
lucimiento del artista, ello no los descalifica “per se” pudiendo resultar entretenidos
para el resto de los espectadores siempre que sepamos situarnos y no esperar
peras, mucho menos limoneras, de los olmos.
El
dinero con el que Lucky Jackson (Elvis) piensa adquirir un motor para su coche
de carreras acaba tragado por los sumideros de una piscina donde Rusty Martin (Ann
Margret) imparte clases de natación. Sin dinero, Lucky se emplea como camarero
de hotel e intenta por todos los medios ganar los dólares necesarios para
equipar su automóvil y participar en la carrera de Las Vegas. Con su guitarra
conquista el corazón de la chica y las simpatías de su padre, aunque su obsesión
por la competición no acaba de convencer a Rusty.
Todos
conocemos los montajes póstumos que se organizan en la ciudad del juego, Las
Vegas, con el respaldo de la imagen y los contoneos de Presley. Concursos de
imitadores y hasta una propia religión con un oficiante caracterizado a lo
Elvis y celebrando matrimonios al son de “Viva Las Vegas”, canción del film. Todo
un fenómeno de masas, inexplicable para algunos, pero que vemos con absoluto respeto.
Los mitos y sus legiones de seguidores son un fenómeno connatural a la especie
humana, que en el siglo pasado y en éste ha tenido su reflejo en el mundo de la
música. Los desmayos que ocasionaron Los Beatles, los imitadores de Michael
Jackson o toda esta parafernalia alrededor de Elvis Presley son ejemplos de lo
necesitados que estamos de modelos a imitar.
Destacar
de nuevo a Ann Margret, su buen hacer, su capacidad para el baile y esa frescura,
incluso desparpajo, que no la ponía nerviosa frente al Rey del rock, más bien todo
lo contrario, y que establecía una electricidad voltaica entre ellos y una química
no demasiado frecuente y que los espectadores percibían. El Coronel Tom Parker,
manager de Elvis, no estaba demasiado de acuerdo con una fémina que parecía
dejar a su pupilo en segundo plano, máxime cuando el presupuesto se disparaba desorbitadamente,
pero la fuerza de la pareja era tal que terminó cediendo. La película fue un
éxito de público, situándose en el puesto nº 11 de las más taquilleras del 64,
y ello acabó compensando el millón de dólares de la época invertido en ella.
La
mano de George Sidney (Scaramouche) da a la película un tono colorista y espectacular,
especialmente en las escenas de la carrera, al tiempo que posibilita un recorrido
seudo-turístico por los casinos y salas de espectáculos de Las Vegas, y eso
también se agradece... Ah! Y con la ventaja añadida de que no perdemos nada ni
en las maquinitas, ni en la ruleta ni el bacarrá.
Por
ponerle un pero, el desinterés, rayano a la alegría macarena, con que los espectadores (especialmente los
del helicóptero) parecen tomarse los accidentes presumiblemente mortales de la
carrera no es de recibo... Hombre, ya se sabe que es una película panegírico y
que el chico guapo tiene que ganar “the racing” (of course), pero, sino un
responso, al menos un segundillo de silencio "in memoriam" no le vendría mal.
Puntuación:
6,60
8 comentarios:
Pues creo que no he visto ni una película de Elvis entera, nunca me ha llamado mucho la atención, pero me casaría de esa guisa en Las Vegas porque a mí ese tipo de parafernalias me hacen mucha gracia. Claro, que todo el mundo no tiene el porte del sr. Presley...
Un saludo
Tai um filme de Elvis que não assisti.Pelos atores pela musica e pela tua resenha tenho certeza que irei gostar .Grande abraço.
Mara: Tampoco yo soy mucho de Elvis y el único vinilo que tuve de él creo que fue In the Guetto. Pero se debe reconocer que significó una revolución musical. En cuanto a cine tampoco han sido muchos los films que he visto de él. Sin embargo este resulta entretenido y muy de ver en familia (aunque la familia se reduce a dos, porque los hijos se van a ver la última de Ben Stiller o similar)
No me importan las parafernalias pero en materia de bodas me siento algo más discreto...
Saludos
Suzane: Un verdadero placer tenerte en mi blog. Casualmente visité el tuyo y por el tipo de cine y por tus comentarios me pareció excelente.
Este film resulta entretenido y es un gusto ver a Elvis con Anne Margret.
Un afectuoso saludo.
No he visto tampoco un filme entero de Elvis, quizás algún día, aunque me es indiferente en realidad en esto, su música si me gusta un poco, no sé que se puede decir, si un día va bien sino igual. saludos.
En verdad Mario, no es mi tipo de cine, pero para valorar hay que ver primero. Resulta entretenida y hay muchísimas películas actuales que pretenden ser comedias que no le llegan a los borceguíes. De cualquier manera como creo que está mas que acreditado en este blog no es mi estilo cinematográfico preferido.
Gracias por tus comentarios.
Como si fuera casualidad tuve la posibilidad de ver la película en la ciudad de Nevada. Recuerdo que yo estaba alojada en uno de los hoteles baratos en las vegas y crei que era una gran ocasión ver el estreno de la película en los cines
Camila: Gracias por pasarte por aquí. Realmente debió resultar un momento para no olvidar, ver una película de Elvis (una de las mejores) en la ciudad insignia de El Rey, Las vegas. Y además la película se estrenaba entonces según dices y se llama Viva las Vegas.
¡Toma ya!
Espero volver a verte.
Saludos
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