Película,
digamos histórica, sobre el asedio de París por el duque de
Borgoña. En clave de comedia, a la que habría que añadir el
calificativo de ejemplarizante, narra las venturas y desventuras de
Francois Villon, personaje real, poeta ladrón y bandido bueno en la más pura línea Robin
Hood, quien alardea en una taberna y ante un irreconocible Luis XI
disfrazado, de lo que él haría si fuese rey. En un enfrentamiento
con los soldados reales da muerte además al Condestable real
después de que el monarca averiguara la traición de éste último,
por lo que Luis XI nombra a Villon para el cargo vacante, poniendole
a prueba para que cumpla las tareas de gobierno y administración de
justicia que tan fáciles le parecían.
El
enfrentamiento con las fuerzas enemigas resulta clave en el film,
tanto durante su desarrollo como en un desenlace acorde con lo
distendido del argumento. El envío de un embajador con una propuesta
de rendición que permita al soberano francés retirarse con dignidad
provoca la contrarréplica de un inspirado Villón quien, ha sido
nombrado por el rey con el más apropiado rango de Conde de
Montcorbier, heredero de la Hebilla de Oro, amenazando a los
borgoñeses con atacar si no levantan su asedio en una semana. Sus amenazas no son secundadas ni por Luis XI ni por sus generales quienes, en palabras reales : "nunca ganan batallas". Por ello, amenazada su vida, Villon, conde de Montcorbier decide cambiar la estrategia y convertirse de nuevo en lider del pueblo bajo francés que luchará con valor por su vida y por su ciudad.
Los
diálogos magníficos plenos de ironías son atribuibles a un Preston
Sturges que colabora con un Frank Lloyd de quien todos conocemos
aquella maravilla que fue Rebelión a bordo, versión Laughton y
Gable. La película está bien surtida de frases chispeantes y
sagaces y de momentos que entreabren una sonrisa inteligente en el
espectador a poco que este sea capaz de, más allá del conjunto
argumental de una película basada en hechos históricos, saborear
esos pequeños detalles de los que gracias a Sturges no anda escasa.
Ronald
Colman acredita veteranía, clase y buen hacer, Frances Dee, belleza,
dotes de seducción y una cierta candidez que esconde una
personalidad plena de fuerza, pero sobre todo el actor que por
méritos propios se erige en el protagonista absoluto de la película
es Basil Rathbone, en un rol de soberano francés con infinidad de
matices a los que no nos tiene demasiado acostumbrado. Lo recordamos
por sus trabajos de Sherlock Holmes y como odioso personaje en films
de capa y espada (Robin Hood). pero su faceta cómica no la ha
explotado demasiado (como excepción a la regla considero La comedia
de los horrores, de Jacques Tourneur). Y ciertamente, se come con
papas fritas la película... Su trabajo fue reconocido con una
nominación a la estatuilla en la categoría de mejor actor
secundario (the winner is... “palabras mayores” Walter Brennan
por Kentucky)
Estoy
por decir que no les defraudará.
Puntuación:
7,35
1 comentario:
Amigo Father:
Muy interesante tu crítica sobre esta película la cual nunca he visto y ni conocía. Has activado mi interés por verla porque siempre disfruto mucho con este tipo de cine, aunque me eche un poco para atrás que el guionista sea Preston Sturges (le considero un autor super sobrevalorado con bodrios considerables). Pero una película con Basil Rathbone es siempre un punto a su favor y más aún si dices que está tan soberbio. Lástima que no se llevase el Oscar, pero claro, es que competir contra Walter Brennan uno siempre sale perdiendo... (lo siento pero es que Brennan es una de mis mayores debilidades cinéfilas). :)
Un abrazo
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