Dada la profusión de categorías en que se dividen las artes cinematográficas, léase, por ejemplo, cine serie B, expresionismo alemán, nouvelle-vague francesa, cine negro ó road-movies, entre otras, no se si sería demasiado atrevimiento por mi parte proponer el establecimiento de un nuevo género: El cine palomitas ó si lo prefieren el pop-corn movie.
A lo mejor ya está inventado, que en estos años que corren es prácticamente imposible ser original. Bueno, si fuese así, mis disculpas y, sobre todo, mi reconocimiento a los creadores del palabro, y muy especialmente a aquellos que sean capaces de delimitar su concepto en una definición que resulte clarificadora sin extenderse demasiado. Podría ser algo así como Cine palomitas: Modalidad de cine en que el visionado de la película va unido, indefectiblemente, a la ingestión de palomitas de maíz.
Muy probablemente nos encontraremos sectores del colectivo de espectadores cinematográficos que defiendan la tesis, doctoral ó no, de que todo el cine es en el fondo cine palomitas. Que las palomitas son como las patatas chips que pegan con todo. Sinceramente, no me hago a la idea de estar viendo Fresas Salvajes de Bergman comiendo palomitas. ¿cómo se puede intentar reflexionar sobre este “fugis mundi” con la boca llena de maíz reventón?. Es como visitar Nôtre Dame de París con chanclas y bañador. Y no se trata de que hayan ó no celosos guardianes que lo impidan sino de que hay cosas que no pueden ser y además son imposibles y si alguien pretende hacer esa visita vestido de tal guisa es que lo que va a visitar y lo que representa le trae completamente al pairo y para eso sería mejor que dedicase el tiempo al refresco y bronceado que a recorridos culturales de que presumir a la vuelta vacacional.
Hay películas indigeribles si no es a base de su buen cucurucho palomitero. Es el caso de “Déjà-vu” de Tony Scott. Hay otras en que el gramíneo elemento no es absolutamente imprescindible pero resulta muy necesario. Tal es el caso de El código Da Vinci de Ron Howard, Y para terminar, hay casos en que las palomitas sin ser imprescindibles ni muy necesarias, constituyen el complemento ideal, algo así como un reforzante vitamínico. Vease Twins (Los gemelos golpean dos veces), con un Arnold Schwarzenegger para recordar (no volverlo a ver) y un Danny deVito en esa línea suya cómica absolutamente peculiar y que llega al espectador.
Podría proponerse la elección de las 100 mejores pop-corns movies de la historia. Habrá que estudiarlo. Se admiten sugerencias. De momento ahí quedan las tres citadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario