Es inevitable comparar esta versión de Corman con la de Frank Oz de 1986 y resulta curioso que, las críticas a la versión primitiva de Corman sean, por lo general, francamente negativas mientras que las referidas a la película del 86 hablen de magnífica comedia musical e incluso de pequeña obra maestra. Pero, si comparamos número de votos y puntuación media resulta que la de 1960 (Roger Corman) gana a la de 1986 (Frank Oz) en ambos conceptos.
¡Lo que España vota va a misa, señores! Claro que, habrá quien piense que las mayorías están aborregadas y cosas por el estilo ó que la gente que visita estas páginas vamos de progres y “enteraos” por la vida. Pero eso sería hablar por no callar que evidentemente no es así.
Personalmente opino que la versión de Frank Oz es francamente buena. Obra maestra no, pero tiene la calidad suficiente para dejar un buen recuerdo en nuestras retinas. Tan buen recuerdo que, a pesar de haber transcurrido sus 20 años no he podido evitar la comparación, siempre odiosa, entre las dos películas. Pero no he podido declarar vencedora a ninguna de ellas. Combate nulo que se diría en el cuadrilátero.
Evidentemente, la obra de Oz está más trabajada, cuenta con mas presupuesto y nos deja interpretaciones de calidad. Pero la de Corman destila cierto surrealismo muy de agradecer y no carece de geniales interpretaciones (ahí quedan Nicholson ó Myrtle Vail como la hipocondríaca madre de Seymour). Es verdad que de terror nada de nada pero, a diferencia de las distintas versiones de la obra de Poe realizadas por Corman cuya pretensión era aterrorizar al espectador, aquí lo que se busca es más la carcajada que el miedo. Y consigue nuestras sonrisas, lo cual, en el mundo de hoy y tal como está el paño ya es mucho.
Si fue filmada en dos días y medio y con escaso presupuesto, pues no me negarán que en lugar de ser un handicap tiene su merito y es un tanto a su favor. Corman era así. Time is gold (and money)...
No hay comentarios:
Publicar un comentario