

Dos interpretes de esa talla necesitaban una buena película. Y Las dos señoras Carroll lo es. Buena. Incluso excelente por momentos. Pero acaba fallando. Vestir las maldades de locura requiere ciertas habilidades psicológicas que no todos los directores poseen. Intentar emular a Hitchcock está al alcance de muchos pero alcanzar la suela de su zapato es otro cantar. Y aquí Peter Godfrey recrea a la perfección la atmósfera siniestra de suntuosos edifícios palaciégos en noches de tormenta, con escaleras de caracol y cuadros estilo Rebeca en las paredes. Con una música absolutamente apropiada a la Sospecha latente como telón de fondo. Y en conjunto, conformando una obra fundamental para entender ese subgénero del suspense llamado gótico femenino. Pero claro, cuando la cosa deriva a la Psicosis pura y dura, como el orondo británico no hay otro. Y eso se nota y le pasa factura al film.
De cualquier manera, los pros de la película superan a los contras y su visionado es muy recomendable especialmente para aquellos que como yo, admiramos a estos dos fueras de serie del cine de siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario