Para cualquiera que se precie de aprendiz de brujo cinéfilo ver una película de Frank Capra es toda una obligación. Da lo mismo si se trata de sus primeros escarceos tras la cámara o si nos encontramos con el Capra veteranísimo contador de cuentos maravillosos. Capra es una asignatura obligada de esas que si no se supera imposibilita el pasar de curso. Poseedor de sillón propio en mi particular Olimpo de dioses cinematográficos , componiendo junto a genios de la talla de Lang, Lubitsch, Hitchcock, Ford, Tourneur y Billy Wilder, mis seven magnificiens del arte-lumiére. Y si, como es el caso, la estrella Capra brilla junto a la estrella supernova Stanwyck, y no es por ponerse poético, el firmamento se ilumina y el resto de estrellas palidecen (¡me he pasao! ¡mi devoción por Frank y Barbarita me ha podido…!)
En muchas ocasiones me limito a dejar mis impresiones buenas, malas o regulares sobre cualquier film. En este caso se la recomiendo expresamente. La interpretación de Bárbara Stanwyck es soberbia, la de Adolfe Menjou, entre las mejores que recuerdo y hasta Ralph Bellamy no desentona. Y Frank Capra tras la cámara dando una lección magistral de buen hacer. Es cierto que hay una historia intensa (del propio Capra) como pocas, que agarra al lector-espectador y lo zarandea de forma despiadada entre lo conveniente y lo necesario, entre el amor y la virtud, entre el egoísmo y la generosidad, pero eso hay que darle forma. El diccionario tiene palabras y el cine imágenes. Y no siempre una imagen vale más que 1000 palabras. Pero si detrás de esa imagen está una señora de la escena como Barbara Stanwyck y un director de sueños y sentimientos como Capra la traducción literario-cinematográfica alcanza plenitudes poco habituales.
Y lo curioso es que les estoy hablando de una temática plenamente habitual en el cine de ayer y de hoy, el engaño marital. Si hasta Machín lo decía “¿Cómo se pueden querer dos mujeres a la vez y no estar loco? ”. Aquí ronda la locura como lobos que acechan sin morder, locura de amor sin Felipe el Hermoso pero con candidato político, y a plena luz de las candilejas, la prensa acechando su presa. Y, por encima de todo un “ni contigo ni sin ti” que los espectadores compartimos hasta el punto de gritar por lo bajini “¡Vuelve a La Habana a vivir tu historia de amor!. Una historia corriente y común que Barbara Stanwyck llena de fuerza, rabia, dolor, desprecio, ilusión, renuncia y por encima de todo, de amor.
La película me trajo el recuerdo vívido de otra gran película de la misma actriz, Stella Dallas, con la mayor renuncia que una madre puede hacer, la de su hija, por su futuro y por su bienestar. La imagen de Stella Dallas apoyada en la frialdad de una verja queda reemplazada por la de Lulú Smith entre la multitud de asistentes a una convención donde su hija asiste a la elección política de su padre y leiv motiv de la vida de su madre real. Del hombre que le dio la vuelta a la existencia de una “señorita aburrida” que solicitaba al maitre una mesa unicamente para una sola persona y que, en una escena maravillosa, empapaba su tristeza en la soledad de un banco del parque. Formalmente no estamos ante un cuento de la abuelita Capra en sentido estricto, pero sí ante una historia de heroicidades cotidianas con moralejas de las que aprender.
Puntuación: 8,8
4 comentarios:
Esta pelicula, aun cuando dirigida por el gran Capra nunca la he tenido en cuenta porque figura Barbara Stanwyck y no me transmite pero tras tu recomendación no puedo más que intentarlo!. Dicen que hay una rareza en esta pelicula: comienza en 1932 y 20 o 30 años después, la ambientación sigue siendo la misma que al principio de la pelicula. Lo comprobaré!. un saludito y gracias por tu impresión sobre esta peli.
mmmmm.... mi compartida adoración por Barbarita hace que me avergüence de no conocer esta película con ese tandem tan maravilloso!!! Me la apunto!!!
Querido colega, creo que necesito una agenda solo para tus recomendaciones!!
Saludos
Je, je, je, se te ha visto la onda y al final has claudicado. En fin, solo puedo decir que estoy en total acuerdo contigo. Cada vez que vuelvo a ver una peli de Capra me repantingo con el mayor goce cinematográfico.
Tengo en camino (posiblemente lo reciba esta semana) una biografía del maestro que ya estoy saboreando.
Para mayor placer se acompaña de la famosa autobiografía de King Vidor y una biografía de George Cukor. ¡Siempre falta tiempo para leer todo lo que quieres!
Un abrazote.
Pues esta no la he visto. La de King Vidor que mencionas, sí. Ni esta, ni La amargura del general Yen, que es mucho más conocida. Todavía me faltan algunas de Capra por ver (como las que hizo con Langdon)...
Me la apunto, que Capra es de mis favoritos.
Un saludo.
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