Entre los tuertos ilustres del cine mundial existen genios de la talla de Ford, Raoul Walsh, Nicholas Ray o el mismísimo Fritz Lang. Sirva este comentario para reivindicar la figura de otro tuerto con menos renombre: André de Toth. De origen húngaro, los avatares bélicos de una Europa convulsa le obligaron a exiliarse a Inglaterra donde colaboró con Zoltan Korda en producciones como El libro de la selva y posteriormente a los Estados Unidos donde se consagró como un buen artesano cinematográfico. En este blog ya he comentado algunas películas suyas por lo general con calificación alta. Esta “None shall escape” es la confirmación a una regla de espléndidos trabajos y la excelsa guinda de una filmografía a la que no le vendría mal un repaso por nuestra parte.
Resulta curioso que la película se estrene en 1944, antes de la finalización de la 2ª Guerra Mundial, y se centre al más puro estilo Vencedores y Vencidos en un proceso donde se juzgan los crímenes de guerra del oficial alemán Wilhelm Grimm, anticipando lo que luego será conocido como el Juicio de Nuremberg. El preámbulo del juicio, su desarrollo mediante flashbacks cinematográficos y su coherente final, traen a la memoria películas como Esta tierra es mía, La noche de los generales o incluso Los verdugos también mueren (ambientada en Praga) de Fritz Lang. Evidentemente existen diferencias entre ellas, pero todas tienen en común el conflicto bélico y las aberraciones y el fanatismo de la ideología nazi.
Película dura donde las haya. Desgraciadamente la guerra y la violencia son compañeras de camino, pero el genocidio, la maldad y la falta de los más elementales sentimientos humanos no precisan de razón que los justifique. La dureza no está tanto en la imagen de los cuerpos acribillados sino en la barbarie absoluta de sus asesinos. En ese oficial que manda a su hermano y al que además debe su propia vida, a un campo de exterminio. En ese mismo militar que viola por despecho y mata por venganza. Y en ese monstruo que incluso llega a matar a su sobrino casi hijo por renegar del ideario nacionalsocialista. Y yo me pregunto ¿Qué más hubiese podido añadirse cuando meses después las tropas aliadas mostraron a la humanidad los campos de exterminio y las cámaras de gas?.
Estas películas siempre tienen mucho de doctrina, de enseñanza a las generaciones presentes y futuras, para que nunca se olviden y así se eviten hechos como los que aquí se narran. Los crímenes de la Alemania hitleriana llevaron a la especie humana a su escalón histórico más bajo. No valen argumentos de raza ni de orgullo herido. No valen patentes de corso en nombre de estrellas gamadas y Valhallas soñados. Esta es la conclusión que debe sacarse de un film donde Toth hinca con todas sus fuerzas el dedo en aquellas uniformadas gangrenas. Y el título lo dice todo “None shall escape”.
Puntuación: 8,5
3 comentarios:
¡Esta sí que me la apunto!¡Y además ya!...Muchas veces nos ocurre que dejamos de lado a directores aparentemente mediocre o poco carismáticos. Menos mal que siempre hay un amigo que viene a reivindicarlos.
El nombre del director siempre me ha sonado porque en mi segunda niñez me fascinó "Los crímenes del museo de cera", llegué incluso a coleccionar un albun con cromos en 3D, aquel primitivo 3D con gafas rojo-azul.
Esta peli que nombras no la conocía.
Un abrazote.
Como siempre, gran post y gran película, no la recordaba pero cuando el visto el vídeo la he recordado, dura película y sorprendente por el año en que se rodo, tan cerca de todo. Me apetece volverla a ver porque no la recuerdo bien. Este tipo de películas nunca te dejan fría. Un besote y gracias por aconsejarla.
Me la apunto, parecen inquietantes sus peliculas, no las conozco, la temática me atrae pero lo justo, aunque comparto contigo la idea de la enseñanza. un saludito,
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