Porque,
aunque la película va de hombres y mujeres, su significado más profundo lo
encontramos en las diferencias de clase entre los miembros de la alta sociedad victoriana
y londinense y el personal de oficios, cocineras, chóferes, doncellas,
camareras y especialmente el mayordomo, el admirable Crichton, alma mater que
sostiene todo este montaje y que hace posible que la ociosa jet pueda vivir sin
preocupación alguna. Los dardos de Cupido tratan de salvar esa barrera
infranqueable pero el amor de Crichton por Lady Mary nace con la condena de lo
imposible.
Un
viaje en yate de unos cuantos miembros de la familia, acompañados por el
mayordomo y la sirvienta Tweeny, termina en naufragio y como en el programa
“Supervivientes” todos deben buscarse las habichuelas diarias, o mejor dicho la
sopa de pescado. Hay que saber encender fuego, construir cabañas y cocinar los
alimentos entre otras habilidades primitivas para las que los lores británicos
no estaban preparados. Y es ahí donde aparece la figura de Crichton, admirable
en todas estas “artes” digamos vulgares. Lo de “el que quiera peces que se moje
el cucusclán…” no debía formar parte del acerbo socio-cultural de la “high society”
de la City pues los adinerados náufragos
inicialmente no se rebajaron ante el mayordomo ilustrado, aunque ante el
repetitivo sonar de tripas no les quedó más remedio que sorberse su orgullo y
claudicar. Y así, como el que no quiere la cosa, Crichton, acabó siendo el rey
de la isla de los aristocráticos Crusoe. Incluso del imperio babilónico, en
referencia a un poema cuya lectura comparten señores y plebeyos. Babilonio que
marea y con el leopardo a cuestas, se convierte en el diáfano objeto del deseo
de la otrora estirada Lady Mary (Gloria Swanson) quien, en una onírica escena,
se trueca en esclava cristina, altiva, indómita y con sus encantos al natural,
encerrada en una jaula con leones, escena en la que se tomaron todas las
precauciones posibles pero en la que no fue doblada.
Aunque
de producción norteamericana DeMille mantiene los hechos en su entorno original
londinense, probablemente porque en los Estados Unidos no tendría demasiado
sentido un conflicto clasista similar. La comicidad de las situaciones, las
actuaciones de Thomas Meighan como Crichton ,Gloria Swanson como Lady Mary Lasenby, Lila Lee como Tweeny así como la
participación de Bebe Daniels en una breve escena como ardiente babilonia
favorita del Rey, por no citar las habilidades fotográficas de Alvyn Wyckoff
con algunos fundidos notables, hacen de Male and Female un trabajo digno que
merece verse aunque no seamos entusiastas seguidores de Cecil B. DeMille y haya
quien dé un respingo cuando le hablan de cine de 1919, evidentemente mudo…
A
destacar la participación de Mitchell Leisen como diseñador de vestuario en la
escena de Babilonia.
Puntuación:
8,00
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