domingo, 21 de junio de 2009

LA CALUMNIA (WILLIAM WYLER-1962)


Esta es una de esas películas que, recién vistas, uno se interesa por conocer los premios, Oscars y otros galardones alcanzados. Realmente 5 Nominaciones de la Academia parecen una recompensa más que notable y plenamente justificada pero se echa de menos, como poco, otra nominación, la de Shirley McLaine como mejor actriz (Audrey Hepburn estuvo nominada por Desayuno con diamantes). Es cierto que era el año de El buscavidas, de West Side Story y de La dolce vita, entre otras y que además Shirley estuvo nominada justo un año antes por la maravilla de Wilder, El apartamento, por lo que la cosa no estaba fácil. Pero aún así, se merecía cuando menos la nominación.

En otro orden de cosas, nuevos tiempos, nuevas formas. Wyler repite novela que no guión. La obra de Lillian Hellman, a la que en 1936 dio un giro bastante convencional en "Esos tres", que no estaba la moral para muchas florituras, adquiere 25 años después su verdadera dimensión y, dejando de lado presuntos menages a trois, muchísimo más aceptados, se enfrenta cautelosa pero decididamente con el tema de la homosexualidad femenina.

Es cierto, y se ha dicho, que en su última lectura el film es un alegato contra la mentira y sus consecuencias calumniosas: El injustificable daño a una persona o a varias sea cual sea su condición sexual o idem de lo mismo, su raza o color (repasemos sino Matar un ruiseñor), pero la "relación antinatural" la sitúa Wyler claramente en primerísimo plano desde las primeras secuencias y en ese sentido coexisten mentiras e inclinaciones amorosas en el desarrollo de la película, con lo que el drama humano de las dos amigas se intensifica ante nuestros ojos haciéndonos tomar el único partido posible. El de la indignación por esa injusta sociedad de la que dicen formamos parte y el de la aceptación anticipada de un destino tan inexorable como coherente con los hechos que el director tan hábilmente nos ha narrado.

Una curiosidad final: La presencia de Miriam Hopkins, quien participó en "Esos tres", con veinticinco años menos y en "Una mujer para dos", de Lubistch, otro triángulo no de las Bermudas precisamente, con veintiocho menos. Verdadera especialista.

P.D: Entrecomillando "relación antinatural" quiero resaltar mi rechazo a expresiones como esta que parecen negarles la condición de seres humanos

4 comentarios:

Jack dijo...

El trabajo de estas dos actrices en la película me pareció extraordinario. Son buenas, muy buenas, pero el director supo sacar de ellas todo lo que quería.

deWitt dijo...

Totalmente de acuerdo.
Ambas actrices están soberbias en esta película para muchos desconocida, a pesar de estar protagonizada por la alabada Audrey Hepburn. Lo de los premios y nominaciones ya se sabe cómo funciona y más cuando el tema de la peli es tan "controvertido". Supongo que el papel de Shirley, que jamás podría interpretar Audrey por razones obvias, era sencilla y llanamente muy incómodo para la academia.

Lo más curioso es cómo fueron capaces de burlar la censura y sacar adelante este alegato contra la hipocresía.

Buen artículo!

Víctor Guerrero dijo...

La niña protagonista es de las que no se olvidan; hace aflorar tus instintos asesinos. Enorme película de Wyler, y aunque Shirley está genial, me quedo con Audrey y su entereza en un final que se prestaba al sentimentalismo pero que no pierde fuelle en ningún momento.

Pepe del Montgó dijo...

Las dos por separado me han gustado siempre pero no veas el placer de verlas juntas y con unos papelones tan difíciles.