Les confieso que vi esta película dos veces. De haberme quedado en la primera, es muy probable que mi opinión fuese muchísimo más ácida y seguramente más injusta. Una segunda visión me ayudó a reposar las ideas, a poner las cosas en su sitio y a sacarle mucho partido a un film que, seguramente, no será una obra maestra de Leone, pero que destila la suficiente calidad como para justificar las casi cuatro horas dedicadas.
Y es que hay que advertir que circulan por ahí versiones para todos los gustos, desde el DVD standard de 90 minutos hasta una versión presumiblemente completa de 2 horas 30 minutos. La suma de ambas me tuvo ocupado las cuatro horas de marras, pero debo decir que aunque el tiempo es un bien escaso y por ende, debe procurarse su aprovechamiento y optimización, la valoración final, sumando puntos fuertes y restando “salidas de madre” que haberlas háilas, es francamente positiva.
Siguiendo mi costumbre de contrastar, siempre “a posteriori”, mi valoración personal con las apreciaciones de otros críticos y blogueros de la red, he encontrado coincidencias pero también discrepancias notorias. Por ejemplo, coincido en que el trabajo de James Coburn como dinamitero y activista del IRA le confirma como lo que ya sabíamos, uno de los mejores actores que ha dado el cine USA, pero discrepo de quienes penalizan el buen hacer de Rod Steiger achacándole una sobreactuación que, existiendo, se limita a momentos puntuales del film, especialmente en su primera mitad (claramente inferior a la segunda). El resto del trabajo de Steiger tiene la gravedad suficiente exigida por el papel. No en vano estamos hablando de un bandido mejicano inculto, desharrapado y visceral, quien, por un quítame allá ese Banco, acaba de héroe revolucionario.
Sin más demora les resumo el argumento: Un bandido mejicano (Steiger) y un dinamitero irlandés (Coburn) aúnan fuerzas con la intención de atracar el banco de Mesa Verde. En vez de cajas fuertes se encuentran una prisión y en vez de dinero, partidarios de la revolución, cuya liberación provoca la persecución y las represalias del ejercito capitaneado por el coronel Günther Ruiz , un oficial con reminiscencias nazis y métodos brutales.
Si la primera parte del film sería calificable como floja y esperpéntica por momentos, con aires de comic a lo Correcaminos (Los rotulitos sobreimpresos sobre la cabeza de sus protagonistas, los primerísimos planos de los prohombres patrios comiendo o el sombrero roto del bandido dinamitado) la segunda es absolutamente cruda y memorable. Y lo afirmo en contra de la mismísima opinión del propio Sergio Leone, quien dijo: “ ¡Agáchate maldito ! Es una película que no sé colocar bien en el corazón. La amo inmensamente , porque es la que me produjo más angustia, más dudas, más desesperación. En un momento dado estuve a punto de dejarla y solo mi mujer logró que encontrara la constancia necesaria para terminarla. “ Hay que congratularse tanto de que fuese el propio Leone quien dirigiese su propia película – aunque fue ofrecida a Peckinpah que, dicho sea de paso, era una buena elección – como de que la terminase. No quiero pensar que se pudiesen haber perdido pensamientos tan preclaros acerca de las revoluciones como los expuestos por Juan Miranda y que reproduzco aquí, aunque seguro los encuentran en cualquier critica seria sobre el film:
“¿Revolución? ¿A qué te refieres? No intentes hablarme de la revolución. ¡Sé todo sobre revoluciones y cómo comienzan! Los que leen libros... van a los que no leen libros... los pobres, y les dicen que es hora de un cambio. ¡Mierda! Yo sé de qué hablo cuando hablo de la revolución. Los que leen libros van... a los que no saben leer... los pobres, y les dicen: "Hace falta un cambio". Entonces los pobres hacen todo para lograr el cambio. Entonces, los que leen libros... se sientan a sus enormes mesas lustradas, hablan y hablan y comen y comen. Pero ¿qué pasó con los pobres? ¡Están muertos! ¡Eso es la revolución! Por favor, no me hables de revoluciones. ¿Qué pasa después? La misma mierda vuelve a comenzar.”
Y John Mallory, el dinamitero culto, arroja lejos de si, su biblia de cabecera: El patriotismo de Mikhael A. Bakunin.
2 horas y media de violencia y revolución, de dramas personales que se eternizan en planos larguísimos en los que el tiempo parece detenerse, de flashbacks que enlazan vivencias íntimas próximas y conflictos políticos alejados, de excelente música Morricone y de la excelente actuación de Romolo Valli como Dr. Villega Ciento cincuenta minutos de cine para pensar y si ustedes quieren para extrapolar...
Puntuación: 7,15
11 comentarios:
No la he visto Father, pero me ha encantado la definición de revolución del Miranda... La tendré presente
Hace muy poco Father la vi que la tenia perdid en VHS y la revisione.
Me gusta mucho la musica de Morricone
que ayuda y mucho al film.
Ya ves que ya puedo comentar,hecho que me alegra.
Un abrazo
Este tipo de película, aparentemente con la intención de entretener al público, son las que le fueron dando forma a mi cultura y a mi manera de entender la vida. Yo quería ser como los buenos, pero de los malos aprendí lo necesario para desenvolverme por la vida. Ya después vinieron Bergman, Dreyer y otros, pero para entonces yo ya me había visto muchas películas del oeste.
En su momento Leone la definió como "un western revolucionario" aunque ahora se le notan como has señalado algunos tics de la época. Coburn está aquí magnífico y me hubiera gustado verla dirigida por Peckinpah. Saludos. Borgo.
Aunque en mi blog trato de muy diversos temas, uno de mis máximos intereses es el cine y por ello visito frecuentemente tu espacio. Sergio Leone me gusta por lo que ha sabido entretener mi vida y por los valores que a ella a aportado, aunque él los representara como contravalores.
Mara: La definición tiene la fuerza de las verdades contundentes dichas desde el pueblo, que le llama a las cosas por su nombre, desde su propia y reconocida incultura.
Aunque en los spaguettis western abunda de todo y no todo es oregano, esta puede verse y además el tandem Leone-Morricone es muy atrayente.
Particularmente, la presencia de paisajes de Almería e incluso enclaves de esta capital como la propia estación de ferrocarril me resultan un atractivo añadido.
Saludos.
Atticus: No me extraña que la revisaras, dado el artículo musical excelente que te has marcado, donde Morricone es imprescindible.
No es la de Ennio que mas me gusta pero está bien.
Además, como le digo a Mara, la presencia de Almería ( e incluso Guadix, en Granada)son un reclamo para ver el cine que en su momento se hacía por estos lares.
Un abrazo.
Jack: Todos queremos ser como los buenos de la película aunque la vida nos enseña que el camino de la santidad conduce a muchos sitios menos a aquellos donde se cuecen las habichuelas del día a día. Nuestras "maldades" para sobrevivir se compensan cinematograficamente con gente como Dreyer o Bergman o incluso ¿porque no? con los cuentos de la abuelita Capra.
Leone es de la otra escuela..
Un abrazo.
Miguel: Realmente conociendo los esquemas cinematograficos de Peckinpah esta trama le venía como anillo al dedo.
Lo de la revolución era tan así que en la obra de Leone existe, creo, tanto la trilogía del dolar como la de la revolución. Desde luego la definición impacta tanto que hasta rebobinas...
Los tics, especialmente en la primera mitad, hacen fruncir el ceño y decirnos ¿Donde me he metido? pero si perseveramos al final la cosa acaba bien.
Saludos.
Pepe: Estoy por decir aquello de tengo una deuda y la deuda que tengo te la voy a pagar (bien, lo he dicho) Así que me propongo visitarte mas a menudo. No solo de cine vive el hombre.
Esta pareja Leone Morricone ha entretenido muchas horas con buen cine y buena música. Y efectivamente con valores que están ahí, entre situaciones de violencia e injusticias. Pero siempre hay personajes a imitar o seguir.
Quiero seguir revisando sus películas, máxime cuando se filmaron en esta provincia donde resido.
Un abrazo.
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