Película de culto donde las haya. Serie B, pero con B de buena. ¿Obra maestra? Bueno, yo no diría tanto, pero en cualquier caso, excelente película y mucho mejor que su remake.
El género cinematográfico de las bandas violentas callejeras nos suele ofrecer una serie de bodrios repetitivos. Vista una, vistas todas. Mucho ketchup, moteras y moteros, interminables carreteras en desiertos de Arizona ó similares, pero dentro de esa miasma nauseabunda de actos violentos y enajenaciones mentales, en ocasiones encontramos rosas púrpuras del Cairo. Así, a bote pronto se me ocurre la primera de Mad Max, desiertos australianos incluidos ó esta de John Carpenter, donde la violencia no tiene ni origen ni motivo ni, por supuesto, pretende tener justificación. Y Carpenter filma hechos, no moralidades. Y los filma con tensión y con la fuerza necesaria como para que nos impacte, para que no nos quedemos impasibles. No juzga la violencia. Únicamente la muestra como fruto de una sociedad, la americana, en la que no todo son sueños y genuinos estilos de vida.
Buena música y excelentes diálogos. Buen diseño de los personajes, con rasgos definidos de humanidad por encima de apariencias canallescas. En definitiva, un muy buen trabajo de un director para el que la imaginación superaba al presupuesto.
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