EL 10 NUNCA ES SUFICIENTE
El título de esta crítica debería ser Del material con que se forjan los sueños. Este sería su título típico, tópico y cantado por excelencia. Pero que quieren que les diga, uno muy original no es pero de vez en cuando lo intento, y por ello he retitulado esta crítica con la insuficiencia del sistema decimal de valoraciones, porque el diez se queda cortísimo para un peliculón como este que, sorpresas te da la vida, fue la opera prima de Huston. ¡Menudo comi enzo, por Dios!.
Claro que, el guión pone mucho de su parte, incluso más que la propia novela de Dashiell Hammett, autor por excelencia dentro del género de detectives escasos de fondos y a la caza de clientes. En las novelas de Hammett si no vas con cuidado acabas perdiéndote entre personajes dobles ó triples y motivaciones ocultas e inconfesables. Pero aquí no. Aquí la cosa tiene su claridad rayana en lo meridiano. Pero ¡Pásmense!, ¡el guión también es de Huston! ¿De verdad era novel?
Cuando le he tenido que dar palos a Huston se los he pegado ensañadamente. Lo del bodrio Casino Royale es buena prueba. Pero si hay que celebrarlo, como ahora, lo hago encarecidamente. Claro que, la cosa no queda ahí. Es que además está Bogart, ¿Misógino? Tal vez. ¿Magistral? Seguro. Está Mary Astor en, quizás, el papel de su vida. Y también encontramos un Peter Lorre con sus característicos ojos de huevo al plato,con gardenias en el ojal altamente significativas compartiendo armario (lo digo por aquello de salir del armario) con un Sydney Greenstreet, the fat man, bordando ambos sus respectivos papeles.
El retablo de expresiones, miradas, gestos, frases, y momentos varios que nos regalan todos estos actores es de tal magnitud que como dije al principio, el 10 nunca es suficiente.
Cuando le he tenido que dar palos a Huston se los he pegado ensañadamente. Lo del bodrio Casino Royale es buena prueba. Pero si hay que celebrarlo, como ahora, lo hago encarecidamente. Claro que, la cosa no queda ahí. Es que además está Bogart, ¿Misógino? Tal vez. ¿Magistral? Seguro. Está Mary Astor en, quizás, el papel de su vida. Y también encontramos un Peter Lorre con sus característicos ojos de huevo al plato,con gardenias en el ojal altamente significativas compartiendo armario (lo digo por aquello de salir del armario) con un Sydney Greenstreet, the fat man, bordando ambos sus respectivos papeles.
El retablo de expresiones, miradas, gestos, frases, y momentos varios que nos regalan todos estos actores es de tal magnitud que como dije al principio, el 10 nunca es suficiente.
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