La química no es únicamente la ciencia de los elementos. Hay algo más que científicos despistados probeta en mano y reacciones en cadena. Los átomos y las moléculas van al cine, señoras y señores y se disfrazan de Dana Andrews y Linda Darnell. Combustión pura. Chispas incandescentes a go-go. “Chemical liasons dangereuses “.
Y es que ya lo cantaba Machin, “ en este bar perdí mi vida entera”. Lo mismito que le pasa a Dana Andrews cuando “ es caprichoso el azar” su billete finaliza en un pueblito tranquilo de provincias, donde mandan las Koplovitz de turno, dos hermanas, una morena y una rubia, celosas guardianas de la castidad, moral y buenas costumbres. Y teniendo lo que hay que tener, o sea: Money Money. Y claro, Dana, que debió ser asiduo a El Tiempo es oro, no pierde un segundo y en un quítame allá esas pajas ya tiene licencia matrimonial que no licencia para matar ( no sean mal pensados) que a tanto no llega el bueno de Dana. En el fondo, como comprabarán es un bendito con un corazón como el puño de Maciste el Coloso y no como otros enguantados con más tembleque en los puños del convencionalmente correcto.
Esta es una brevísima sinopsis de esta película de Preminger que, se enmarca bien dentro del cine negro, con un Andrews en plan estelar y haciéndolo francamente bien, un elenco femenino mas que interesante y algunas colaboraciones que se agradecen, tal es el caso de John Carradine. El ritmo del film podría haber sido bueno pero acaba siendo excesivo, demasiado frenético para mi gusto, por lo que pierde credibilidad. Las solteronas no son tan incautas ni los timadores tan redimibles. Al menos en el corto plazo, que en el largo se puede ver cualquier cosa.
En resumen, una interesante obra de Preminger, muy lejos de Laura e incluso, para mi, también lejos de Al borde del peligro. Tiene sus valores, eso si. Y Dana Andrews es uno de ellos. Un valor seguro.
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