Que una película sea de Billy Wilder no otorga patente de corso. Que sea de Wilder no significa que estemos ante una obra maestra. La diferencia entre Wilder y muchísimos otros directores hay que buscarla en un conjunto magnífico y superior de trabajos cinematográficos y no en el pleno al quince, por utilizar términos quinielísticos.
Dicho esto y mencionando una vez que Wilder es uno de los genios de mi lámpara cinéfila, hay que añadir que Bésame, tonto es una entretenida película con muchos elementos que identifican a su director, pero un par de escalones por debajo de dos comedias superiores como fueron El apartamento y Con faldas y a lo loco. Incluso, si me apuran, en el escalón inmediatamente superior, se apelotonan 1,2,3, ¿Que ocurrió entre mi padre y tu madre?, En bandeja de plata y Primera plana.
Resulta curioso que en casi todas las citadas intervenga Jack Lemmon y en cambio no lo haga en Bésame, tonto, pero yo no buscaría por ese lado la razón del descenso en cuanto a calidad se refiere. Ray Walston no lo hace mal. No. Ese no es el problema. La causa de este ligerísimo fracaso hay que buscarla en un guión donde, a diferencia de sus grandes comedias, se cae mucho más en elementos demasiado socorridos (por ejemplo las bromitas en las duchas) y abundan menos los originales gags a los que estamos demasiado acostumbrados.
Todo ello sin contar la polémica que originó la película en los estamentos más puritanos de la sociedad USA y en los grupos ultradefensores de la moralidad. La cosa no estaba para frivolidades y mucho menos para intercambios de parejas. De ahí que la tijera hiciese su agosto e incluso, resulta sorprendente que la escena de la roulotte fuese eliminada en la exhibición americana y no en la europea.
Dean Martin no convence ni como autorretrato de si mismo, todo lo contrario de Kim Novak que derrocha belleza y calidad en una "desbordante" interpretación. Buena aparición de Felicia Farr.
Estoy de acuerdo en que amar el cine y ser algo así como fan de Billy Wilder viene a ser lo mismo, pero ello no nos debe llevar a confusión. Wilder, como todos, tiene obras maestras, muy buenas, buenas y regulares, (malas, probablemente no) y Bésame tonto está entre las buenas. No es poco.
Dicho esto y mencionando una vez que Wilder es uno de los genios de mi lámpara cinéfila, hay que añadir que Bésame, tonto es una entretenida película con muchos elementos que identifican a su director, pero un par de escalones por debajo de dos comedias superiores como fueron El apartamento y Con faldas y a lo loco. Incluso, si me apuran, en el escalón inmediatamente superior, se apelotonan 1,2,3, ¿Que ocurrió entre mi padre y tu madre?, En bandeja de plata y Primera plana.
Resulta curioso que en casi todas las citadas intervenga Jack Lemmon y en cambio no lo haga en Bésame, tonto, pero yo no buscaría por ese lado la razón del descenso en cuanto a calidad se refiere. Ray Walston no lo hace mal. No. Ese no es el problema. La causa de este ligerísimo fracaso hay que buscarla en un guión donde, a diferencia de sus grandes comedias, se cae mucho más en elementos demasiado socorridos (por ejemplo las bromitas en las duchas) y abundan menos los originales gags a los que estamos demasiado acostumbrados.
Todo ello sin contar la polémica que originó la película en los estamentos más puritanos de la sociedad USA y en los grupos ultradefensores de la moralidad. La cosa no estaba para frivolidades y mucho menos para intercambios de parejas. De ahí que la tijera hiciese su agosto e incluso, resulta sorprendente que la escena de la roulotte fuese eliminada en la exhibición americana y no en la europea.
Dean Martin no convence ni como autorretrato de si mismo, todo lo contrario de Kim Novak que derrocha belleza y calidad en una "desbordante" interpretación. Buena aparición de Felicia Farr.
Estoy de acuerdo en que amar el cine y ser algo así como fan de Billy Wilder viene a ser lo mismo, pero ello no nos debe llevar a confusión. Wilder, como todos, tiene obras maestras, muy buenas, buenas y regulares, (malas, probablemente no) y Bésame tonto está entre las buenas. No es poco.
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