Entre la extensa filmografía de Lang, quisiera destacar las obras realizadas en los años 40, una década prodigiosa para su cine, con títulos míticos como Perversidad, La mujer del cuadro y sus films anti nazis, entre los que se cuenta Clandestino y Caballero, película de espías francamente interesante, bien conseguida y con momentos de suspense que hubiese podido filmar el mismísimo Alfred Hitchcock.
La película tiene un aire a Con la muerte en los talones, no tanto por la confusa identidad del protagonista (aquel misterioso Mister Kaplan) sino por las maniobras “orquestales” para evitar ser cazados por los matones de la Gestapo. Bueno, a Lilli Palmer le sobran condiciones pero le falta ese toque de distinción de Eva Marie Saint, pero en conjunto, el tandem Cooper - Palmer, funciona al punto de ebullición (según algunos comentarios leídos en la red) más allá de los platós.
En el más puro estilo, agente secreto tipo Bond, evidentemente con las limitaciones de este género de películas al tiempo que con sus virtudes, especialmente su capacidad de entretener, la película plantea la investigación de las armas nucleares en relación con el conflicto bélico de la 2ª Guerra Mundial, transmitiendo a los espectadores la importancia que la obtención por uno u otro bando de la bomba atómica tendría en el desenlace final del conflicto. Un buen guión que Lang desarrolla de forma magistral con escenas memorables como la lucha entre el profesor Jesper (Gary Cooper) y el agente de la Gestapo, la avería del camión en el puesto de control alemán o la curiosa forma de entretener el tiempo de un científico, escribiendo formulas sobre el movimiento de los caballitos
Y por descontado con ese estilo propio Lang, que no olvida sus raíces expresionistas. La escena de la habitación entre sombras con la imagen del profesor en el espejo, y sobre todo la mano enemiga crispada sobre el rostro de Alvah Jesper son adecuados ejemplos de esta afirmación.
Hay quienes siempre están buscando semejanzas y diferencias con las películas de su primera época y estableciendo odiosas comparaciones. Mi opinión es que se equivocan y que de algún modo las lágrimas no les dejan ver las estrellas.
La película tiene un aire a Con la muerte en los talones, no tanto por la confusa identidad del protagonista (aquel misterioso Mister Kaplan) sino por las maniobras “orquestales” para evitar ser cazados por los matones de la Gestapo. Bueno, a Lilli Palmer le sobran condiciones pero le falta ese toque de distinción de Eva Marie Saint, pero en conjunto, el tandem Cooper - Palmer, funciona al punto de ebullición (según algunos comentarios leídos en la red) más allá de los platós.
En el más puro estilo, agente secreto tipo Bond, evidentemente con las limitaciones de este género de películas al tiempo que con sus virtudes, especialmente su capacidad de entretener, la película plantea la investigación de las armas nucleares en relación con el conflicto bélico de la 2ª Guerra Mundial, transmitiendo a los espectadores la importancia que la obtención por uno u otro bando de la bomba atómica tendría en el desenlace final del conflicto. Un buen guión que Lang desarrolla de forma magistral con escenas memorables como la lucha entre el profesor Jesper (Gary Cooper) y el agente de la Gestapo, la avería del camión en el puesto de control alemán o la curiosa forma de entretener el tiempo de un científico, escribiendo formulas sobre el movimiento de los caballitos
Y por descontado con ese estilo propio Lang, que no olvida sus raíces expresionistas. La escena de la habitación entre sombras con la imagen del profesor en el espejo, y sobre todo la mano enemiga crispada sobre el rostro de Alvah Jesper son adecuados ejemplos de esta afirmación.
Hay quienes siempre están buscando semejanzas y diferencias con las películas de su primera época y estableciendo odiosas comparaciones. Mi opinión es que se equivocan y que de algún modo las lágrimas no les dejan ver las estrellas.
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