viernes, 9 de enero de 2009

MURMULLOS EN LA CIUDAD (JOSEPH L. MANKIEWICZ - 1951)


Después de haber visto tres películas como Eva al desnudo, La huella o La condesa descalza, todas ellas de Mankiewicz, Murmullos en la ciudad se me antoja una obra menor. Y ello a pesar de la interpretación mas que notable de Cary Grant que destroza nuestros iniciales reparos con una excelente interpretación del Dr. Praetorius.


Hablar de Cary Grant es hablar, casi siempre, de comedias. Y de comedia se califica esta película. No obstante, la línea divisoria entre la sonrisa y la cruda realidad es, a veces, demasiado sutil. Y este es el caso. Un intento de suicidio en una comedia, encaja bastante mal y lo mismo puede decirse de un cadáver sobre una mesa de laboratorio presto a ser diseccionado en aras de la ciencia. Claro que, gracias a su innegable aroma humorístico, la película, para sorpresa del propio Mankiewicz, fue aprobada por la tristemente famosa Comisión Hays a pesar de sus críticas al pacatismo de una sociedad que antepone el "que dirán" a la vida humana y de las alusiones más que explícitas a la caza de brujas del senador MacCarty.

A pesar de que todas estas circunstancias le dan un valor adicional al film, este presenta muchas deficiencias no tanto en sus historias básicas (la exaltación de la práctica médica y la perdida de consideración familiar y social de las madres solteras) sinó en esas otras historias que deberían sostener el conjunto de la trama. Hay mucha endeblez en la historia del amigo inseparable Shunderson e incluso poca solidez en los cargos imputados al enjuiciado doctor. Y esta debilidad argumental no se salva siquiera con una excelente interpretación de Cary Grant más en la línea Kildare, para que me entiendan, que en la de los acartonados galenos que solían aparecer en el cine de aquellos tiempos.

Para concluir. Resulta interesante, sobre todo si queremos darle un repaso a la obra de Mankiewicz. Cuenta además con buenos diálogos, marca de la casa, pero tal vez no sea suficiente o es que este director nos tiene mal acostumbrados...




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