jueves, 12 de marzo de 2009

EL CASO 880 (EDMUND GOULDING -1950)

La singularidad de un caso, el 880, al que no pudo darse solución durante muchísimos años por los todopoderosos agentes del Tesoro norteamericano, resultaba, a priori, un argumento lo suficientemente interesante como para intrigarnos y captar nuestra atención. Y realmente la película consigue gran parte de lo que pretende, pero no tanto por la vía de una intriga prácticamente inexistente sino por la vía de la sencillez, donde un personaje (Skipper) de tan entrañable como resulta se nos hace increíble y donde la justicia levanta su aparente venda para impartirse con los ojos bien abiertos.




Edmund Gwenn es aquel actor con el que, muchos, hemos compartido año tras año las recogidas tardes de la Semana Santa, cuando el turismo ni siquiera era un gran invento y donde Calabuch de Berlanga compartía carta de ajuste con Ben Hur o Marcelino Pan y Vino. Pero Gween es mucho más, una carrera fundamentalmente como actor de reparto, con títulos ilustres al lado de directores míticos. Ahí quedaron para darles un repaso La gran aventura de Silvia de Cukor, Enviado Especial de Hitchcock o Vida con mi padre de Curtiz. Un actor a repasar y a recuperar al que esos tejemanejes de las productoras situaron aquí por debajo, en los títulos de crédito, de Burt Lancaster y Dorothy McGuire y que sin quitarle méritos a estos podría perfectamente haberlos desbancado del escalafón.

Burt Lancaster no parece encajar demasiado bien en papeles cuyo nivel de trascendencia no ande muy por encima de la comedia moralizante, como es el caso. Da más el perfil de hombre duro, curtido por los golpes o por la propia vida, caso de Novecento de Bertolucci, de El Gatopardo de Visconti o incluso de Atlantic City de Maille. Claro que eran papeles de una madurez algo tardía. Pero incluso en sus años jóvenes le sentaban mejor los roles de duro (Forajidos o El abrazo de la Muerte, de Siodmak). Se que su filmografía es rica en todos los géneros, pero el Lancaster cómico, pues… va a ser que no.



Por su parte, Dorothy McGuire sigue dejándonos buenas vibraciones como ya lo hizo en La Gran Prueba o especialmente en Lazos Humanos. Gran actriz esta Dorothy.

En resumen, comedia moralizante que consigue lo que pretende, es decir entretenernos y que por encima de todas las cosas despierta el gusanillo de conocer la obra fílmica de un actor como Gwenn que consiguió el Globo de Oro por este trabajo y de quien urge su recuperación inmediata.




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