jueves, 19 de marzo de 2009

SCARAMOUCHE (GEORGE SIDNEY - 1952)


Las diferencias entre el cine de aventuras y un documental del canal Historia son tan evidentes que no quiero ocupar un tiempo precioso, para mí y para ustedes, explicándolas. Saco esto a colación por algún comentario critico respecto a esas clases magistrales de esgrima capaces de convertir al más torpe de los espadachines en un aspirante a campeón de florete. La cosa,es cierto, recuerda a esos manuales tipo “Aprenda esgrima en diez lecciones”, pero lo mismo que fútbol es fútbol (Boskov dixit), cine es cine y además, en el género aventurero encajan muy bien todas las incongruencias espacio-tiempo, al servicio del divertimento que es de lo que se trata.

Y lo mismo que la comedia dell´arte juega impunemente con los absurdos, haciendo que las farolas se doblen a voluntad o los estacazos sean tracas verbeneras, Scaramouche juega con el espectador para, alejándole de las lógicas cartesianas, simplemente entretenerle y divertirle, aunque muchos hechos no resistan un examen riguroso ni se sometan a la ley de las probabilidades. ¿Se lo pasó usted bien? Pues ya está. Eso es todo lo que cuenta. No le dé más vueltas. No todo han de ser dramas, thriller o películas que te atornillan sin piedad a la butaca. Hay un cine de evasión precisamente para eso, para evadirnos por unos minutos de una realidad a la que luego volvemos, volvemos y volvemos... Y en esa evasión están Los tres mosqueteros, El capitán Trueno o el propio Scaramouche. ¡Viajemos al sabor de la aventura!

Dirigida por un George Sidney quién ya se había atrevido con la obra de Dumas la película es un excelente exponente del subgénero de "capa y espada" con uno de los actores más aventureros que en el cine han sido, Stewart Granger, recordemos El Prisionero de Zenda, Salomé, Las minas del Rey Salomón o Todos los hermanos eran valientes. Se ha dicho que a Granger le falta ese tono burlesco necesario para dar el verdadero matiz al personaje de Scaramouche. Tal vez. Pero les aseguro que lo hace bien y que su interpretación es creíble y meritoria. A su lado Mel Ferrer, casi perfecto en su papel de infame y "chapeau" su manejo de la espada (tanto si es propio como si es doblado). De ellas, me quedo con la exuberancia de Eleanor Parker antes que con la porcelana de Janet Leigh, aunque ninguna desmerece.

Si, ya sé que es de las típicas películas de sábado por la tarde, en la sobremesa. Ya. Pero eso no la hace necesariamente mala. Quienes sustentan sus críticas en este tipo de cosas lo que en realidad están manifestando es su incapacidad para valorar el cine por el cine, por lo que ofrecían y por lo que aún ofrecen. Y Scaramouche ofrece evasión, acción, aventura, romance y calidad, sea en la sobremesa del sábado o en ¡Qué grande es el cine!.






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