lunes, 14 de septiembre de 2009

DRACULA (TOD BROWNING - 1931)

 


Lo de buscar los orígenes de Drácula me parece una tarea al menos tan ardua como la incansable búsqueda del "doctor Livingstone supongo" así que nos ceñiremos a los orígenes literarios donde las cosas están algo más claras y se acepta universalmente a Brian Stoker como el padre de la criatura, circunstancia avalada por las continuas reclamaciones de derechos solicitadas por su viuda Florence con motivo del Nosferatu de Murnau, un Drácula expresionista tan genial como camuflado.

A partir de ese momento la viuda Stoker empezó a hacer concesiones, evidentemente con compensaciones monetarias, lo que permitió su traslado a Broadway donde Hamilton Deane y John L. Balderston toquetearon el guión para adaptarlo a los gustos del público. Estamos hablando de Nueva York, octubre del 27, con Bela Lugosi (desconocido por aquel entonces) como protagonista. Se ruega no confundir con musicales más modernos. El toqueteo estuvo bien. Tanto que la Universal también entró en tratos con la viuda de Drácula para hacerse con sus derechos cinematográficos, circunstancia harto difícil y que se resolvió muy favorablemente gracias a la capacidad de seducción del tal Bela o al menos eso dicen las lenguas de doble filo.

El caso es que Lugosi estaba obsesionado con el papel. Un papel que Tod Browning y Carl Laemmle Jr., dueño e hijo del fundador de los Estudios Universal, tenían preparadísimo para Lon Chaney y que al fallecer este, fue ofrecido también a Conrad Veidt. Sin embargo el papel acabó siendo para Lugosi quien aceptó cobrar un salario bastante bajo, incluso por debajo del de David Manners en su rol de un letrado del conde Drácula mucho más vampiro de lo habitual.

Esta versión de Tod Browning (La parada de los monstruos, Garras Humanas) es todo un clásico. Uno de esos clásicos de terror imprescindibles, aunque sepamos que de terror " rien de rien". Una de esas películas que crea escuela y a la que el paso del tiempo y sobre todo la evolución del cine y de sus técnicas van dejando envuelta en las telarañas del olvido. Claro que las telarañas le sientan muy bien a una película de vampiros y si encima les damos un baño musical en El lago de los cisnes de Tchaikovsky pues la cosa pinta bien y es asignatura obligada para aprendices de esto del cine como yo.

Morbo añadido: El tal Bela Lugosi acabo sus días creyéndose Drácula. Tanto es así que se dice, se comenta que dormía en un ataúd y que una vez muerto fue envuelto en la capa de forro rojo. Lo que ya no se ha dicho es si se levanta por las noches...



3 comentarios:

Crowley dijo...

Estimado Father, qué decir de este clásico que no hayas dicho ya. Por cierto, ¿tienes algo de beber?, es que tengo sed y... no, no... yo... no bebo... vino...
Saludos

ANRO dijo...

No recuerdo ahora mismo el título de una novela negra que leí hace tiempo, ambientada en el Hollywood de aquellos años. En ella se describían las ceremonias nocturnas de Mr. Lugosi. Es más que posible que el hombre andase un poco tocado del coco.
Lo cierto es que cuando estuve en los Angeles fui al Memorial Cemetery de Hollywood y a pesar de las muchas curiosidades que encontré no ví la tumba de Lugosi.
Un abrazote

Jack dijo...

No es una gran película pero imprescindible para cualquier cinéfilo.