Scorsese incluyó esta película entre las que mejor reflejaban la oscuridad y el ambiente amenazador del cine negro. Esta afirmación de toda una autoridad en esto del cine, me ha ayudado a considerar la película de Ida Lupino desde distintas ópticas.
Desde la óptica formal, Outrage es auténtico cine negro durante sus 30 primeros minutos, culminando en la escena de la persecución y posterior ultraje. Los callejones entre almacenes, las sombras inquietantes, el pánico y un tenso "in - crescendo" cuyo cenit, "musicalmente" hablando, se alcanza con la sirena disparada y atronante de un camión que, enmascarando los gritos de la victima, altera el sueño de un vecino a quien obliga a cerrar la ventana.
Pero también debemos considerar otras ópticas. Si profundizamos en la historia que se nos cuenta, percibiremos que, aunque existen elementos del cine negro, delitos, delincuentes, policías o sesiones de identificación, el sentido finalista de la película cabe encontrarlo más en el terreno psicológico y social que en el puramente policíaco. Lo importante no está tanto en encontrar al culpable (identificado para el espectador muy claramente desde el principio) sino en las consecuencias psíquicas que la agresión sexual supone para la protagonista. En este sentido la obra de Ida Lupino tiene momentos excelentes y absolutamente impactantes. La escena en que Ann grita desconsolada y desgarradoramente, asida los barrotes de la cama es ciertamente estremecedora. Absolutamente fuerte. Creo que la sensibilidad femenina de la directora ha conseguido transmitir la dureza del momento, sin olvidar el fenomenal registro de Mala Powers.
Podemos también analizar el film desde ópticas moralistas de pequeñas comunidades hipócritas, donde los agredidos acaban sintiéndose agresores o lo que es peor, apestados. Es otra visión y no muy frecuente dentro de un cine negro digamos ortodoxo.
Reconociendo el magisterio de Scorsese, creo que Ida Lupino con Outrage, va más allá, y construye una película global donde el noir se extiende al terreno de los sentimientos. Contar el drama de una violación con sus traumatismos psíquicos en los años 50 no era fácil y hacerlo desde la mirada femenina mucho menos. Por ello, la película es plenamente recomendable y aunque su resolución sea un tanto light, casi en el terreno de las moralinas, no desvirtúa la fuerza y la intensidad de un tema difícil a que Ida Lupino sabe sacar mucho partido.
Desde la óptica formal, Outrage es auténtico cine negro durante sus 30 primeros minutos, culminando en la escena de la persecución y posterior ultraje. Los callejones entre almacenes, las sombras inquietantes, el pánico y un tenso "in - crescendo" cuyo cenit, "musicalmente" hablando, se alcanza con la sirena disparada y atronante de un camión que, enmascarando los gritos de la victima, altera el sueño de un vecino a quien obliga a cerrar la ventana.
Pero también debemos considerar otras ópticas. Si profundizamos en la historia que se nos cuenta, percibiremos que, aunque existen elementos del cine negro, delitos, delincuentes, policías o sesiones de identificación, el sentido finalista de la película cabe encontrarlo más en el terreno psicológico y social que en el puramente policíaco. Lo importante no está tanto en encontrar al culpable (identificado para el espectador muy claramente desde el principio) sino en las consecuencias psíquicas que la agresión sexual supone para la protagonista. En este sentido la obra de Ida Lupino tiene momentos excelentes y absolutamente impactantes. La escena en que Ann grita desconsolada y desgarradoramente, asida los barrotes de la cama es ciertamente estremecedora. Absolutamente fuerte. Creo que la sensibilidad femenina de la directora ha conseguido transmitir la dureza del momento, sin olvidar el fenomenal registro de Mala Powers.
Podemos también analizar el film desde ópticas moralistas de pequeñas comunidades hipócritas, donde los agredidos acaban sintiéndose agresores o lo que es peor, apestados. Es otra visión y no muy frecuente dentro de un cine negro digamos ortodoxo.
Reconociendo el magisterio de Scorsese, creo que Ida Lupino con Outrage, va más allá, y construye una película global donde el noir se extiende al terreno de los sentimientos. Contar el drama de una violación con sus traumatismos psíquicos en los años 50 no era fácil y hacerlo desde la mirada femenina mucho menos. Por ello, la película es plenamente recomendable y aunque su resolución sea un tanto light, casi en el terreno de las moralinas, no desvirtúa la fuerza y la intensidad de un tema difícil a que Ida Lupino sabe sacar mucho partido.
1 comentario:
Bueno, hermano, esto sí que es una casualidad de las grandes. Si estuviéramos más cercanos te invitaría a tomar una birrita en mi casa, y brindaríamos por la amistad que proporciona el cine.
La idea de escribir un post sobre Lupino surgió espontáneamente cuando leía un libro sobre Leni Riefenstahl. Decidí que podría salir una buena serie dedicada a las mujeres directoras. La primera sobre la que me documenté fue en Ida en la que acabamos de coincidir.
Enhorabuena y vamos a seguir haciendo cosillas por el cine.
Un abrazote
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