Las comparaciones siempre son odiosas y comparar Ruthless con Ciudadano Kane además de odio conllevaría falta de justicia para con la película de Ulmer a la que considero un buen ejercicio sobre el mismo tema.
Por cierto, el tema no es tanto el de la traición, como inadecuadamente se titula la película en nuestro idioma, sino el de la ambición y la falta de escrúpulos. Ruthless podría haberse traducido mejor como Despiadado, Sin Piedad ó Por encima de todo... La traición, como mucho, es la resultante inevitable. Es algo así como las marcas de las botas en la tierra después de haberlo pisoteado todo. ¿quién puede seguir confiando en alguien que te despoja de todo? Del amor, de la amistad y por supuestísimo del dinero.
Todo se compra y se vende. Todos tenemos un precio. Poderoso caballero es Don Dinero. ¿El agradecimiento y la honradez? ¿Qu’est-ce que? Una molestia y un engorro. Obstáculos en el camino de la fama y el poder del dinero. En breve resumen, Ulmer nos ofrece un manual de Cómo alcanzar la cima del poder económico ¿social? en una semana y a quien hay que pisar.
No me negarán que el tema da para bastante. Y he de decirles que la película de Ulmer en la medida que no busquemos comparaciones, no decepciona. Todo lo contrario. Tiene fuerza, tensión, diálogos mezcla de odio y ambición desmesurada. Tiene hasta un huracán Katrina en forma del magnate Horace Woodroff Woody Vendig (Zachary Scott) y una interpretación muy buena, tirando a soberbia, del hombre gordo de El Halcón Maltés, ya saben, Sidney Greenstreet. La escena en que su mujer lo enfrenta al espejo es absolutamente genial.
¡Ah! Y por tener, tenemos hasta a un Raymond Burr (nuestro queridísimo Perry Mason, ó si lo prefieren Ironside) en un papel breve pero interesante.
Se nota que la peli tiene dinero, por fuera y por dentro. Es por ello que no es calificable como cine estrictamente serie B (del que Ulmer es el rey) salvo que sea B de buena, en cuyo caso estaremos de acuerdo.
Por cierto, el tema no es tanto el de la traición, como inadecuadamente se titula la película en nuestro idioma, sino el de la ambición y la falta de escrúpulos. Ruthless podría haberse traducido mejor como Despiadado, Sin Piedad ó Por encima de todo... La traición, como mucho, es la resultante inevitable. Es algo así como las marcas de las botas en la tierra después de haberlo pisoteado todo. ¿quién puede seguir confiando en alguien que te despoja de todo? Del amor, de la amistad y por supuestísimo del dinero.
Todo se compra y se vende. Todos tenemos un precio. Poderoso caballero es Don Dinero. ¿El agradecimiento y la honradez? ¿Qu’est-ce que? Una molestia y un engorro. Obstáculos en el camino de la fama y el poder del dinero. En breve resumen, Ulmer nos ofrece un manual de Cómo alcanzar la cima del poder económico ¿social? en una semana y a quien hay que pisar.
No me negarán que el tema da para bastante. Y he de decirles que la película de Ulmer en la medida que no busquemos comparaciones, no decepciona. Todo lo contrario. Tiene fuerza, tensión, diálogos mezcla de odio y ambición desmesurada. Tiene hasta un huracán Katrina en forma del magnate Horace Woodroff Woody Vendig (Zachary Scott) y una interpretación muy buena, tirando a soberbia, del hombre gordo de El Halcón Maltés, ya saben, Sidney Greenstreet. La escena en que su mujer lo enfrenta al espejo es absolutamente genial.
¡Ah! Y por tener, tenemos hasta a un Raymond Burr (nuestro queridísimo Perry Mason, ó si lo prefieren Ironside) en un papel breve pero interesante.
Se nota que la peli tiene dinero, por fuera y por dentro. Es por ello que no es calificable como cine estrictamente serie B (del que Ulmer es el rey) salvo que sea B de buena, en cuyo caso estaremos de acuerdo.
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