Bien, ahora resulta que lo que yo había venido llamando, de forma tan inocente como inapropiada, cine de romanos, debe llamarse con más propiedad, cine épico ó, si usted quiere quedar bien en sociedad, peplum.
¿Qué es eso del peplum se estarán preguntando?. Bueno, pues se trata de la denominación que los franceses dieron a las películas ambientadas en el mundo clásico (leído en Internet). O sea que hay que extender el entorno más allá de las siete colinas e incluso de los límites del Imperium y transportarnos tiempo-espacio hasta las fronteras de la Grecia Clásica, Troya incluida.
Los italianos, de casta les viene, fueron los reyes del género peplum por excelencia. Claro que en la subversión peplum cutre y comercial, poco respetuosa con vestuarios y ambientación. Vamos, serie B dentro de la serie B. O dicho a lo marxista, parte contratante de la parte contratante de la parte contratante... Porque, veamos, peplum del bueno se cocía más en los fogones americanos que en los italianos. Probablemente habría más pasta ( y no precisamente tallarines) en las despensas USA y por eso pudieron hacerse cosas como Ben Hur, Espartaco, Quo Vadis ó la mismísima Cleopatra. Por eso los transalpinos se cocinaron sus pizzas peplum-margaritas, palomitas ó bocata de mortadela incluidos.
Y así tenemos cosas como ésta, con Steve Reeves, maese peplum por excelencia e increíble representante de la musculosa raza humana y una actriz que me dejó vibraciones a lo Beach Boys, es decir, buenas, Chelo Alonso, con baile de las cuatro espadas incluido por el mismo precio. ¿La historia? Todo parecido con la realidad es pura coincidencia.
Ahora, eso si, para hacer manitas ó algo mas en el cine, es perfecta.
¿Qué es eso del peplum se estarán preguntando?. Bueno, pues se trata de la denominación que los franceses dieron a las películas ambientadas en el mundo clásico (leído en Internet). O sea que hay que extender el entorno más allá de las siete colinas e incluso de los límites del Imperium y transportarnos tiempo-espacio hasta las fronteras de la Grecia Clásica, Troya incluida.
Los italianos, de casta les viene, fueron los reyes del género peplum por excelencia. Claro que en la subversión peplum cutre y comercial, poco respetuosa con vestuarios y ambientación. Vamos, serie B dentro de la serie B. O dicho a lo marxista, parte contratante de la parte contratante de la parte contratante... Porque, veamos, peplum del bueno se cocía más en los fogones americanos que en los italianos. Probablemente habría más pasta ( y no precisamente tallarines) en las despensas USA y por eso pudieron hacerse cosas como Ben Hur, Espartaco, Quo Vadis ó la mismísima Cleopatra. Por eso los transalpinos se cocinaron sus pizzas peplum-margaritas, palomitas ó bocata de mortadela incluidos.
Y así tenemos cosas como ésta, con Steve Reeves, maese peplum por excelencia e increíble representante de la musculosa raza humana y una actriz que me dejó vibraciones a lo Beach Boys, es decir, buenas, Chelo Alonso, con baile de las cuatro espadas incluido por el mismo precio. ¿La historia? Todo parecido con la realidad es pura coincidencia.
Ahora, eso si, para hacer manitas ó algo mas en el cine, es perfecta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario