Hay películas que son como una infusión de gases lacrimógenos. Y no es casual. Nada de eso. Existe una técnica de preparación. Se coge niño, preferiblemente rubito y angelical y se mezcla con padre jugador, borrachín o, mejor, ambas cosas. Se le añade conflicto familiar, ya saben, padres mal avenidos, disputas y divorcios... Kramer contra Kramer, para entendernos y después de mezclarlo bien y cocer al punto, le añadimos un chorrito de enfermedades incurables o de algún lamentabilísimo deceso, preferiblemente justo antes de servir acompañado de esperanzadoras gotas de un futuro que, desgraciadamente, se cercena por designios divinos incomprensibles para espectadores mortales. Servir, preferiblemente caliente y ya está, a sorber lagrimones.
Menos mal que El campeón de Vidor nos deja, a diferencia del de Zeffirelli, una soberbia actuación de Wallace Beery y otra performance magistral de Jackie Cooper, actor infantil que ya tenia en su poder el record de haber sido el nominado al Oscar al mejor actor más joven (9 años) por Skippy de Norman Taurog. Su trabajo conjunto, de la mano de King Vidor, es mas que notable y entre todos ellos componen una buena y lacrimógena película que también estuvo nominada a los académicos premios.
Película y director, se quedaron simplemente en nominados (lo cual no es poco) pero faltaba algo, no sé bien qué. Tal vez una madre (Irene Rich) menos veleidosa, más convincente y sobreactuando menos. La intensidad del drama familiar se rompe por ese lado. Y eso lo acusa la película.
Un poco de desahogo sentimentaloide siempre viene bien. Es absolutamente necesario para descargar tensiones y esas cosas. No obstante no acabo de congeniar demasiado con esas películas que, desde que son un pequeño proyecto en la mente de sus realizadores ya se están haciendo predicciones, no de los futuros ingresos en taquilla sino de los pañuelos que se van a utilizar. No obstante, en este terreno, la de Zeffirelli gana a los puntos, nunca mejor dicho.
Menos mal que El campeón de Vidor nos deja, a diferencia del de Zeffirelli, una soberbia actuación de Wallace Beery y otra performance magistral de Jackie Cooper, actor infantil que ya tenia en su poder el record de haber sido el nominado al Oscar al mejor actor más joven (9 años) por Skippy de Norman Taurog. Su trabajo conjunto, de la mano de King Vidor, es mas que notable y entre todos ellos componen una buena y lacrimógena película que también estuvo nominada a los académicos premios.
Película y director, se quedaron simplemente en nominados (lo cual no es poco) pero faltaba algo, no sé bien qué. Tal vez una madre (Irene Rich) menos veleidosa, más convincente y sobreactuando menos. La intensidad del drama familiar se rompe por ese lado. Y eso lo acusa la película.
Un poco de desahogo sentimentaloide siempre viene bien. Es absolutamente necesario para descargar tensiones y esas cosas. No obstante no acabo de congeniar demasiado con esas películas que, desde que son un pequeño proyecto en la mente de sus realizadores ya se están haciendo predicciones, no de los futuros ingresos en taquilla sino de los pañuelos que se van a utilizar. No obstante, en este terreno, la de Zeffirelli gana a los puntos, nunca mejor dicho.
3 comentarios:
Si es una película para sacar el pañuelo. Acabo de leer tus anteriores posts y siempre hay algo nuevo para mi, como "Murmullos en la ciudad". A mi Rene Clair me gusta por su planificación pero no me acaban de llenar sus historias. Saludos
Utilizar a los niños para hacer llorar en el cine es algo demasiado frecuente. Si repasas las películas que hemos visto ya son numerosas las que utilizan a los niños, pero si piensas en esas películas malas que nunca veremos, ya debe ser una exageración. Pero claro... King Vidor convierte en oro lo que toca. Un saludo
BUENOS DIAS. SABE USTED DOND EPUEDO CONSEGUIR LA PELICULA COMPLETA???
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